domingo, 10 de diciembre de 2023

El poder de la intercesión

 "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho". Santiago 5:16.



¿Cuáles son algunos de los obstáculos para una vida más efectiva de oración intercesora? ¿Qué tipo de excusas usas (si es que lo haces) para dejar de orar más por otros que lo necesitan?

Los miembros de la iglesia del Nuevo Testamento sentían su necesidad de orar. “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31). 
Nota: los discípulos oraron. Fueron llenos del Espíritu Santo, y luego hablaron la Palabra de Dios con denuedo y confianza.
Hubo una relación directa entre sus oraciones, el derramamiento del Espíritu Santo y la proclamación poderosa de la Palabra de Dios. 
“Los discípulos [...] no pedían una bendición simplemente para sí. Estaban abrumados por la preocupación de salvar almas. Comprendían que el evangelio había de proclamarse al mundo, y demandaban el poder que Cristo había prometido” (HAp 30, 31).

Cuando buscamos a Dios e intercedemos por los demás, Dios obra en nuestros propios corazones para acercarnos a él y nos da la sabiduría divina con el fin de alcanzarlos para su Reino (Santiago 1:5). 
Él también trabaja poderosamente en su vida para atraerlos a él (1 Juan 5:14-17).
Es maravilloso saber que alguien está orando por ti. Las oraciones de un padre por sus hijos lo tiran un guerrero de Oración. Saber que tu cónyuge está orando por ti da uma sensación de paz a tu vida. A los niños saber que sus padres están orando por ellos les dan estabilidad en su vida y les provee un fundamento sólido para su fe. Tener amigos que están orando por ti te oiga a ellos con las divinas cuerdas del amor.
Nuestras oraciones por otros pueden marcar la diferencia. La oración intercesora es un arma poderosa, no es meramente una trivialidad piadosa para hacernos sentir cálidos por dentro.

I. UN CONFLICTO CÓSMICO

Leamos Apocalipsis 12:7 al 9:

"Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él".

Leamos Efesios 6:12:
"Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes."

Y leamos 2 Corintios 10:4:
"Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas".

Vemos que la Biblia descubre el velo entre el mundo visible y el invisible. Hay un conflicto entre el bien y el mal, entre las fuerzas de la justicia y las fuerzas de la oscuridad, entre Cristo y Satanás. En este conflicto cósmico, Dios respeta la libertad humana. Nunca manipulará la voluntad ni coaccionará la conciencia. Él envía a su Espíritu Santo para convencer a hombres y mujeres de la verdad divina (Juan 16:7, 8). 
Los ángeles celestiales entran en la batalla a fin de influir en las personas para la eternidad (Hebreos 1:14). Dios también organiza eventos providenciales en la vida de las personas para guiarlas hacia él.
Lo que Dios no hará es forzar la conciencia. La fuerza es contraria al Reino de Dios. La coherción es ajena al principio del amor, que es la base de su gobierno. Aquí es donde la oración es tan significativa. Aunque Dios está haciendo todo lo posible para llegar a las personas antes de que oremos, nuestras oraciones desatan el poderoso poder de Dios. Respeta nuestra libertad de elección al orar por otro, y puede hacer más, a la luz de la controversia entre el bien y el mal, cuando oramos que si no lo hiciéramos. Cuando intercedemos por alguien, permitimos a Dios actuar de maneras que él no podría usar si no oráramos.

Considera esta declaración cuidadosamente: 
“Forma parte del plan de Dios concedernos, en respuesta a la oración hecha con fe, lo que no nos daría si no se lo pidiésemos así” (CS, 580). 
En el gran conflicto entre el bien y el mal, la oración establece la diferencia. Cuando oramos por alguien que no conoce a Cristo, se abren canales de bendición divina para que fluyan en su vida. Mientras nuestras oraciones ascienden al trono de Dios, Jesús comisiona ángeles celestiales para descender instantáneamente a la tierra. Dios honra nuestra decisión de orar por ellos y trabaja aún más poderosamente en su favor. Nuestras oraciones llegan a ser canales por medio de los que Dios influye poderosamente sobre otros para vida eterna.
Al tratar el tema de la oración intercesora, debemos reconocer humildemente que no entendemos completamente el accionar de Dios, pero esto no debe impedirnos entrar continuamente en las bendiciones que ofrece la oración para nosotros y para los demás.

II. JESÚS EL PODEROSO INTERCESOR

Según Hebreos 7:25 tenemos un intercesor que nunca falla: "Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos."

La vida de Jesús fue de una constante comunión divina con su Padre. (Lucas 3:21; 5:16 y 9:18)
En el momento de su bautismo, cuando inició su ministerio mesiánico, oró por el poder divino para cumplir el propósito del Cielo. El Espíritu Santo le dio poder para hacer la voluntad del Padre y cumplir la tarea que tenía por delante. Ya sea en la alimentación de los cinco mil, la curación del leproso o la liberación de los endemoniados, Jesús reconocía que, en la batalla entre el bien y el mal, la oración es un arma poderosa para vencer a las fuerzas del infierno. La oración es una forma ordenada por el Cielo de combinar nuestra impotencia y debilidad con el poder omnipotente de Dios. Es un medio de elevarnos hacia Dios, el único que puede tocar los corazones de aquellos por quienes oramos.

