lunes, 25 de diciembre de 2023

EGW y la plantación de iglesias

Desde el inicio del Movimiento Adventista, evangelismo y plantación de iglesias fueron la prioridad para los pioneros adventistas. La misión era lo que impulsaba la iglesia durante este tiempo. Los predicadores eran asalariados, no para predicar a los adventistas, sino para alcanzar nuevos creyentes e iniciar nuevas iglesias. Jaime White llegó al punto de decir que si un pastor no podía plantar una iglesia, entonces no tenía derecho a asumir que Dios lo había llamado a predicar el mensaje del tercer ángel:

"De ninguna otra manera puede un predicador probarse a sí mismo como en penetrar en nuevos campos. En esto él puede ver los frutos de su trabajo. Y si él tiene éxito en establecer iglesias... le da a sus hermanos la mayor prueba de haber sido enviado por Dios. Algunos que se unen a los adventistas del séptimo día inmediatamente comienzan a predicar a sus hermanos, muchos de éstos más avanzados en conocimientos que ellos mismos y nuestros hermanos por lo general se equivocan al instarlos a gastar su tiempo en predicarles a ellos. Déjeselos salir a nuevos campos, confiando en Dios para recibir ayuda y tener éxito y cuando ellos hayan levantado iglesias, y las hubieren instruido adecuadamente, entonces esas iglesias los sostendrán. Si ellos no pueden levantar iglesias y amigos para apoyarlos, entonces ciertamente la causa de la verdad no los necesite" Jaime White, Revíew and Herald, 15 de abril de 1862 (vol. XIX, N" 20, p. 156).

A través de ese documento, los primeros líderes de la iglesia buscaban crear una organización misionera. En la que declaraban que la Biblia solo reconocía dos clases de oficiales de iglesia: los llamados por Dios (los apóstoles y los evangelistas) y los nombrados por la iglesia (los ancianos, los diáconos y pastores). Sostenían que los dos primeros eran cargos llamados del clero, es decir, obreros remunerados por la asociación y declaraban que los últimos tres eran cargos locales y laicos. Lo asombroso era que los primeros adventistas consideraban la tarea pastoral como un cargo laico local y no un cargo de obrero remunerado. El resultado fue que desarrollaron un sistema donde los obreros fundamentalmente eran plantadores de iglesias y evangelistas. A las iglesias locales se les enseñaba a atenderse solas, mientras que los pastores estaban libres para continuar atendiendo nuevas iglesias. Las iglesias locales eran confiadas a ancianos laicos locales no asalariados (BURRIL, 2013, p. 56).

En los primeros 50 y 60 años de su historia, la Iglesia Adventista (de ahora en adelante, IASD) existió sin pastores establecidos en una iglesia. Aún la mayor iglesia de la denominación, en Battle Creek, operaba sin un pastor pagado. Jaime White sirvió como pastor por algunos años, pero al mismo tiempo era presidente de la Asociación General, director de la obra de publicaciones y líder de la obra médica. El resultado fue un fantástico crecimiento en el siglo XIX.

Por ejemplo, en la década de 1870 una nueva iglesia era plantada por año cada dos pastores ordenados. En 1880 el porcentaje era de una iglesia para cada 5 o 6 pastores, y en 1890 era de una para cada 4. Hoy, en América del Norte, en la década de 1990, fueron necesarios 120 pastores para plantar una iglesia por año.  (Emilio Abdala, Guía para plantar iglesias. Buenos Aires: ACES. 2013, 38.)
Según https://adventiststatistics.org hasta el año 2015, cuando se tenía 179 Pastores, la UB empleaba 12 Pastores para plantar 1 iglesia en un año.
Los pioneros creían que la razón para el rápido crecimiento durante ese tiempo estuvo en la siguiente respuesta dada por el Pastor G. B. Starr a la pregunta:

"¿Por medio de qué método han realizado la obra tan rápidamente?"

"Bien, en primer lugar" -respondió el pastor-, "nosotros no tenemos pastores instalados en iglesias. Nuestras iglesias son enseñadas a cuidar de sí mismas, mientras casi todos nuestros ministros trabajan como evangelistas en nuevos territorios. En invierno ellos van a las iglesias, auditorios o escuelas y buscan conversos. En el verano ellos usan carpas donde enseñar al pueblo esas doctrinas" (Entrevista con G. B. Starr, Plain Dealer (Wabash, Indiana), 1° de octubre de 1886, 5).

