Motivación:
¿En qué consistía el método de evangelización de Jesús?
¿Cómo alcanzaba a las multitudes en sus días?
¿Es importante para nosotros aplicar los métodos de Jesús en el siglo XXI?
Proposición:
Analizar cinco casos concretos que aparecen en los capítulos 2 al 6 de Juan, que nos ilustran el método de evangelización de Jesús que tiene como centro al individuo.
Texto:
“Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor y comenzó a enseñarles muchas cosas” (Marcos 6:34)
Introducción
Este tipo de evangelización se funda en las relaciones personales. Cuando desarrollamos una genuina amistad con la gente, se crea un vínculo de confianza. Los intereses espirituales se desarrollan lógica y naturalmente a partir de esas amistades. Si la Iglesia quiere causar una impresión profunda sobre la sociedad secular, las relaciones personales tendrán que ocupar un lugar de privilegio en sus actividades. Por ello necesitamos volver nuestros ojos al ministerio evangelizador de Jesús nuestro Maestro ver su ministerio nos enriquecerá y nos permitirá ser efectivos en los resultados alcanzados.
¿En qué consistía el método de evangelización de Jesús?
Me impresiona que Marcos describa a Cristo lleno de ternura y compasión y que, además, nos ve como ovejas sin pastor.
Es difícil separar esa visión de Cristo de su método de evangelización.
¿Cómo alcanzaba a las multitudes en sus días?
Empezaba refiriéndose a los intereses que se hallaban en el corazón de las personas.
Satisfacía las necesidades que tenía la gente.
En Juan 1:37-38 hay dos palabras que sintetizan uno de los principios básicos del sistema de evangelización de Jesús: “¿Qué buscáis?”.
Siempre comenzaba en el lugar donde se encontraba el individuo.
El Evangelio de Juan describe de manera maravillosa a través de ejemplos.
Hay cinco casos concretos en el evangelio de Juan que ilustran el método de evangelización que tiene como centro al individuo. Veamos juntos estos casos.
I. Las bodas de Caná.
Leamos San Juan 2:1-12
El primero es el de las bodas de Caná.
¿Cómo se sentiría usted si se le acabaran los refrescos en medio de la fiesta de bodas de su hija?
¿Y si se terminara la comida?
¿Y si hubiera doscientos invitados que todavía no han comido nada?
La palabra preocupado, probablemente, no sería lo suficientemente enfática como para describir sus emociones en esas circunstancias.
Posiblemente “angustiado” sería un término más exacto.
Jesús, al reconocer que el prestigio de ese hombre estaba en juego, hizo un milagro para aliviar su angustia.
De esa manera abrió la mente de su anfitrión y la de sus invitados, para que escucharan su mensaje.
Para él la amistad era el terreno en el cual podía compartir el evangelio del amor redentor.
Ilustración:
Ayudar a una persona en necesidad es un privilegio que Dios nos concede, a fin de compartir el mensaje que traemos en nuestro corazón. Aprendí a compartir con mis vecinos el día que, al volver a casa, me di con la sorpresa de que habían robado mi casa por la puerta principal. Cuando pregunté a mi vecino si había visto algo, me dijo algo que fue una lección de vida: “vecino, si no te hubiesen robado tu casa nunca te habrías acercado”.
Fueron palabras difíciles de asimilarlas inmediatamente, pero esa experiencia me enseñó a acercarme a mis vecinos en todo momento y especialmente al ver una necesidad que ellos presentaban. Esa coyuntura me permitió compartir a Cristo.
Llamado:
Cada uno de nosotros nos relacionamos en nuestro diario vivir con muchas personas que nos conocen, esa amistad es un ambiente propicio para darnos cuenta de sus necesidades inmediatas que podemos atender con amor y de manera desinteresada, para acercarlos a Cristo.
II. El caso de Nicodemo.
Leamos en San Juan 3:1-15
A veces Jesús abordó directamente las necesidades espirituales de la gente.
Nicodemo, un rabino, vino a ver a Jesús de noche.
Había estado meditando por mucho tiempo acerca de ciertos asuntos religiosos.
Se preguntaba si Jesús sería en verdad el Mesías.
Este dirigente tenía una profunda necesidad espiritual, que superaba la hojarasca de la religión de sus días.
Necesitaba una espiritualidad vital, en medio del vacío formalismo que lo rodeaba. Cristo abordó directamente a Nicodemo en el nivel espiritual.
