INTRODUCCIÓN
El cumplimiento de la misión, como prioridad de la iglesia, es común en el qué hacer del adventismo y cobra mayor relevancia a medida que nos acercamos al tiempo del fin (Mateo 24:14, Apocalipsis 14:6). En ese sentido, el libro de Jonás es quizás el libro más usado en el Antiguo Testamento cuando se quiere hablar de misión o evangelismo. Y es que el libro presenta los elementos básicos de toda obra evangelística:
1. Un Dios que envía
2. Una misión
3. Un mensaje que debe ser entregado
4. Un predicador que debe ir
5. Un pueblo que necesita ser evangelizado
Pero al leer el libro de Jonás, a pesar de notar estos elementos, pareciera que el sermón a predicar sería: “Todo lo que usted no debe hacer cuando se le llama a cumplir la misión”.
PROPÓSITO DEL MENSAJE:
A la luz de Jonás 1:1-3 veremos cuál es la razón del evangelismo o el porqué de la misión. Creemos que una compresión seria de la pregunta nos llevará a una correcta respuesta.
I. LA RAZÓN DEL LLAMADO: “Y VINO PALABRA DE YHWH A JONÁS HIJO DE AMITAÍ, DICIENDO” (V.1).
La pregunta básica, ¿por qué vino palabra de YHWH a Jonás? La respuesta sugiere una respuesta lógica, pero es más profundo de lo que se lee. Porque Dios es soberano y conoce al ser humano. El hecho de que el nombre de “Jonás” sea pronunciado por Dios indica que Jonás tenía un Dios personal, no como las demás culturas, dioses lejanos, viviendo en dimensiones desconocidas y desinteresados por el ser humano. En cambio, Dios llama por su nombre al ser humano, y no solo eso, sino que destaca su familia “hijo de Amitaí”, que sería el apellido en estos tiempos modernos.
En el primer versículo de Jonás podemos evidenciar claramente el carácter misionero de Dios. Es Él quien toma la iniciativa, no es el profeta que busca un llamado, es Dios mismo quien llama. Y ese llamado no es aleatorio, es específico:
“Jonás, hijo de Amitaí”, lo que nos recuerda una vez más que Dios nos conoce bien y desde siempre (Sal 139:13 cf. Jeremías 1:5). Al igual que a Samuel (1 Samuel 3:1-10), a David (1 Samuel 16:1-13), a la viuda de Sarepta (1 Reyes 17:8-16). Así, Dios nos muestra que el motivo de este llamado específico a “Jonás, hijo de Amitaí” es por una razón, porque lo conoce, sabe quién es, dónde vive, y también sabe cómo es él, y de seguro, cómo responderá al llamado.
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios”. 1 Juan 3:1. Y Cristo dijo: “Como tú me enviaste al mundo, también los he enviado al mundo” (Juan 17:18), para cumplir “lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia”. Colosenses 1:24. Cada alma que Cristo ha rescatado está llamada a trabajar en su nombre para la salvación de los perdidos. Esta obra había sido descuidada en Israel. ¿No es descuidada hoy día por los que profesan ser los seguidores de Cristo? (PVGM, 149, 150).
II. EL CARÁCTER DE LA MISIÓN: “LEVÁNTATE, ANDA A NÍNIVE, LA CIUDAD GRANDE, Y PREDICA” (V.2).
En el verso 2, se pueden observar la sucesión de tres verbos imperativos. Los mismos denotan el carácter de la misión, el tenor del llamado:
En primer lugar, está el verbo “Levántate”, acá usa un verbo imperativo. No es un llamado liviano ni pasivo. Es un llamado fuerte, es un mandato, con un sentido de urgencia, es un llamado a “levantarse”, como cuando Dios se levanta en defensa de su pueblo (Daniel 12:1). Nínive está en problemas, hay mucha maldad, esa maldad subió delante de la presencia de Dios y no puede soportar ver tanta maldad, y es por ello que recurre al ser humano, a Jonás, y le dice: “¡Levántate!”.