El énfasis constante de la iglesia era la evangelización y el plantar iglesias. Arthur G. Daniells, en 1912, advirtió a la iglesia que si ellos abandonaban ese modelo de ministerio, la iglesia moriría:

"Nosotros no hemos instalado pastores en las iglesias. En algunas de las grandes iglesias sí elegimos pastores, pero como regla hemos realizado la obra evangelizadora y el trabajo en el territorio, mientras nuestros hermanos y hermanas han estado dispuestos a mantener los servicios de la iglesia y conducir las tareas de la iglesia sin la presencia de los pastores. Yo espero que esto nunca deje de ser el sistema en nuestra denominación... de lo contrario nuestras iglesias se debilitarán, y perderán su vida y espíritu, se paralizarán; y al fosilizarse nuestra obra estará en retroceso" (Arthur Daniells, Mínísteríal Instítute Address (Los Ángeles, California), Marzo de 191).

El fuerte sentimiento de Elena de White fue que las iglesias con pastores exclusivos eran débiles y sin vida, y que serían más saludables espiritualmente si trabajaran en la cosecha, porque las iglesias que se concentran en sus propias necesidades y problemas se debilitan y decaen:

"La mejor medicina que pueden dar a una iglesia no es predicar o sermonear, sino planificar trabajo para sus miembros. Si se lo pone a trabajar, el desalentado pronto olvidará su desaliento, el débil se hará fuerte, el ignorante inteligente, y todos estarán preparados para presentar la verdad tal como es en Jesús ". Ev, 261.

Dios no confió a los pastores el trabajo de poner en armonía a las iglesias. Tan pronto como aparentemente se cree terminado este trabajo, hay que hacerlo de nuevo. Miembros de iglesia que son atendidos y ayudados de este modo se transforman en religiosos fracasados. Si el 90% del esfuerzo empleado a favor de los que conocen la verdad hubiese sido utilizado en ayudar a los que nunca oyeron, cuánto mayor habría sido el avance realizado. 7TI, 21

Elena de White consideraba la necesidad de que un pastor cuidase de una iglesia como una evidencia de que el pueblo no tenía disciplina y necesitaba convertirse:

"Pero las iglesias se están muriendo, y necesitan que un pastor les predique. Debe enseñárseles a traer un diezmo fiel a Dios, para que él las fortalezca y bendiga. Debe lograrse la armonía entre ellos, para que el soplo de Dios venga sobre ellos. Debe enseñárseles que a menos que puedan permanecer por sí mismos sin pastor, necesitan ser convertidos de nuevo y bautizados de nuevo. Necesitan nacer de nuevo". Ev, 280.

Aún cuando Elena de White continuó presentando este ideal, algunos pastores reaccionaron. contra esta filosofía de ministerio. Uno de ellos fue J. O. Corliss, pastor de la iglesia de San Francisco, quien en el Congreso de la Asociación General de 1901 expuso:

"Un hombre puede atornillarse y sencillamente predicar a una iglesia hasta que ella dependa completamente de su predicación; pero nuestra iglesia no hace eso. Ella es una congregación que trabaja. Nosotros tratamos de involucrar a todos los miembros en el trabajo".

Según Burrill, Corliss describió lo que su iglesia estaba realizando. Ellos tenían reuniones en los hogares de los marineros todos los primeros y terceros domingos de cada mes. Además, tenían el ministerio de las cárceles el tercer domingo del mes. Los miembros atendían las necesidades de los pobres de la ciudad con la distribución de ropas y alimentos. Grupos de personas visitaban alas enfermos y a los ancianos. Los miembros vendían cerca de 250 revistas Signs of the Times cada mes, y aún tenían ministerios que evangelizaban a los chinos y a los japoneses en la ciudad. Él entonces mencionó que la iglesia estaba realizando ceremonias bautismales todos los meses.

