sábado, 2 de diciembre de 2023

Misión a los poderosos - La Misión de Dios

“¿Qué aprovecha el hombre si gana el mundo entero y pierde su vida? ¿Qué puede dar el hombre a cambio de su vida?” (Mateo 16:26).

Si bien se escribió hace muchos años, la Biblia, la Palabra de Dios, es la revelación de la verdad de Dios para nuestro mundo. Y, entre las muchas verdades que revela, está la de la naturaleza humana, y que básicamente somos todos iguales: pecadores necesitados de la gracia divina. Esto incluye a los ricos y los poderosos. Los ricos y los poderosos de los tiempos bíblicos no eran diferentes de los ricos y los poderosos de los tiempos modernos, especialmente en su búsqueda de riqueza, fama y poder, muchas veces (aunque no siempre) a expensas de los vulnerables. Sin embargo, Dios demuestra el mismo interés por la salvación de los ricos y los poderosos que por los débiles y los necesitados. Las Escrituras ofrecen algunos ejemplos apasionantes de personajes bíblicos que eran poderosos, o ricos o ambas cosas, y cómo Dios los utilizó para ser de bendición para las naciones: Abraham, Isaac, Job, Salomón y José, por citar algunos ejemplos. 
Hoy exploraremos la misión de Dios en favor de los ricos y los poderosos. Emprendamos el viaje para ver cómo Dios alcanzó a algunas de estas personas y cómo llama y prepara a los adventistas para dar testimonio a ellos también en la actualidad.

I. NABUCODONOSOR

Como adventistas del séptimo día, creemos en lo que se conoce como la “expiación ilimitada”. Esto significa que, a diferencia de la postura de algunos cristianos, creemos que la muerte de Cristo fue por toda la humanidad, no únicamente por un grupo especial de los predestinados por Dios para la salvación. Porque Dios “desea que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4), Jesús se ofreció como sacrificio “por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:2). Por eso todos fuimos elegidos “en él desde antes de la creación del mundo” (Efesios 1:4), aunque no todos lo elijan a él. Por consiguiente, también, encontramos relatos en la Biblia de todo tipo de personas que son alcanzadas para Dios.

¿En Daniel 4 qué le sucedió al rey aquí, y qué nos dice esto acerca de la salvación que llegó a uno de los hombres más poderosos del mundo?

Un ejemplo sorprendente en la Biblia de cómo Dios alcanza a los incrédulos poderosos es la historia del rey Nabucodonosor. El juicio de Dios se ejecutó sobre él de una manera similar a la de algunos reyes israelitas (ver, por ejemplo, 2 Crónicas 32:25, 26; 1 Reyes 14:21-31; 1 Samuel 28). El relato bíblico de Nabucodonosor, quien recapacitó y reconoció al Dios creador, muestra que Dios se preocupa tanto por los ricos y los poderosos como por los débiles y los necesitados. En el versículo 37, el hombre más poderoso de la Tierra declaró: “Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdad, sus caminos justos y puede humillar a los que andan con soberbia” (Daniel 4:37). ¡Ojalá todos los ricos, los poderosos y los soberbios de entre los mortales comprendieran esta verdad!

¿Qué podemos aprender de esta historia? 
En primer lugar, Dios utiliza a creyentes comprometidos, como Daniel, como puente para llegar a los incrédulos poderosos. 
En segundo lugar, Dios puede intervenir directamente en el proceso de testificación para alcanzar a los incrédulos poderosos. Dios humilló a Nabucodonosor por su orgullo y su arrogancia. Y, aunque esta fue una historia muy dramática, hay muchas otras maneras en las que los ricos, los poderosos y los arrogantes pueden ser humillados.

Aunque no seamos ricos ni poderosos según los criterios del mundo, ¿por qué debemos tener cuidado de evitar el tipo de arrogancia que había manifestado este rey? ¿Por qué tener esa actitud es más fácil de lo que pensamos?

II. NAAMÁN

Cristo murió por todos, independientemente de su origen, riqueza, etnia o estatus. Dios está alcanzando a poderosos del mundo no cristiano y espera que vivan a la altura de la luz que tienen (HAp, 342, 343)

¿Cuál es la manera de alcanzar a la gente para el Señor?

En 2 Reyes 5:17 al 19, Naamán hizo dos peticiones inusuales después de que Dios lo sanó de la lepra. 
En primer lugar, pidió llevar dos mulas cargadas de tierra de Israel a Siria, con el propósito de adorar al Dios vivo. Dijo: “Porque de aquí en adelante tu siervo no sacrificará holocausto ni ofrenda a otro dios sino al Señor” (2 Reyes 5:17). 
En segundo lugar, Naamán pidió permiso para inclinarse junto a su rey, aunque ya no adoraría a los dioses de su rey.