Se puede notar a un Dios preocupado, y hasta “desesperado” por la maldad de Nínive, y le hace un llamado a un instrumento humano, un profeta, y espera que ese llamado imperativo sea correspondido del mismo modo.
En segundo lugar, luego de que Dios le dice en voz imperativa y urgente a Jonás que debe ¡levantarse!, ahora, le dice el cómo debe hacerlo: “¡anda!”, “camina”, también denota “ir”, “viajar”, o sea, “ir de un lugar a otro”, en cualquier forma de transporte (2 Reyes 7:14). Sumado a esto, en la LXX (Septuaginta o versión de los setenta) podemos notar el verbo poreúteti “¡ve!” o “¡vaya!” que es usado en el Nuevo Testamento en el contexto de ir a predicar o cumplir la misión (Mateo 8:9; Lc 7:8, Hechos 9:11 y 28:26). Claramente el texto expresa movimiento, y es que no se puede predicar en Nínive sentado y menos desde la comodidad de Gat – hefer. Jonás necesita salir de su terruño para emprender una caminata, un viaje, y este viaje, al igual que el llamado a levantarse, es urgente, es pronto. La misión, en simples palabras, no se hace sentado, ni mucho menos, estático.
Y en tercer lugar, después de mostrarle el carácter del llamado: urgente e imperativo, ¡Levántate! y ¡anda!, ahora Dios le indica en el mismo tenor del llamado, el qué debe hacer: “¡predica!”, este verbo también está en imperativo. Dios le está diciendo al profeta qué es lo que tiene que hacer en Nínive, la ciudad grande y corrupta. Jonás tiene que predicar, proclamar, llamar a voz en cuello, llamar a las personas de modo que capte la atención. Las personas pueden estar distraídas o cegadas por sus maldades, pero Jonás debe proclamar el mensaje, el evangelio.
Lo que resulta interesante es que si el llamado es urgente e imperativo, también la acción de Jonás debe hacerse en ese mismo tenor. Jonás debe predicar con sentido de urgencia. No hay mucho tiempo, solo “40 días y 40 noches”. Lo que nos lleva a pensar que siempre que Dios envía a predicar un mensaje, ese mensaje tiene un tiempo (Génesis 6 cf. Apocalipsis 14:6-18), aunque muchos no lo reconozcan. La predicación tiene un tiempo, y ese tiempo lo conoce Dios.
Esto indica que no existe llamado sin misión, ni misión sin llamado. No hay llamado sin misión a lo largo de las Escrituras. Lo vemos en Noé (Génesis 6), en Abraham (Génesis 12), en Moisés (Éxodo 3), (Jueces 6), por mencionar algunos casos. Así la misión en Jonás es la combinación de tres verbos imperativos: Levántate + anda + predica = Misión.
III. EL MOTIVO DE LA MISIÓN: “PORQUE SUBIÓ SUS MALDADES DELANTE DE MI PRESENCIA” (V.2).
¿Cuál es el motivo del porqué Dios llama a Jonás?, y el texto responde: “porque subió sus maldades delante de mi presencia”. Entonces, el llamado de Jonás responde a una realidad, a un circunstancial de causa: maldades delante de Dios.
El texto dice claramente: “porque subió sus maldades delante de mi presencia”. Maldades, “miserias”, “pecados”, “perversiones”, “crímenes” (Ester 9:2, Jeremías 1:6, Lamentaciones 1:2, Oseas 7:2, Joel 4:13). Y esas maldades, porque la palabra está en plural, subieron delante de Dios, el texto podría decir “delante de mi rostro” o “hasta mi presencia”. Lo que nos lleva a otros pasajes de similar situación, tales como Noé
y la maldad de sus tiempos (Génesis 6:5, 11), y Moisés y el clamor de Israel en Egipto (Éxodo 3:7-9), así como otros casos más, donde la “maldad subía hasta Dios” y Él debía actuar. Y no lo hace con su propia mano, lo hace llamando a mensajeros, atalayas, así como a Noé para que cumpla la misión de predicar por 120 años, ahora, Jonás llamado por Dios para predicar en Nínive un mensaje de juicio a causa de sus maldades. La razón por el cual Dios llama a levantarse, andar y predicar es para que cumpla una misión. Y esa misión responde a las maldades de Nínive.