¿Qué relación tiene la oración intercesora con la ganancia de almas?
Los ganadores efectivos de almas son hombres y mujeres de oración. 
Jesús oró por Pedro por su nombre. (Lucas 22:31-34) Le aseguró a Pedro que, en el momento de su mayor tentación, estaría orando por él. Satanás entendía muy bien el potencial de Pedro para el avance del Reino de Dios. Planificaba hacer todo lo posible para destruir la influencia positiva de Pedro en la iglesia cristiana. 
Pero, a través de todas sus tentaciones, Jesús estuvo orando por Pedro, y las oraciones del Maestro fueron respondidas. Qué realidad tan emocionante reconocer que el Salvador también está orando por nosotros. 
Él nos invita a unirnos a él en esta obra de oración intercesora y presentar a otros por nombre ante el trono de Dios.
¿Por qué es tan importante que oremos y busquemos hacer todo lo posible para mantenernos fieles a él y trabajar por la salvación de los demás?
Nuestra persistencia en la oración demuestra que reconocemos nuestra total y absoluta dependencia de Dios para alcanzar al individuo por el cual estamos orando. 

"Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye." 1 Juan 5:14. 
Cuando nuestra voluntad está moldeada por la voluntad de Dios, podemos tener la seguridad absoluta de que él nos oye.
Siempre es la voluntad de Dios perdonar nuestros pecados.
Siempre es la voluntad de Dios darnos victoria sobre los poderes del mal.
Siempre es la voluntad de Dios proveernos el don de la Salvación.
Siempre es la voluntad de Dios conducir al conocimiento de su palabra a aquellos por quienes oramos.
De hecho, aquellos por quienes oramos, tienen la posibilidad de aceptar o de rechazar la salvación que Cristo ofrece gratuitamente, pero Dios está obrando por medio de nuestras oraciones para hacer todo lo posible por salvarlos.

La palabra confianza significa "fuerte seguridad". Transmite un sentido de certeza. La confianza es lo opuesto a la duda o la incertidumbre.
Por la fe, creemos que las promesas de Dios son fieles.
Por la fe, creemos que él contestará nuestras oraciones.
Por la fe, creemos que él está obrando de maneras que no podemos ver y de modos que no entendemos, procurando salvar a aquellos por quienes oramos.

¿Por quién estás orando en este momento? 
¿Por qué es tan importante nunca rendirse de interceder, sin importar cuán difícil parezca la situación?

III. LAS ORACIONES INTERCESORAS DE PABLO

La oración intercesora es bíblica. A lo largo de su ministerio, Pablo oró por los nuevos conversos en las iglesias que estableció a través de su ministerio evangelizador. Pablo creía que algo sucedía cuando oraba, que no sucedería si no oraba. Aunque estaba lejos de sus seres queridos, reconocía que podían estar unidos de corazón mientras oraban el uno por el otro.

La oración de Pablo por los creyentes de Éfeso (Efesios 1:15-21) es notable. Oró para que Dios les diera sabiduría y discernimiento espiritual, para que iluminara sus mentes con la verdad divina y les diera la esperanza de la vida eterna. 
También oró para que experimentaran la poderosa obra del poder de Dios en su vida. Este Dios es tan poderoso, tan poderoso, que resucitó a Jesús de entre los muertos, un evento que forma el fundamento de su esperanza 
de vida eterna en él. Su oración concluye recordándoles las “riquezas de la gloria de su herencia”. Los cristianos de Éfeso debieron haber estado llenos de aliento, sabiendo que Pablo estaba orando por ellos y sabiendo por qué estaba orando.

IV. UNA VIDA DE ORACIÓN.

Veamos tres detalles de la vida de oración de Jesús:
1. Tenía un tiempo para orar.
2. Tenía un lugar para orar
3. Sus oraciones secretas no eran necesariamente silenciosas.
"Aprended a orar en voz alta cuando únicamente Dios puede oíros". NEV, 132.
Hay algo especial en la Oración en voz alta que nos mantiene concentrados.
Orar en silencio en nuestra mente es ciertamente apropiado, pero el silencio también puede hacer que nuestra mente divague.
No tenemos que preocuparnos acerca de que Satanás escuché nuestras oraciones, porque al sonido de una Oración ferviente toda la huestes de Satanás tiembla y huye. Cuando buscamos a Dios en oración, los ángeles del cielo nos rodean. Los ángeles malos son rechazados y podemos comulgar con toda confianza.
La oración intercesora es bíblica y poderosa.
¿Te gustaría tener una vida de Oración más vibrante? ¿Te gustaría llegar a ser un poderoso intercesor para Dios?