Jesús llenó esa necesidad cuando le dijo: “El que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).
El Señor no le dio lugar a Nicodemo para que se enfrascara en un debate teológico con él.
No consideró que el evangelio fuera algo así como una pelota de fútbol que se puede lanzar de un lado al otro.
Se refirió directamente a la necesidad de Nicodemo.
Le dijo, en efecto: “Nicodemo: tú has tenido una religión formal, externa, pero lo que realmente necesitas es el perdón de tus pecados, libertad de la culpa y el poder del Espíritu morando en ti.
Cristo abordó directamente a Nicodemo en el nivel espiritual.
Ilustración:
Hay personas que manifiestan de manera más clara su necesidad por las cosas espirituales.
Tuve la oportunidad de atender la necesidad espiritual de una médico que atendía casos de terapia intensiva en un hospital de Tucumán, Argentina.
Ella había tomado en sus manos un ejemplar de una revista colocada en el staff de médicos de dicho hospital por una colega miembro de nuestra iglesia, al ver ella que leía con mucho interés la revista le hizo un comentario sobre la revista, y fue propicio para que manifestara interés. Pero al no tener tiempo ella para visitarla, me llamó pidiéndome que atendiera si fuera posible ese interés, lo cual pudimos hacerlo al visitarla en su domicilio. Sus inquietudes espirituales eran muy profundas, debido la ruptura matrimonial que había experimentado hacía poco tiempo atrás. El resultado fue su entrega a Cristo por medio del bautismo.
Llamado:
Hoy, en nuestra sociedad, hay millones de personas que anhelan satisfacer esa sed de su alma, el Espíritu Santo aviva esa necesidad, pero hace falta corazones sensibles guiados por el Señor que satisfagan esa sed del Señor en sus corazones.
III. La mujer que se encontró con Jesús junto al pozo (Juan 4)
Aparentemente lo hizo por “casualidad”.
Vino a mediodía, la hora de mayor calor, cuando normalmente nadie más iba allí.
Le resultaba incómodo buscar agua temprano en la mañana, cuando lo hacían las otras mujeres de la aldea.
Jesús percibió su necesidad de aceptación, y por eso tomó la iniciativa.
Los hombres se habían interesado en su cuerpo, pero no en su persona.
En Cristo había encontrado a Alguien interesado en satisfacer las más profundas necesidades de su corazón.
Al percibir que Jesús era el Mesías, la mujer se entusiasmó tanto que de acuerdo con el versículo 28: “dejó su cántaro, y se fue a la ciudad” con regocijo.
Llena de gozo dijo: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho ¿No será este el Cristo? Verso 29.
Cuando el Señor cubrió su necesidad de aceptación y de seguridad emocional, comenzó a cantarle alabanzas al Mesías.
Ilustración:
Hoy hay muchas personas que son solitarias, por diversas circunstancias y luchan aisladamente contra sus problemas. En muchos casos no lo hacen manifiesto, se necesita despertar el interés, atendiendo una necesidad o ganando su confianza a través de una amistad sincera.
Llamado:
En el corazón humano hay una gran necesidad de ser aceptado, amado, valorado. La falta de autoestima en las personas hace que muchas veces se aíslen. El Espíritu Santo nos guiará a tales personas para que nosotros podamos acercarlos a Cristo. Se necesitan corazones dispuestos, para ser guiados a encontrar aceptación en Cristo.
IV. El Paralítico de Betesda. Juan 5
En Juan 5 nos cuenta la historia de un hombre que había padecido de parálisis por 38 años. Mientras se hallaba tirado junto a la fuente de Betesda, temblaba de la cabeza a los pies.
Jesús le preguntó amorosamente: “¿Quieres quedar sano?”
La respuesta de esa víctima del sufrimiento revela su frustración: “Señor, no tengo quién me meta en el estanque cuando se agita el agua, y entretanto que yo voy, otro desciende antes que yo”. (Verso 7)
“Juan nos dice que cuando Jesús le habló diciendo: Levántate, toma tu camilla, y anda”.
“El hombre sanó instantáneamente”. (Verso 8, 9)
El Señor orientó primeramente su ministerio a las necesidades físicas del hombre.
Una vez satisfecha esa necesidad evidente, le aseguró:
“Mira, ya estás sano; no peques más, para que no te suceda alguna cosa peor”. (verso 14)
Solo después de haber satisfecho esa necesidad evidente, se reveló ante el hombre como el Mesías.