Y es que no habría “misión” sino habría maldad, es decir, la misión existe porque existe el pecado (Gn 3). Dios llamó a Jonás porque había maldad en Nínive, y antes de destruirla, necesitaba enviar un mensajero para advertir de este juicio. En el llamado de Jonás para predicar en Nínive, encontramos la razón de la misión, teniendo en cuenta que la misión existe porque existe el evangelio, y el evangelio existe porque existe el pecado. Entonces, Dios llama a cumplir la misión porque existe el mal, y es necesario el evangelio de salvación. Por lo tanto, la razón del porqué existe la misión es el pecado: Si no habría pecado, no habría misión. Pero como existe el pecado, existe la misión.
IV. EL RECHAZO DE LA MISIÓN: “Y SE LEVANTÓ JONÁS PARA HUIR HACIA TARSIS DE LA PRESENCIA DE DIOS” (V.3).
En la segunda parte de la estructura encontramos al profeta Jonás, respondiendo al llamado de Dios. Aunque no se registran palabras, se entiende por su actitud que no se necesita. Ante el llamado de Dios: ¡Levántate, anda y predica! Jonás, responde: “Y se levantó Jonás”, el verbo para describir la acción de Jonás es el mismo que Dios usó para llamarlo “levántate”. Jonás obedeció y tal como Dios le dijo: “se levantó”. Aparentemente el profeta obedeció. Dios pide que se levante, y el hijo de Amitaí, hace caso.
No obstante, el verso sigue diciendo: “para huir hacia Tarsis de la presencia de Dios” (v.3). Jonás se levanta “para huir”, la raíz verbal de la palabra tiene que ver con “escaparse” (Gn 31:27, Éx 36:33, Jon 4:2), en un sentido de “correr por su vida” o “querer ser libre”. Lo que Jonás está haciendo no es simple, él está huyendo, el profeta de Dios está escapando por su vida, sabe que el llamado que se le hizo es urgente, es imperativo, es serio. Y es por ello que su respuesta es: Levantarse y huir. No se levanta para cumplir la misión que le han encomendado, sino que se levanta para escaparse.
Como se ha mencionado, el libro no registra un diálogo tal y como ocurrió con Moisés en Éxodo 3 al enterarse de la misión, o el mismo Gedeón en Jueces 6, lo único que el libro presenta es a un profeta levantándose para escaparse a Tarsis, un puerto fenicio en una dirección totalmente opuesta al de Nínive. En realidad, el lugar no importa.
¿A dónde escaparse? Jeremías escribiría, tiempo después, que no es posible ocultarse de Dios (Jeremías 23:24). ¿Escaparse de quién? Escaparse del quien le hizo el llamado: Dios, el texto dice: “de la presencia de Dios”. Lo que el texto revela es realmente interesante. No es que el ser humano rechaza el llamado de Dios, sino lo rechaza a Él. Porque como ya se indicó, la misión no nace en el ser humano, nace en Dios, es Él el dueño y responsable de la misión. Así como la maldad sube “delante de la presencia de Dios”, así también Jonás huye, se escapa de “delante de la presencia de Dios”.
Justamente, esa frase “delante de la presencia de Dios” se repite tres veces, la primera cuando las maldades de Nínive han subido “delante de la presencia de Dios” (v.2) y las restantes enfatizando la huida “de la presencia de Dios” (v.3).
Pero, la actitud y respuesta es más fuerte aún: escapa, huye. ¿Qué le haría Dios al profeta que no cumple su misión? Posiblemente Jonás pensaba que lo mataría o que enviaría a otro profeta en vez de él.