Ahora Naamán creía en el único Dios verdadero. Sin embargo, todavía tenía creencias paganas. Su pedido de llevarse tierra de Israel indicaba que no entendía completamente al Dios Creador. Tal vez, supuso que necesitaba llevar tierra porque, en su cosmovisión, Dios es territorial, como sus antiguos dioses; ¿o tal vez quería construir un altar con la tierra de Israel? De cualquier manera, su creencia en Dios estaba mezclada con sus antiguas creencias. La historia de Naamán ofrece un contexto para los no cristianos que se acercan a Cristo en la actualidad. Una lección que podemos aprender de la historia de Naamán es que los cambios de cosmovisión llevan tiempo.

La segunda petición era más preocupante. ¿Por qué Naamán pedía permiso para inclinarse junto con su rey para luego pedir a Dios que lo perdonara? La respuesta del profeta nos da una pista: “Ve en paz” (2 Reyes 5:19). Como poderoso de Siria, Naamán tenía deberes que cumplir que suponían un reto para su nueva fe. Es importante que los nuevos creyentes, especialmente los que provienen de otras religiones, reciban apoyo y orientación para hacer frente a las exigencias culturales y sociales de su vida pasada antes de ser una persona de fe.

Recuerda, Naamán dejó su país impío como leproso y regresó como un hombre sanado y un discípulo del Dios creador. Acababa de comenzar su experiencia. Necesitaba tiempo para crecer.

¿Qué lecciones debemos aprender de esta historia acerca de no presionar a la gente demasiado rápido, especialmente a quienes vienen de una cultura o trasfondo no cristiano?

III. TESTIFICAR A LOS INSTRUÍDOS:NICODEMO

Nicodemo era un hombre culto. La Biblia lo describe como un gobernante de los judíos (Juan 3:1). Jesús se refirió a él como maestro de Israel (Juan 3:10). Conocía bien la Biblia y tenía sed espiritual del Señor. Desde una perspectiva humana, podía parecer un seguidor de Dios. Guardaba todos los mandamientos y era un líder respetado entre los judíos. Era poderoso y rico. Muchos consideran que estas cosas eran señales de que Dios lo había bendecido. Sin embargo, resulta que estas apariencias superficiales eran únicamente eso: apariencias superficiales.

¿Cuáles eran las necesidades espirituales de Nicodemo y cómo las abordó Jesús de inmediato?

En Juan 3:1-12 cuando Nicodemo se acercó a Jesús, trató de salvar las apariencias, el statu quo. Pero Dios conocía su corazón. Del mismo modo, Dios conoce el corazón y las necesidades de todos los ricos y los poderosos, sin importar su origen. Nicodemo fue a Jesús porque sus enseñanzas lo habían convencido. Su orgullo le impedía confesar abiertamente a Jesucristo como Señor, pero aquella noche lo cambió para siempre. Incluso después de convencerse de que Jesús era el enviado de Dios, siguió sin reconocer abiertamente que era seguidor de Jesucristo.

"Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él. Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano. ¡Nunca ha hablado hombre así!
Los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y estos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído?
Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!
Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados? ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos? Mas esta gente que no sabe la ley, maldita es. Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos: ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho? Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta". Juan 7:43-52.

"También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras". Juan 19:39.

¿Qué nos dicen estos textos acerca de Nicodemo y Jesús?

En estos versículos podemos ver que Nicodemo, obviamente, había quedado tremendamente impactado por Jesús. Intentó protegerlo cuando Jesús estaba vivo y luego honrarlo después de su muerte. Sin duda, Jesús había tocado a Nicodemo, quien por más alarde de su conocimiento y sabiduría que hiciera, tenía una gran necesidad del Salvador, como todos nosotros.

Conocer la verdad no es lo mismo que ser salvo. ¿Por qué esta es una distinción tan importante para nosotros? Si conocer la verdad no es lo único que nos salva, ¿qué es lo que nos salva?
¿Por qué debemos tener cuidado con la trampa de pensar que, dado que “tenemos la verdad” (y la tenemos), entonces el solo conocimiento de esta verdad es suficiente para salvarnos? ¿Cuántas almas se perderán que tenían conocimiento más que suficiente para salvarse, incluyendo el mensaje de los tres ángeles?

IV. MISIÓN EN FAVOR DE LOS RICOS

"Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones". Mateo 19:16-22.

¿Qué lecciones podemos aprender de esta historia en la que, a diferencia de Nicodemo, una persona no aceptó a Jesús?

Jesús dijo lo siguiente: “El que fue sembrado entre espinos es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y queda sin fruto” (Mateo 13:22). ¿Qué crees que quiso decir Jesús con “el engaño de las riquezas”? ¿Por qué no necesariamente tenemos que ser ricos para ser engañados por las riquezas?

La interacción de Jesús con el joven rico muestra lo peligrosa que puede ser la riqueza. Fíjate en estas palabras: “Repito: Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico en el Reino de Dios” (Mateo 19:24). Esto, por supuesto, no significa que los ricos no puedan salvarse, sino solo que, si no tienen cuidado, sus riquezas pueden ser realmente un impedimento para la salvación.