Aquí hay algunos pasos prácticos que puedes dar:
1. Determina un tiempo y lugar para buscar a Dios por la salvación de los otros.
2. Pide a Dios que te señale qué personas necesitan tus oraciones. Pasa tiempo pensando en aquellos que están en tu espera de influencia y necesitan de tus oraciones. El Espíritu Santo te impresionará con aquellos que están luchando y tienen necesidad de Oración.
3. Haz una lista de aquellos sobre los que sientes la impresión de irse por ellos. Sigue el método de Jesús y ora en voz alta, por su nombre.
4. Mientras buscas a Dios en oración, invita a otros a unirse contigo en tus tiempos de intercesión. Jesús invitó a Pedro, Santiago y Juan, a su círculo íntimo, para pasar tiempo en oración ferviente. Orar junto con otros es un método poderoso de mantenerte concentrado en la oración. Nuestras oraciones se unen con las de Cristo, y todo el cielo responde.

V.  EL CENTRO: LA ORACIÓN

A lo largo de la Biblia, hay un énfasis en ser específicos en la oración. 
La oración no es un anhelo vago del alma; presenta a Dios peticiones específicas. Jesús oró específicamente por sus discípulos. El apóstol Pablo oró muy específicamente por los cristianos de Éfeso, Filipos y Colosas. Oró por sus jóvenes colegas Timoteo, Tito y Juan Marcos.

Tanto Samuel como Job enfatizan la necesidad de una intercesión ferviente, sincera y específica. Las palabras de Samuel son bastante fuertes. 
Él clama: “Lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros” (1 Samuel 12:23). Casi podemos escuchar el eco de la oración de Samuel en las palabras de Job: “¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, como con su prójimo!” (Job 16:21). 
Es nuestra responsabilidad suplicar a Dios por los hombres y las mujeres que no conocen a Cristo.

"Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida." 1 Juan 5:15, 16. 

¿Qué sucede cuando intercedemos por los demás?

"Cristo dará vida al cristiano que ora para que la transmita a esos pecadores que no han endurecido definitivamente su corazón" 7CBA, 696.

Cuando oramos por los demás, nos convertimos en un canal de bendición de Dios para ellos. Él vierte el río del agua de vida desde el Trono del cielo a través de nosotros hasta ellos. Toda la hueste de Satanás tiembla ante el sonido de una ferviente intercesión. Elena de White describe el poder de la oración en estas palabras significativas: 
“Satanás no puede soportar que se recurra a su poderoso rival, porque teme y tiembla ante su fuerza y majestad. Al sonido de la oración ferviente, toda la hueste de Satanás tiembla” (1TI, 309).
La oración nos conecta con la Fuente del poder divino en la batalla por las almas de los hombres y las mujeres perdidos.
Leamos Mateo 18:18, 19:
"Si dos de vosotros se pusieron de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieron, les será hecho por mí Padre que está en los cielos. Porque dónde están dos o tres congregados en mí nombre, allí estoy yo en medio de ellos."
"Pidan y yo responderé vuestros pedidos".
"Se hizo la promesa con la condición de que se ofrezcan oraciones unidas de la iglesia, y en respuesta a estas oraciones puede esperarse un mayor poder que vendría en respuesta a oraciones privadas. El poder dado será proporcional a la unidad de los miembros y a su amor a Dios y los unos a los otros" (MR, 9:303)
"¿Por qué no sienten los creyentes una preocupación más profunda y ferviente por los que no están en Cristo? ¿Por qué no se reúnen dos o tres para interceder con Dios por la salvación de alguna persona en especial, y luego por otra aún?" 7TI,23.
La oración intercesora es parte del plan de Dios para transformar nuestra propia vida y llegar a las personas perdidas.

CONCLUSIÓN

Cuando oramos por los demás, Dios honra nuestro compromiso con él y 
nuestra dependencia de su poder al emplear todos los recursos del Cielo para transformar las vidas humanas. A medida que nuestras oraciones ascienden a su Trono, los seres angelicales entran en acción a su orden. “Los ángeles ministradores esperan junto al Trono para obedecer instantáneamente el mandato de Jesucristo de contestar cada oración ofrecida con fe viva y fervorosa” (MS 2:471). 
Tenemos la seguridad de que ni una oración se pierde, ni Dios olvida a nadie. Están almacenadas en el cielo para ser respondidas en el momento y el lugar que él considere mejor. “La oración de fe nunca se pierde, pero es presunción suponer que siempre será contestada en la forma misma y para el objeto mismo que esperamos” (1TI, 211). 
Qué aliento nos da esto cuando intercedemos por nuestros cónyuges que no conocen a Cristo, o por nuestros hijos e hijas, parientes, amigos y compañeros de trabajo. Ninguna oración sincera se pierde jamás. 
Es maravilloso saber que alguien se preocupa y ora por ti, pero hay algo más increíble: saber que Jesús está orando por ti en el cielo ahora mismo. Tu nombre está en sus labios, tus preocupaciones están en su corazón, y tus ansiedades, temos y preocupaciones son importantes para él.
Es posible que no siempre veamos respuestas inmediatas en aquellos por quienes oramos, pero Dios se está moviendo sobre sus corazones de maneras que solo sabremos en la eternidad.

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