El día 10 de noviembre de 1900 Elena de White visitó la iglesia de San Francisco y la encontró al límite de su capacidad. Mirando al pueblo reunido, lo identificó como el cumplimiento de una visión tenida en 1876, en la cual las actividades de las nuevas iglesias en San Francisco y Oakland fueron representadas como dos colmenas. Sobre esto escribió:

"Sin duda, durante estos últimos años la 'colmena' en San Francisco ha estado muy activa. Muchas diferentes clases de actividad misionera han sido realizadas por nuestros hermanos y nuestras hermanas allí. En ellas se han incluido las visitas a los enfermos y desvalidos... y enseñar la verdad de casa en casa, distribuyendo literatura y dando clases sobre la correcta manera de vivir y el cuidado de los enfermos. Ha funcionado una escuela para niños... A lo largo del muelle se hacía obra misionera para la gente de mar. En diferentes oportunidades nuestros pastores realizaron reuniones en grandes salones de la ciudad. De esta manera el mensaje de advertencia fue dado por medio de muchos". MB, 117.

Frente a estos hechos surgen algunas preguntas: 
¿Qué quiso decir exactamente Elena de White? 
¿Cómo debe subsistir una iglesia? 
¿Podemos aplicar el modelo de la IASD del siglo XIX en el siglo XXI?

Obviamente, no. Si el pastor saliese por todos lados a predicar el evangelio sin haber dedicado el tiempo necesario para entrenar e involucrar a los miembros en el trabajo, muchas iglesias quedarían abandonadas y esparcidas. Entonces

¿Qué debemos hacer?

El principio básico de los consejos de Elena White es 

Primero: tener una organización centrada en la Misión.

Segundo, las iglesias no deben ser dependientes del pastor; o sea. las iglesias no deben ser dependientes del Pastor; o sea, él no debe consumir la mayor parte de su tiempo en los problemas de sus feligreses.

En tercer lugar, los miembros deben ser entrenados para llevar las responsabilidades de la iglesia local, con el fin de que el Pastor tenga más tiempo para planificar e implementar un programa de evangelización.

A través de su ministerio, Elena White aconsejó a la iglesia a desarrollar una estrategia con el fin de plantar iglesias y así establecer la obra en cada ciudad y villa. Una de sus declaraciones más entusiastas fue: "Sobre todos los que creen, Dios ha colocado la responsabilidad de levantar iglesias." MM, 419.

Plantar iglesias no es opcional para los adventistas. Durante su ministerio aconsejó al pueblo de Dios a desarrollar una estrategia para plantar iglesias que colocaría una iglesia en cada lugar.

"Nuevas iglesias deben ser establecidas, nuevas congregaciones organizadas. En este tiempo es necesario que haya representantes de la verdad presente en todas las ciudades y hasta en los lugares más remotos de la tierra." 6TI, 32, 33.

"Han de organizarse iglesias y elaborarse planes de trabajo para que los lleven a cabo los miembros de las iglesias recién constituidas. Esta obra misionera evangélica ha de continuar expandiéndose, anexando nuevos territorios y ampliando las porciones cultivadas de la viña. El círculo ha de ensancharse hasta circuir el mundo". Ev, 18.

Las finanzas siempre son la mayor preocupación cuando surge el asunto de plantar iglesias. Los pioneros enfrentaron los mismos problemas. Fue en este ambiente que Elena de White respondió a los críticos de abrir obra, plantar iglesias, que usaron el asunto de las finanzas como una disculpa para no plantar iglesias:

"Que la obra de establecer memoriales para Dios en muchos lugares no sea obstaculizada y llegue a ser una carga debido a que se retienen los fondos necesarios para ello". 9TI, 107.

"La necesidad de una casa de reunión donde haya un recién formado grupo de creyentes, me ha sido presentada en una visión panorámica. Vi obreros que edificaban humildes casas de culto. Los que habían aceptado recientemente. la fe ayudaban con manos voluntarias y los que tenían recursos contribuían con ellos". OE, 450.

Evidentemente, había algunos que estaban dificultando la obra de plantar iglesias en los días de Elena de White, reteniendo los recursos necesarios que debían ser aplicados en el establecimiento de nuevas iglesias. Sin embargo, según Elena de White el dinero no era el problema; el asunto era las prioridades:

"El establecimiento de iglesias, la edificación de casas de reunión y edificios escolares, se extendía de ciudad en ciudad, y aumentaba el diezmo para llevar la obra adelante. No se levantaban edificios en un solo lugar, sino en muchos, y el Señor obraba para acrecentar sus fuerzas" OE, 450.