A fin de cuentas, los ricos y los pobres se enfrentan al mismo destino: la tumba. Esto significa que los ricos necesitan la salvación tan desesperadamente como los demás. El dinero no puede comprar la exención de la muerte; esa exención es un don que Jesús ofrece gratuitamente a quien la reclame por fe: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá” (Juan 11:25).

Lee Lucas 19:1 al 10. ¿Cuál es la diferencia entre esta historia y la del joven rico?

"Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador.  Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido".

¿Qué otras razones se te ocurren de por qué el joven rico rechazó a Jesús mientras que Zaqueo lo aceptó?

Zaqueo respondió a Jesús de una manera que, lamentablemente, no lo hizo el joven rico. Nota que Jesús no le dijo a Zaqueo que vendiera lo que tenía para dárselo a los pobres, como hizo con el joven rico. Jesús debió haber sabido cuán atado a su dinero estaba el joven rico, y por eso le dijo eso. En contraste, aunque no sabemos todo lo que hablaron cuando Jesús estuvo en su casa, Zaqueo se convirtió a Jesús y supo que tenía que hacer algunos cambios en su vida, especialmente en lo relacionado con sus riquezas.

“¿Qué aprovecha el hombre si gana el mundo entero y pierde su vida? ¿Qué puede dar el hombre a cambio de su vida?” (Mateo 16:26). ¿Qué deberían decirnos estas palabras a todos?

V. MISIÓN A FAVOR DE LOS PODEROSOS

Jesús sabía cómo hacerse amigo de los poderosos. Muchos de ellos lo admiraban y lo respetaban, y al mismo tiempo, también muchos lo despreciaban. Los poderosos de la Biblia que acudieron a Jesús en busca de ayuda seguramente sintieron que él se preocupaba por ellos. Además, muchos de los ricos y los poderosos no acudieron abiertamente a Jesús de inmediato; esperaron hasta estar seguros de que Jesús fuera realmente el Hijo de Dios. Ese fue el caso de Nicodemo y de José de Arimatea.

Lee Mateo 27:57 al 60 (ver también Mar. 15:43-47; Luc. 23:50-53; Juan 19:38-42). ¿Qué nos dice este relato acerca de la manera en que el Señor utilizó a un rico que evidentemente había quedado impactado por Jesús?

Hasta este momento, no habíamos oído nada de José de Arimatea. De repente, aparece este rico, casi de la nada, y es utilizado para ayudar a cumplir la profecía. Dios usó, y seguirá usando, a los ricos para sus propósitos. Por lo tanto, nosotros también debemos tener una misión en favor de ellos.

Una de las fases más difíciles a la hora de entablar amistad con gente poderosa es definir por dónde empezar. En general, es mejor no perseguirlos; deja que ellos vengan a ti. Jesús hizo esto; ellos se convirtieron en testigos de su mensaje, de su sanación y del poder de Dios. Mientras mantenían un perfil bajo, se convencieron de que él era verdaderamente el Hijo de Dios.

Los poderosos tratarán de colaborar con un ministerio auténtico por varias razones. Quieren formar parte de algo bueno que cambie la vida de la gente. Y ellos saben que de esta manera su vida también puede ser transformada. Es una forma sutil de que los ricos y los poderosos obtengan la ayuda que necesitan sin revelar públicamente sus necesidades.

La segunda fase consiste en iniciar un auténtico ministerio como un medio para que los ricos y los poderosos formen parte del ministerio de Dios. Dedica algún tiempo a atender y considerar la vida de los ricos y los poderosos de tu sociedad.

Desafío: Añade a tu lista de oración diaria a alguien que esté en una posición de poder, que no sea creyente y que sea alguien con quien podrías entrar en contacto de tanto en tanto.

Desafío avanzado: Escribe una carta o un correo electrónico a alguien que está en un puesto de poder (aunque sea alguien que no conozcas) y dile que estás orando por él o ella.

CONCLUSIÓN

El amor de Jesús es el mismo por los pobres que por los ricos y los poderosos del mundo. Murió tanto por los príncipes como por los indigentes. Jesús conocía la manera más eficaz de llegar al corazón de ellos. Nos advirtió que “es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de Dios” (Marcos 10:25). Esta semana tenemos el desafío de llegar a los poderosos y los ricos con el evangelio de Jesucristo. Ellos necesitan la salvación tanto como los demás; aunque, por desgracia, no se den cuenta de ello debido a la sensación de “seguridad” que creen que les ofrece su riqueza.

“Mucho se ha dicho con respecto a nuestro deber hacia los pobres desatendidos; pero ¿no debe dedicarse alguna atención a los ricos desatendidos? [...] Miles de ricos han descendido al sepulcro sin que nadie los previniera. Pero, por muy indiferentes que parezcan, muchos de ellos andan con el alma cargada” (MC, 160, 161).

Jesús derribó las barreras de casta y de clase al ministrar a ricos y a pobres durante su ministerio terrenal. ¿Cómo abordamos los adventistas esta cuestión de la brecha entre ricos y pobres, tan arraigada en todas nuestras sociedades?

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