V. LA CONSECUENCIA DE RECHAZAR EL LLAMADO: “DESCENDIÓ A JOPE” Y CUANDO “DESCENDIÓ EN ELLA [PEQUEÑA BARCA]” (V.3).
El verso 3 destaca la presencia del verbo “y descendió” en dos oportunidades. Cuando “descendió a Jope” y cuando “descendió en ella [pequeña barca]”. La palabra “descender”, “bajar”, “ir abajo”, o sea, “hacer movimiento lineal de una elevación más alta a una más baja” (Génesis 15:12). En el sentido más profundo de la palabra siempre que alguien desciende de un lugar alto hacia abajo, tiene implicancias espirituales que van más allá de caminar cuesta abajo; puede señalar fracaso espiritual, y esto surge simplemente por no hacer caso a la voluntad de Dios. En el caso de Jonás, el sentido de esta palabra le acompañó muy bien. El profeta descendió en la misma perícopa del libro (1:1 -2:10) cuatro veces. Ninguna otra persona en la
Biblia hebrea experimentó un “descenso” en tres etapas (vs. 1:3, 1:3 y 2:6), como resultado de rechazar el llamado de Dios a cumplir la misión. ¿Qué sucede si el ser humano rechaza el llamado de Dios a cumplir la misión? Descenderá.
CONCLUSIÓN
La idea central de los textos leídos tiene que ver con dos lugares: el primero, “anda a Nínive, la ciudad grande” (v.2), y el segundo, “que iba a Tarsis” (v.3). Claramente entran en contraste los dos lugares. Dios envía al profeta a Nínive, pero el profeta hace todo lo contrario, se marcha a Tarsis. Tal como se presentó, las ciudades estaban totalmente opuestas en dirección, alejadas por muchos kilómetros. No es el lugar, es
la voluntad de Dios y la voluntad de Jonás.
Cuando el ser humano decide rechazar el llamado a cumplir la misión, no solo rechaza a Dios (autor de la misión), sino que hace su propia voluntad. Y acá entramos en un tema más amplio, el gran conflicto. Por un lado, Dios queriendo salvar al ser humano, y por el otro, el enemigo, a través de Jonás, de un profeta nada más y nada menos, tratando de impedir que ese plan se lleve a cabo.
Cuando se lee el libro de Jonás es inevitable hacerse algunas preguntas básicas: ¿Cómo un profeta puede actuar así ante un llamado?, ¿Por qué Dios dejó registrado esta historia nada ejemplar? Y es que la actitud del profeta es contrastado en demasía con los personajes secundarios (los marineros, los animales y los ninivitas) y el personaje principal, Dios. Mientras que Jonás desobedece el mandato a cumplir la misión, todos los personajes secundarios cumplen fielmente y obedecen. Mientras que Jonás es insensible y nada misericordioso, Dios muestra su gran amor, su gracia y misericordia siempre.
Dios elige como campo misionero a Nínive siendo que ella era una ciudad grande, del mismo tamaño o más que sus maldades. La conversión de los marineros y los ninivitas es una llamada de atención a Israel, que no siendo tan malos como los ninivitas, no se arrepienten y obedecen a Su Palabra. En cambio, los marineros y ninivitas, sí. ¿Es Israel más perverso y duros de corazón que los propios ninivitas?
LLAMADO
Jonás representa sin problemas a la actitud del pueblo de Israel, llamados desde el principio a cumplir la misión. No es que Dios haya dado la misión recién en el Nuevo Testamento como muchos aseveran, sino que Dios les dio la misión desde el principio, pero evidentemente no lo comprendieron, al igual que Jonás. Quizás motivado por su celo nacionalista, sus temores a una nación perversa. O su poca o nula experiencia
como evangelista en un lugar desconocido.
¿Y nosotros? Estaremos actuando como el pueblo de Israel, o como el mismo Jonás.
Oremos
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