La visión de Elena de White para plantar iglesias era amplia. Ningún lugar era tan grande o tan pequeño como para que allí no se crease una IASD. Algunas de estas citas eran visiones de lo que Dios le mostró que sucedería cuando su pueblo obedeciera e hiciese una prioridad el plantar iglesias:

"Los obreros de Dios han de plantar los estandartes de la verdad en cada lugar al que puedan llegar... Han de levantarse monumentos conmemorativos de! Dios en Norteamérica y en los países extranjeros". 1MS, 133.

"En toda ciudad donde se proclama la verdad deben fundarse iglesias. En algunas ciudades grandes debe haber iglesias en varias partes de la ciudad". MM, 410.

Esta declaración es desafiante porque no sólo cita cada ciudad, sino también las villas y hasta los barrios. Esto no es un consejo, es la visión de lo que estaría sucediendo como resultado de la obediencia por parte de los adventistas al método de plantar iglesias. Por eso, en 1910 ella llamó la atención de A. G. Daniells, presidente de la Asociación General, a la importancia de apoyar el evangelismo en las grandes ciudades no evangelizadas con el fin de plantar iglesias.

Las razones para priorizar el plantar iglesias, según Elena de White, eran las siguientes:

1. Traería renovación espiritual a los miembros de las grandes iglesias:

"Muchos de los miembros de nuestras iglesias grandes hacen muy poco O comparativamente nada. Podrían realizar una buena obra si, en vez de hacinarse, se dispersaran hacia lugares donde todavía no ha penetrado la verdad... Muchos de los miembros están muriendo espiritualmente porque no se hace precisamente esto. Se están volviendo enfermizos y deficientes" 8TI, 255.

2. Las iglesias cultivarían un espíritu misionero y erradicarían el egoísmo:

"La simiente de la verdad debe sembrarse en los centros no cultivados... Ello cultivará un espíritu misionero para trabajar en nuevas localidades. El egoísmo que se manifiesta al mantener grandes congregaciones, no es el plan del Señor. Entren en todo nuevo lugar posible, y comiencen la obra de educar en vecindarios que no han oído la verdad':"

3. Llevaría a los pastores a valorar a los nuevos conversos:

"Frecuentemente las iglesias le llevan ventaja a los ministros que trabajan en ellas, y prosperarían más si esos pastores se hicieran a un lado y les dieran la oportunidad de trabajar... Si dejaran las iglesias, fuesen a nuevos campos y trabajaran para levantar nuevas iglesias, descubrirían cuáles son sus habilidades y cuánto cuesta atraer a las almas para que se decidan por la verdad". 2TI, 305.

4. Porque es el mandato de Cristo:

"Han de organizarse iglesias y elaborarse planes de trabajo para que los lleven a cabo los miembros de las iglesias recién constituidas. Esta obra misionera evangélica ha de continuar expandiéndose, anexando nuevos territorios y ampliando las porciones cultivadas de la viña. El círculo ha de ensancharse hasta circuir el mundo. El mensaje de amonestación ha de proclamarse de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad y de país en país". Ev, 18.

"La gran viña del Señor necesita de hombres que todavía no tiene: con perseverante celo en el trabajo por las almas. El ministerio se está volviendo débil y enfermizo, y bajo ese servicio negligente las iglesias también se están debilitando. Los ministros de nuestras asociaciones tienen muy poco que mostrar sobre la conversión de almas como resultado de sus labores. Esas cosas están privando a Dios de la gloria que le pertenece. La verdad no está siendo llevada a los lugares estériles de la Tierra... ¿Por qué los ministros, que debieran estar trabajando seriamente para abrir nuevos campos y levantar nuevas iglesias, están revoloteando sobre las iglesias que ya han recibido gran luz y muchas ventajas que no aprecian?" 13MR, 208.

"La mayor causa de vuestra enfermedad espiritual como pueblo es la falta de fe genuina en los dones espirituales. Si todos ellos recibiesen ese tipo de testimonio en completa fe, removerían aquellas cosas que desagradan a Dios, y todos permanecerían en unión y fuerza. Y tres cuartos del trabajo ministerial ahora usados para ayudar a las iglesias podrían ser utilizados para la obra de levantar iglesias en nuevos campos" (Adventist Review and Sabbath Herald, 14 de enero de 1868).

5. Porque la evangelización es más fácil y productiva en lugares nuevos:

"Los lugares donde la verdad no ha sido proclamada son los mejores para trabajar. La verdad se posesionará de la voluntad de quienes no la habían escuchado hasta entonces. Ellos comprenderán la pecaminosidad del pecado, y su arrepentimiento será completo y sincero. El Señor obrará en los corazones a los que no se han realizado llamamientos con frecuencia, corazones que hasta entonces no habían visto la enormidad del pecado". Ev, 19.

"En lugar de gastar tiempo con quienes ya han tenido muchas oportunidades de aprender la verdad, vayan a la gente que nunca ha escuchado vuestro mensaje". Ev, 19.

Elena de White también estaba preocupada por la multiplicación de personas que plantarían iglesias. En vez de usar las mismas personas para abrir iglesias, ella deseaba que las nuevas iglesias entregasen nuevas personas para el proceso de plantar iglesias. De esta manera, el plantar iglesias podía acontecer de manera natural y espontánea

"Al medida que se establezcan iglesias, debe hacérseles entender que aun de entre ellas han de tomarse hombres para que lleven la verdad a otros, y levanten nuevas iglesias; por tanto, todos deben trabajar y cultivar hasta el máximo los talentos que Dios les ha dado, educando su mente para empeñarse en el servicio de su Maestro". SC, 77.

Y finalmente, ella hace una vehemente advertencia contra proyectos para plantar iglesias movidos por el impulso, que no hacen la obra a cabalidad.

"Aunque debemos estar siempre listos para aprovechar la oportunidad que depara la providencia de Dios,

no debemos trazar planes más amplios, ocupar más posiciones y ramificar la obra más de lo que nos permitan hacerlo las ayudas y los medios que tenemos para consolidar bien la causa, y conservar y aumentar el interés ya despertado"

"Se levantan iglesias y se las abandona mientras se sigue entrando en nuevos campos. Ahora bien, estas iglesias han sido levantadas a gran costo en materia de trabajo y recursos, y luego abandonadas para que se desintegren. Esta es la forma en que las cosas están marchando...". Ev, 238.

Este somero estudio acerca de la comprensión de Elena de White sobre el plantar iglesias revela que ella consideraba este asunto como la función prioritaria de la lASD. Todas las demás actividades debieran ajustarse a un programa agresivo con el fin de alcanzar todas las áreas abandonadas. El tiempo, los talentos y los tesoros de la iglesia deben ser usados en la cosecha si queremos ser una iglesia obediente a la Gran Comisión. Si la profetiza de Dios nos transmitió tal pasión en relación con el plantar nuevas iglesias, ¿cómo nos atrevemos a estar menos interesados en la extensión del reino de Dios si, según sus promesas, podemos visualizar una cosecha estupenda?

CUESTIONARIO

¿Cuál era la prioridad para los pioneros adventistas desde el inicio del Movimiento Adventista?
¿Qué función cumplían los predicadores?
¿Qué requisito estableció Jaime White para probar la autenticidad del llamado de un predicador?
¿Cuál fue el enfoque principal de la organización misionera según los primeros líderes de la iglesia adventista?
¿Cómo se distribuían las responsabilidades entre los pastores y los miembros de las iglesias locales?
¿Cuál era la frecuencia de plantación de iglesias en los primeros años de la Iglesia Adventista del Séptimo Día?
¿Cuál era el método principal de trabajo evangelístico de los primeros adventistas?
¿Cuál fue la advertencia de Arthur G. Daniells sobre el modelo de ministerio de la iglesia adventista?
¿Cuál era la opinión de Elena de White sobre la dependencia de los pastores en las iglesias locales?
¿Cuál era la visión de Elena de White sobre la responsabilidad de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en la plantación de nuevas iglesias?

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