“... Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).
El cumplimiento de la misión sería un imposible si todo dependiera del ser humano. ¿Te imaginas si todo dependiera del ser humano?10 Yo me sentiría algo así como Pedro cuando Jesús le dijo que la gente no tenía necesidad de irse, porque él tenía que darles de comer (Mateo 14:16), ¿recuerdas? Lo que Jesús le pedía era un imposible. Y esto solo sería realizado cuando el hombre entregaba todo lo que tenía en las manos de Jesús, y así fue. En la obra del evangelismo es necesaria la ayuda Divina.
Como predicador me he encontrado muchas veces en situaciones curiosas en campañas de evangelismo. En alguna ocasión pregunté: “¿cúantos candidatos en lista tienen para ser bautizados?”. Y con una respuesta simpática respondieron: “Pastor, eso depende del evangelista, depende de usted. Las personas vendrán y le pedimos que usted predique con poder, y les haga llorar de emoción”. Claramente mis hermanos creían que el cumplimiento de la misión depende más de un ser humano que del poder divino. En mi corto tiempo como predicador, evangelista y pastor he sido testigo de grandes campañas que tenían una buena logística, un programa apoteósico y un evangelista de talla internacional pero que no tuvo el impacto esperado. Pero también he sido testigo de campañas modestas, con poca inversión y un predicador local que tuvo más resultados. Por eso, si deseamos cumplir la misión, debemos aprender a depender más y más del Espíritu Santo. Este seminario tiene justamente ese objetivo, conocer de qué manera el Espíritu Santo nos ayuda a cumplir la misión:
EL ESPÍRITU SANTO, SU PERSONA.
No podemos hablar de lo que hace el Espíritu Santo sin conocer quién es como persona. Y desde ya, debemos dejar en claro que el Espíritu Santo no es algo, sino Alguien, es Dios.11 Jesús dijo: “Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere os lo enviaré” (Juan 16:7). Jesús dejaría en su lugar al “Consolador”. La palabra griega que usa Juan es parakletos, y se refiere a “alguien que viene junto a” con el propósito de ayudar. Un consolador es “ayuda en tiempo de necesidad”.12 Tú puedes tener la seguridad de que así como Jesús, el Espíritu Santo está a nuestro lado para ayudarnos. ¿De qué manera nos ayuda?
EL ESPÍRITU SANTO, SU AYUDA.
Jesús anunció esta gran verdad justo antes de su partida. Elena G. de White refiere “Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar presente en todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu como sucesor en la tierra”.DTG, 623.
Hoy veremos en forma resumida cómo actúa el Espíritu Santo respecto a la misión:
1. El Espíritu Santo trabaja con los NO CONVERSOS.
Jesús dijo: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8). Mark Finley asevera que “Nuestro éxito en ganar a otros para Cristo depende de nuestra cooperación con el Espíritu Santo. Antes de que hablemos a una persona acerca de Cristo, o antes de que testifiquemos a ella de cualquier modo, el Espíritu Santo ya impresionó su mente con cosas eternas”.14
Cuando vayamos a predicar en una campaña de evangelismo, o cuando abrimos la Biblia para dar estudios bíblicos debemos tener la seguridad de que el Espíritu Santo ya trabajó y lo seguirá haciendo mientras hagas tu parte. Tus palabras pueden ser básicas, limitadas y hasta confusas, pero si eso es todo lo mejor que puedes hacer, El Espíritu Santo impresionará la vida de esa persona que oye o lee, y finalmente será conmovido y llevado al arrepentimiento a fin de tomar una decisión. Y es que la obra de evangelismo es una obra cien por ciento espiritual, por lo tanto necesitamos entender y depender plenamente de esta verdad.
2. El Espíritu Santo trabaja con los CONVERSOS.
Lucas dice: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Hagamos un viaje imaginario en el tiempo y seamos parte del grupo de los discípulos que escuchó la gran comisión directamente de los labios de Jesús. ¿Cómo habrías reaccionado ante tal encargo? ¡Hagan discípulos! ¡A todas las naciones! Personalmente creo que habría preguntado, ¿cómo lo haremos si somos tan pocos? Los discípulos de Jesús eran hombres y mujeres muy sencillos, sin educación, pero Jesús mismo les había dicho que no los dejaría solos: “Os enviaré un Consolador”.
Cumplir la misión era realmente una tarea imposible, pero el Espíritu Santo trabaja por los que ya están convertidos, justamente para eso, ¿de qué manera? Instruyéndolos, capacitándolos y preparándolos como instrumentos a fin de ser colaboradores en la causa.15 El Espíritu Santo nos quiere convencer a ser predicadores, testigos, evangelistas, misioneros en la causa preciosa del evangelismo, que tengamos pasión por la salvación de las personas. Pero no solo eso, sino que nos capacita con dones y talentos, con valentía para predicar con denuedo.
EL ESPÍRITU SANTO, LOS RESULTADOS DE SU AYUDA.
Así como Dios está interesado en que la humanidad acepte a Jesús y sean parte de su pueblo, también es necesario recordar que el enemigo, Satanás, trabaja de muchas formas para evitar que las personas se conviertan a Jesús. Por eso la gran necesidad de ser bautizados cada día por el poder del Espíritu Santo. No hay otra forma, solo el PODER DEL ESPÍRITU SANTO puede llegar con el evangelio “hasta lo último de la tierra”.
Romanos 1:8 dice: “Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo”. La fe ya se divulgaba en todo el mundo de aquellos tiempos, ¿cómo? Por el trabajo de pocos hombres, pero llenos del Espíritu Santo.
Colosenses 1:23 destaca: “sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo”. ¡El evangelio se predica en toda la creación! ¡Extraordinario!
Finalmente, el Espíritu Santo es tan poderoso en su obra que Lucas registra las maravillas del trabajo misionero en la primera era de la iglesia cristiana. ¡Cuántos bautismos! Tres mil fueron bautizados en la predicación de Pedro (Hechos 2:41), luego cinco mil que fueron bautizados (Hechos 4:4), y después ya no data un número y solo registra “multitudes vienen al Señor y se bautizan” (Hechos 5:14). ¿Te imaginas? ¡No debemos tener miedo de hablar de muchos bautismos! ¡El Espíritu Santo está dispuesto a tocar miles y miles de corazones con el poder del evangelio!
Los discípulos experimentaron en el Pentecostés, llenos del Espíritu Santo, tenían el corazón inundado del deseo de proclamar el amor de Dios a todos con quienes se encontraban. Cuando tenemos una experiencia con Jesús, también tenemos el mismo deseo.16 Alabado sea Dios porque podemos tener acceso al Espíritu Santo para que nos ayude en el cumplimiento de la misión.
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