Ilustración:
En cierta ocasión me tocó ayudar a un invidente a cruzar la calle en el centro de Lima, donde el tránsito es caótico. Cuando lo acompañé pensé, para mis adentros, qué triste debe ser no poder ver los colores, el rostro de la gente, la naturaleza, en fin vivir un mundo obscuro. Así que empecé a darle palabras de consuelo y esperanza a una persona que evidentemente debía tener sufrimiento. Sin embargo, él me escuchó cortésmente, pero al finalizar mis palabras él me dijo algo que me dejó desconcertado. Amigo te agradezco tus palabras, pero yo soy feliz en mi mundo, no sufro al ver el odio, el desprecio de la gente, lo siento por ti, porque tú sí tienes que ver estas cosas. La verdad es que yo quería consolar y terminé siendo consolado. Siempre resulta que tratar de satisfacer una necesidad de otros si no logras, por lo menos, serás consolado tú mismo.
Llamado:
El evangelismo, al estilo de Jesús, tiene como centro al individuo y sus necesidades. En este caso, Jesús atendió las necesidades físicas de esta persona, esa era su necesidad inmediata. Hoy hay millones de personas que tienen una necesidad física y necesitan satisfacer esa necesidad antes de que se les hable de la Palabra de Dios. Si tú hoy conoces a alguien que tiene esta necesidad, es tu oportunidad de atenderla y verás que el corazón de esa persona estará abierto para que tú les presentes a Cristo como su Salvador.
V. La alimentación de los cinco mil en Juan 6
En Juan 6 se nos presenta a cinco mil personas que se quedaron escuchando a Jesús en Galilea.
El Maestro multiplicó milagrosamente la merienda de un niño, y alimentó a esos cinco mil hambrientos.
La satisfacción de esa necesidad evidente los convenció de que era el Mesías.
De un extremo al otro, los evangelios nos dicen que Jesús satisfizo las necesidades evidentes de la gente.
Jesús era muy perspicaz. Su ministerio giraba alrededor de las personas y sus necesidades.
Elena White presenta la siguiente vislumbre acerca de su estilo de evangelización:
“Jesús se abría paso a las mentes por el camino de sus asociaciones más familiares….”.
“Sometía a los hombres al poder transformador de la verdad, encontrándose con ellos donde se hallaban. Lograba llegar al corazón al ganar su simpatía y su confianza, y al lograr que se convencieran de que su identificación con su naturaleza y sus intereses era completa” (Ev. 106, 107).
Ilustración:
Tuvimos oportunidad de trabajar en Ventanilla, una población marginal con muchas necesidades. Primero tratamos de satisfacer esas necesidades, como salud, a través de profesionales de la misma, medicinas, alimentos, capacitación para trabajar y luego presentarles el evangelio de Cristo que fue abrazado prontamente. Fue un desafío que enfrentamos con un equipo formado a nivel de nuestro distrito misionero de Zárate durante dos meses con resultados maravillosos, tanto para los beneficiarios como para los que participamos como mensajeros.
Llamado:
Hoy tu iglesia puede tener la oportunidad de participar de la misma experiencia. Vale decir, satisfacer las necesidades inmediatas antes de compartir el mensaje.
Conclusión
Las necesidades evidentes son distintas de las necesidades fundamentales.
Ejemplos de necesidades evidentes podrían ser el deseo de dejar de fumar, de bajar de peso, de mejorar las relaciones conyugales, de disciplinar mejor a los hijos, de aumentar la estima propia, de disponer de un futuro más certero y de mayor seguridad económica.
Las necesidades fundamentales van más allá de las evidentes.
Ejemplos de necesidades fundamentales: La seguridad de la vida eterna, la de un propósito para la vida, la de saber que nuestra existencia está en manos de Dios y la de tener la seguridad de que algún día viviremos para siempre con él.
El método de Jesús era sencillo, alcanzaba a la gente donde estaban sus intereses inmediatos. De allí pasaba a sus necesidades fundamentales.
El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien, les mostraba simpatía, atendía sus necesidades y se ganaba su confianza.
Esto es evangelización al estilo de Jesús.
LLAMADO
Necesitamos volver nuestros ojos al ministerio evangelizador de Jesús, nuestro Maestro, ver su ministerio nos enriquecerá y nos permitirá ser efectivos en los resultados alcanzados.
Te invito a seguir el ejemplo de Cristo, Dios puede hacer maravillas a través de un corazón dispuesto a someterse a la voluntad de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario