"Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad." 1 Timoteo 2:3,4.
Dios está empleando todos los recursos del cielo para salvar nuestro planeta. Nuestro trabajo es cooperar gozosamente con él en su obra de salvar a las personas perdidas y al hacerlo nos estamos colocando en el centro de actividad de Dios.
La idea de que la misión es la obra de Dios se menciona a lo largo de toda la escritura, Salomón lo dice esta manera: "Dios ha puesto eternidad en el corazón de ellos" Eclesiastés 3:11. Y cuando un individuo nace más en este mundo, Dios coloca un deseo de eternidad en lo más profundo de la estructura del ser de esa persona. Como dijo cierta vez Agustín de Hipona: "Señor fuimos hechos para ti y nuestros corazones nunca encontrarán descanso hasta que encuentren en descanso en ti"
Según el Evangelio de Juan, Jesús es la luz que ilumina cada persona nacida en este mundo. Dios no solo ha puesto dentro de cada uno de nosotros un anhelo por él mismo; sino que envía su Espíritu Santo para atraernos hacia él. "Porque el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido" Lucas 19:10 y el apóstol Pablo agrega: "Más Dios muestra su amor para con nosotros en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros". Romanos 5:8
Dios tomó la iniciativa y antes de que nosotros digamos siquiera un pequeño paso hacia él, él dio un salto gigante hacia nosotros. Y antes de darle nuestra vida, él nos proporcionó la salvación a través de su muerte; éramos sus enemigos, pero él fue nuestro amigo; le dimos la espalda, pero él volvió su rostro hacia nosotros; nos preocupamos poco por él, pero él se preocupó inmensamente por nosotros.
El vivió la vida perfecta que nosotros deberíamos haber vivido, soportó la condenación por nuestros pecados y murió la muerte que deberíamos morir.
Contar la historia de la redención es la misión de la testificación.
Tenemos el extraordinario privilegio y la increíble responsabilidad, así como el uso eterno de participar con Cristo y cooperar con él en su misión.
El gran anhelo de Dios
"Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad." 1 Timoteo 2:3,4.
El gran anhelo de Dios es que todas las personas, en todas partes respondan a su amor acepta su gracia sean transformadas por su espíritu y sean salvas en su Reino. No tiene mayor deseo que nuestra salvación, porque su amor no tiene límites, su misericordia no tiene medida, su compasión es eterna, su perdón es inagotable, su poder es infinito.
A diferencia de los dioses paganos que exigían sacrificios, nuestro Dios ha hecho el sacrificio Supremo. No importa cuanto deseemos ser salvos, Dios anhela salvarnos más. La salvación del hombre es la prioridad del cielo. A su orden, los ángeles vuelan desde las cortes celestiales para hacer retroceder las fuerzas infernales que batallan contra nosotros diariamente.
El anhelo de su corazón es por tu salvación y la mía. Por eso, testificar se trata de Jesús, se trata de lo que ha hecho para salvarnos, de cómo ha cambiado nuestras vidas y de las maravillosas verdades de su palabra que nos dicen quien es él y la belleza de su carácter.
¿Por que testificar?
Cuando entendemos quien es él y hemos experimentado las maravillas de su gracia y el poder de su amor, no podemos estar en silencio. Es que mientras participamos con él entramos en su gozo de ver el gozo de ver personas redimidas por su gracia y transformadas por su amor.
Dios brinda oportunidades diariamente para que las personas en todas partes lo conozcan. El obra en los corazones a través de su Espíritu Santo. Se revela la belleza y la complejidad del mundo natural: La inmensidad, el orden y la simetría del universo hablan de un Dios eterno un diseñador que con sabiduría ilimitada y poder infinito ha preparado todo. Y él dispone circunstancias o providencias en nuestras vidas para atraernos a él.
Y aunque Dios se revela a través de las impresiones de su Espíritu, también las glorias de la naturaleza y los actos de providencia, la revelación más clara de su amor se encuentra en la vida y el Ministerio Jesucristo. Se revela de muchas formas, pero Jesucristo es la mayor revelación. Por medio de los creyentes, Dios alcanza a los perdidos. Y cuando tú y yo compartimos a Jesús con otros, les brindamos la mejor oportunidad de ser salvos.
¿Cómo cooperamos con Cristo?
"Porque el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido" Lucas 19:10
"Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados". Santiago 5:19,20.
En otras palabras según Santiago, el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de pecados y el libro de romanos amplía este pensamiento.
Tanto los gentiles que habían visto la revelación de Dios en la naturaleza como los judíos que han recibido la revelación profética de Dios en las escrituras, dice el apóstol Pablo, están perdidos sin Cristo.
Y en Romanos el apóstol revela que la salvación viene por gracia, sólo a través de la fe. Y luego describe como la gracia que justifica a cada creyente también es la gracia santificadora. Y más tarde declara que todo aquel que invocare el nombre del señor será salvo. Luego señala que nadie puede invocar si no ha creído, y que nadie puede creer si no ha oído, y que nadie puede oír a menos que alguien le hable. Osea somos los eslabones de Dios en el plan de salvación para alcanzar a las personas perdidas con la gloria del Evangelio. No testificamos para dar a las personas la única oportunidad de ser salvos, testificamos para darles la mejor oportunidad.
¿Cuál es nuestro papel en el plan de Dios de redimir la raza humana'
¿Cuántas personas han escuchado el Evangelio de tus propios labios?
¿Dios hay algo que alegra tu corazón?
Mira cómo terminan estas historias y qué nos dicen estos finales acerca de Dios
Lucas capítulo 15:6-10
"Y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento. ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido. Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente".
Lucas 15:22-24
"Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse".
Lucas 15:32
"Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado".
El autor evangélico muestra tres fotografías de Dios: Es el incansable Pastor, la mujer triste y el ansioso padre. Dios nunca se cansa de buscar a sus ovejas, él no deja fácilmente que sus ovejas se pierdan. El pastor las busca hasta que las encuentra. El amor de Dios persevera. No renuncia fácilmente. Él nunca abandonará su búsqueda. Si un pastor del Antiguo Cercano Oriente perdía una de sus ovejas, se esperaba que él devolviera el rebaño con la oveja perdida, o con el cadáver del animal perdido. Él conocía su rebaño tan bien que se daba cuenta de inmediato cuando faltaba una oveja. Para Cristo no somos una masa de humanidad sin identificación; somos individuos creados a su imagen y redimidos por su gracia. Y cuando la encuentra hay un gozo tremendo.
Cada una de estas parábolas concluye dramáticamente con el gozo de encontrar lo perdido. Aunque muchas entristecen a Dios y traen lágrimas a sus ojos, su corazón se llena de gozo cuando nosotros participamos en la ganancia de almas. Cuando nos unimos a él en esta búsqueda franca de encontrar a los perdidos, su corazón se llena de gozo indescriptible.
Amados todo el cielo se regocija todo cuando se encuentra a un perdido. En un mundo lleno de enfermedades, de desastres y muerte, de pandemia; podemos llevar alegría al corazón de Dios al compartir las buenas nuevas de salvación con los demás. Y una de las mayores motivaciones para compartir el amor de Cristo, es el conocimiento de que el testimonio trae alegría al corazón de Dios.
Y cada vez que revelamos su amor todo el cielo canta.
"Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos".
¿Cuál es entonces la respuesta de nuestro Señor cuando aceptamos su gracia salvadora?
Imagina esta escena: Como resultado de tu testimonio algún hombre, mujer, o niño y niña acepta a Jesús como su Salvador personal. Jesús se regocija. Todo el cielo estalla en una canción entusiasta y nuestro poderoso Salvador se regocija cantando por esa persona.
¿Qué puede ser más gratificante, más reconfortante que saber que tú testimonio trae alegría al corazón de Dios en un mundo de tristeza?
Nosotros crecemos y somos reavivados al dar y al compartir.
"El único modo de crecer en la gracia es haciendo desinteresadamente la obra que Cristo ha puesto en nuestras manos: ocuparnos, en la medida de nuestras capacidades, en ayudar y beneficiar a quienes necesitan la ayuda que podemos darles. La fuerza se desarrolla por medio del ejercicio; la actividad es la misma condición de vida". CC, 67,68.
Este pasaje penetrante ofrece cuatro lecciones sobre la ganancia de almas:
1. Ganar almas nos conduce a sentir la necesidad de una experiencia espiritual más profunda.
2. Ganar almas nos conduce a suplicar a Dios hasta que nuestra fe se fortalezca.
3. Ganar almas nos da una profundidad, estabilidad, y amabilidad semejantes a las de Cristo.
4. Ganar almas nos da percepciones espirituales claras, una fe estable y creciente y un acrecentado poder en la oración.
Además de llevarnos más cerca de Dios, la bendición de la testificación es doble: Provee un medio para que otros sean salvos y alimenta nuestras almas debilitadas.
El mar muerto marca el nivel más bajo de la tierra, a 430 metros bajo el nivel del mar. Se ubica como el mar o lago más bajo del mundo. El río Jordán desemboca en el mar de Galilea y serpentea a través del Valle del Jordán hasta que termina el mar muerto. El clima cálido y seco más la intensa luz solar y las condiciones del desierto, hacen que el agua se evapore con bastante rapidez. Dado que el contenido de sales y minerales del mar muerto es del 33.7%, poco sobrevive en sus aguas, no hay peces ni plantas solo algunos microbios y bacterias en el fondo.
En nuestras vidas cristianas, si la gracia de Dios que fluye en nuestras vidas, no fluye hacia los demás; nos quedaremos estancados y casi sin vida como el mar muerto. Como cristianos no es así cómo debemos vivir.
En contraste con la experiencia del mar muerto, cuando los creyentes reciben las refrescantes corrientes de agua viva de Cristo ¿cuál llega a ser el resultado natural? Veamos lo que dice la escritura:
Juan 7:38 "El que cree en mí como dice la escritura, de su interior correrán ríos de agua viva"
Lucas 6:38 "Dad y se os dará medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo porque con la misma medida con que medís os volverán a medir".
"Dios podría haber alcanzado su objetivo de salvar a los pecadores sin nuestra ayuda, pero para que podamos desarrollar un carácter como el de Cristo, debemos participar en su obra. Con el fin de entrar en su gozo - el gozo de ver almas redimidas por su sacrificio - debemos participar de sus labores en favor de su redención". DTG, 116.
"Los que quieren ser más que vencedores deben salir de su encierro en sí mismos, y los únicos que realizará esta gran obra serán quienes se interesen intensamente por la salvación de otros". FEC, 230.
Crecemos a medida que compartimos con otros lo que Cristo ha hecho nuestras propias vidas.
Teniendo en cuenta que todo lo que se nos ha dado de Cristo ¿Qué si no solo el egoísmo más abyecto podría evitar que compartamos con los demás lo que nos ha sido dado?
Mientras tanto, si no compartimos nuestra fe, nuestra vida espiritual se volverá tan estancada como el mar muerto.
Al crecer más a la semejanza de Jesús, el servicio resulta de forma natural, y el egoísmo muere por falta de cultivo. Cuánto más compartimos su amor, tanto más crece nuestro amor por él.
¿Cuáles han sido tus propias experiencias al testificar a otros oral con otros, orar con otros y ministrar a las necesidades de los demás? ¿Cómo han impactado estas experiencias en tu propia fe y en tu caminar con el Señor?
La lealtad a Cristo requiere un compromiso de hacer su voluntad. Requiere obediencia a sus mandamientos. Resulta en un corazón que late con el corazón de Cristo para salvar a los perdidos, porque da prioridad que cosas que él prioriza.
Pedro 3:9 "El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento".
Dios es un apasionado de salvar personas no hay nada más importante para él. Es su ferviente deseo que todos se salven y vengan al conocimiento de la verdad no queriendo que ninguno perezca sino que todos procedan arrepentimiento para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna.
El mandato de Cristo de que cada uno de nosotros partícipe de su misión como testigos de su amor, gracia y verdad, viene como consecuencia de su deseo deseo de que toda la humanidad se salva.
"Poca cosa es que tú seas mi siervo, para levantar las tribus de Jacob y para restaurar a los que quedaron de Israel; también te haré luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra". Isaías 49:6 BLA
Aquí la aplicación del apóstol Pablo en el libro de Hechos 13:47:
"Porque así nos lo ha mandado el Señor: Te he puesto como luz para los gentiles, a fin de que lleves la salvación hasta los confines de la tierra".
Para la iglesia descuidar o minimizar el mandato de Cristo es fallar en el propósito de su existencia y es perder su llamado profético al mundo.
¿Cuáles son los peligros para la Iglesia, incluso a nivel de Iglesia local, si se enfoca demasiado en sí misma al punto que olvida su propósito original?
En este estudio nos hemos centrado en responder la pregunta ¿Porque testificar? Y hasta aquí hemos descubierto que al compartir nuestra fe tenemos la alegría de cooperar con Dios en su misión al mundo. Nuestro testimonio de amor brinda mayores oportunidades de salvación a las personas ya que pueden ver más claramente su gracia y su verdad, y al mismo tiempo testificar es también uno de los medios de Dios para hacernos crecer espiritualmente.
El hecho de no compartir lo que Cristo hizo por nosotros y de ministrar a otros, estrangula la vida espiritual genuina. Testificar nos pone en contacto con el corazón de aquel que anhela que toda la humanidad sea salvada es una respuesta de obediencia a su mandato, no hacerlo es un acto de rebeldía, es una mala praxis como cristianos.
Por eso estamos estudiando la mayor motivación para testificar y la mayor motivación nace de un corazón entregado a Cristo. Notemos lo que motivó al apóstol Pablo a experimentar pruebas, tribulaciones, peligros, dificultades de toda clase por el bien del Evangelio y cómo puede esta misma motivación impulsar nuestro servicio por Cristo
"Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos". 2 Corintios 5:14-16
"Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios". 2 Corintios 5:18-20.
El apóstol Pablo fue motivado por el amor. Hay cosas que harías por amor que no harías por ninguna otra razón. Y cuando el apóstol declara que el amor de Cristo nos constriñe, nos impele, nos empuja estaba diciendo una verdad eterna, una verdad absoluta. Porque la palabra constreñir significa: instar impulsar, controlar o motivar mucho. El amor de Cristo controlaba las acciones de Pablo y motivaba su testimonio y con un propósito inquebrantable y un espíritu único compartió el plan de salvación en todo el mundo Mediterráneo.
"El amor debe residir en el corazón. Un Cristiano cabal funda sus motivos de acción en el amor profundo que tiene por el maestro. De las raíces de su amor a Cristo brota un interés abnegado por sus hermanos". HC, 368.
Cuando realmente reconocemos el inmenso sacrificio que Cristo ha hecho por nosotros su amor nos asombra y nos impulsa a compartir con los demás lo que ha hecho por nosotros. El que creó el universo, las galaxias, las estrellas, la hueste angelical, todo el cosmos, otros mundos. No obstante, el mundo natural, no alcanza a revelar la razón por la cual el bien y el mal son coexistentes.
La naturaleza y nuestra experiencia de vida envían mensajes cruzados acerca de la bondad de Dios. En esto reside la razón de nuestra testificación.
La historia de Jesús, cómo aparece en la Biblia, reconcilia las incongruencias de la naturaleza y nuestras luchas internas. Aunque la naturaleza y la providencias de la vida presentan evidencias de la existencia de Dios, no describen claramente su carácter amante. Su testimonio es incompleto. Dios siempre ha entendido ese vacío, y planificó cuidadosamente para que la más clara revelación de su carácter se pudiera encontrar en la vida de Cristo, cómo se revela en la Biblia.
Cuando compartimos la verdad acerca de Jesús con otros, les ofrecemos la mejor oportunidad de conocer y comprender el amor de Dios por ellos. En el conflicto cósmico entre el bien y el mal, la escritura presenta las respuestas finales a las preguntas más importantes de la vida.
Por eso pregunto ¿cómo puede esta asombrosa verdad no crear en nosotros un amor por Dios y un deseo de compartir ese amor?
Cuánto más lo amemos, tanto más compartiremos su amor y cuánto más compartamos su amor, tanto más lo amaremos.
Al compartir la Palabra de Dios con otros, somos atraídos más cerca de él. La Palabra que transforma la vida no sólo cambia a aquellos con quienes estudiamos la Biblia, sino también nos cambia a nosotros.
Conclusión
Finalizaré con esta ilustración seguida por una aplicación personal.
¿Alguna vez has pensado o pasado horas buscando el regalo adecuado para alguien que amas?
Puede haber sido un cumpleaños, aniversario, Navidad u otra ocasión especial. Y cuando finalmente descubriste el regalo que estaba buscando, te emocionaste? Y el regalo coincidió con la persona y el evento. No podías esperar para dárselo y cuando finalmente llegó el día y esta persona desenvolvió su regalo especial estaba encantada. Esta persona te abrazó y te dijo: Muchas gracias.
¿Quien tuvo la alegría mayor?¿Tú o quien lo recibió?
Por supuesto los dos estaban alegres hay una satisfacción especial que surge cuando le damos algo de valor a otra persona el obsequio desinteresado te une a otra persona de una manera única.
Por eso cuando compartimos el regalo más preciado de todos: Jesucristo. Una alegría llena nuestros propios corazones, y hay una satisfacción profunda dentro dentro de que hemos hecho una diferencia eterna en esa persona, y cuando un individuo con el que compartimos a Cristo acepta las verdad de la escritura: hacemos amigos por la eternidad.
"El trabajo desinteresado por otros da al carácter profundidad, firmeza y una amabilidad como la de Cristo; trae paz y felicidad al que posea tal carácter. Las aspiraciones se elevan. No hay lugar para la pereza y el egoísmo...Los que así se consagran a un esfuerzo desinteresado por el bien ajeno están obrando ciertamente su propia salvación"CC, 80.
Todavía sigue siendo una verdad eterna que "Más bienaventurado es dar que recibir". Así que piensa en alguien en tu esfera de influencia que podría ser receptivo para saber más acerca de Jesús. Puede ser un hijo, una hija, una esposa, un esposo, un compañero de trabajo, un vecino, un amigo.
Pídele a Dios que cree una oportunidad para que guía la conversación en una dirección espiritual. Recuerda que la misión es de Dios; no creamos oportunidades, él lo hace.
Nuestra función es ser sensibles a las oportunidades que Dios crea y cooperar con él para entrar por las puertas que abre.
La gente en crisis o transiciones a menudo está abierta a las realidades espirituales. Cuando una persona está en una transición en la vida: Puede ser la pérdida del ser querido, la enfermedad, etc. Está más abierta a las realidades espirituales. Puede estar pasando por un momento muy difícil. Posiblemente hayan tenido una enfermedad grave, o haya tenido una relación rota. Quizás está enfrentado una crisis laboral o se haya enfrentado a una decisión importante. Cada una de estas encrucijadas ofrece la oportunidad de dar un testimonio personal de la fidelidad de Dios y de compartir una promesa de la palabra de Dios u ofrecer una breve oración por ese amigo(a). Estos gestos sinceros edifican amistades y. como siempre ha sido el caso, ganamos a nuestros amigos para Cristo, no a nuestros enemigos. Primero ocurre una enemistad, luego un compañerismo cristiano y, finalmente, resulta un amigo adventista del séptimo día.
Nuestro objetivo es hacer amigos para Dios y dejar que él guíe a nuestros amigos en un viaje de descubrimiento hacia las verdades más profundas de su Palabra.
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