Millones de personas en el mundo de hoy son extremadamente hostiles a la empresa misionera cristiana
"Mi religión es un asunto muy mío,” dicen ellos. “Preocúpate de tus propios asuntos y negocios, y déjame ocuparme de los míos.”
¿Ha revelado Dios en las Escrituras que la “misión” es su voluntad para su pueblo? Solamente entonces estaremos satisfechos. Porque entonces se convertirá en un asunto de obediencia a Dios, sea lo que sea que otros piensen o digan. Aquí nos enfocaremos en el Antiguo Testamento, aunque la Biblia entera es rica en evidencia del propósito misionero de Dios.
En Génesis 12:1-4 vemos quizá los versículos más unificadores en la Biblia; el propósito íntegro de Dios está encapsulado aquí.
Nunca deberíamos permitirnos olvidar que la Biblia comienza con el universo, no con el planeta tierra; luego, con el planeta tierra, no con Palestina; luego con Adán, el padre de la raza humana, no con Abraham el padre del pueblo escogido.
No debemos suponer que Dios escogió a Abraham y a sus descendientes porque Él había perdido el interés en otros pueblos o los haya abandonado o despreciado. La elección no es un sinónimo de elitismo. Por el contrario, como veremos pronto, Dios escogió a un hombre y su familia con el fin de, a través de ellos, bendecir a todas las familias de la tierra.
Solamente hay un Dios vivo y verdadero, el cual se ha revelado a sí mismo plenamente en su Hijo Unigénito, Jesucristo. El monoteísmo descansa en la misma base de la misión
Los siguientes ocho capítulos (Génesis 4- 11) describen los devastadores resultados de la Caída en términos de la progresiva alienación de los seres humanos respecto a Dios y de los demás seres humanos. Este fue el escenario en el cual el llamado y la promesa de Dios llegan a Abraham. Todo en derredor era deterioro moral, oscuridad y dispersión. La sociedad estaba desintegrándose. Pero Dios el Creador no abandonó a los seres humanos que Él había hecho a su semejanza e imagen (Gén. 9:6).Fuera de la impiedad prevaleciente Él llamó a un hombre y a su familia, y prometió bendecirlo no solamente a ellos, sino a todo el mundo a través de ellos. La dispersión no procedería sin control; un gran proceso de recolección podría comenzar ahora.
Promesas
Promesa de Posteridad – Génesis 17:5
Promesa de una Tierra – Génesis 11:31
Promesa de una bendición
Cinco veces las palabras bendecir y bendición ocurren en12:2-3. La bendición que Dios prometió a Abraham se derramaría sobre toda la humanidad. Una posteridad, una tierra una bendición. Cada una de estas promesas es elaborada en los capítulos que siguen al llamado de Abraham.
En Génesis 17:7, 8 les dio la circuncisión como la señal externa y visible de su pacto de gracia o compromiso de ser su Dios. Esta es la primera vez en las Escrituras que oímos la fórmula del pacto que se repetirá muchas veces más tarde: “Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.”
Una tierra, una posteridad, una bendición—Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con la misión? Para eso, vayamos ahora de la promesa al cumplimiento.
Los escritores del Nuevo Testamento entendieron ellos mismos que las profecías del Antiguo Testamento no tenían un sólo cumplimiento sino uno triple - pasado, presente y futuro. El pasado fue un cumplimiento inmediato o histórico en la vida de la nación de Israel. El presente es un cumplimiento intermedio o evangélico en Cristo y su Iglesia. El futuro será un cumplimiento último o escatológico en los cielos nuevos y tierra nueva.
La promesa de Dios a Abraham recibió un cumplimiento histórico inmediato en sus descendientes físicos, el pueblo de Israel.
La promesa de Dios a Abraham recibe un cumplimiento intermedio o evangélico en Cristo y su iglesia.
“Era una creencia común en ese tiempo que ningún descendiente de Abraham se perdería.”
Abraham es el padre de todos los que, ya sea circuncidados o no circuncidados (es decir, judíos o gentiles), "sigan el ejemplo de [su] fe" (Rom. 4:9-12).
¿Cuál es entonces la bendición con la cual todas las naciones serían benditas (v. 8)? En una palabra, es la bendición de la salvación. Estábamos bajo la maldición de la ley, pero Cristo nos ha redimido de eso, habiéndose hecho maldición en nuestro lugar, a fin de "que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu por la fe" (vv. 10-14). Cristo llevó nuestra maldición para que podamos heredar la bendición de Abraham, la bendición de la justificación (v. 8) y de la morada del Espíritu Santo (v. 14). Pablo lo resume en el último versículo del capítulo (v. 29): "Si vosotros sois de Cristo, entonces sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa."
La promesa de Dios a Abraham recibirá un cumplimiento final o escatológico en el destino final de todos los redimidos.
Por aquí están los descendientes espirituales de Abraham, una "gran multitud, la cual nadie podía contar", como incontables como la arena de la orilla del mar y como las estrellas en el cielo nocturno. Están también aquí "todas las familias de la tierra" siendo bendecidas, porque la multitud innumerable está compuesta por personas de todas las naciones. Aquí también es la tierra prometida, a saber, todas las ricas bendiciones que fluyen del gobierno misericordioso de la gracia de Dios. Y, sobre todo, está Jesucristo, la simiente de Abraham, quienderramó su sangre por nuestra redención y quien otorga sus bendiciones sobre todos los que le invocan para ser salvos.
Es el Dios de la Historia. Si somos discípulos de Cristo somos descendientes de Abraham
Es el Dios del Pacto. Todas las promesas de Dios vienen a ser ciertas, pero son heredadas a través de la fe y paciencia.
Es el Dios de la Bendición. La actitud de Dios para su pueblo es positiva, constructiva y enriquecedora.
Es el Dios de Misericordia. Los redimidos serán incontables.
Es el Dios de la Misión – A través de la simiente de Abraham las familias son bendecidas. El dios viviente de la Biblia es un Dios misionero. Necesitamos llegar a ser cristianos globales, con una visión global, ya que tenemos un Dios global.
Según Wagenveld (2004, 73) "Ellos entendieron que el Dios Creador de todo lo que existe les había escogido para ser un pueblo especial con una herencia singular, con una misión definida y una esperanza especial. Ser pueblo de Dios significaba el compromiso de ser un instrumento a favor de todas las naciones y estar dentro de la esfera de la acción universal del señorío de Dios sobre todo el mundo".
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