domingo, 28 de enero de 2024

El contexto de la misión mundial

Aquellos que menos saben sobre la Biblia y el evangelio de Jesús, son la primera prioridad para las misiones cristianas.

Cuando Martín Lutero comenzó la reforma, cerca del 92% de los cristianos vivían en Europa. Cuando William Carey fue a la India en 1793, cerca de 86% de los cristianos vivían en Europa y en América del Norte. Sin embargo, el año 2000, América del Norte y Europa representaban solo 39,9% de los cristianos y, en 2025, solo cerca de 30,7% estarán allá.

Al inicio del movimiento misionero, el cristianismo era de hecho una religión de Blancos, Teológicamente hablando, la religión de Jesucristo siempre fue una religión para todos los pueblos, pero estadísticamente no fue así.

En los últimos dos siglos, la iglesia cristiana se convirtió una vez más en una religión verdaderamente global. La misión ya no es más ‘del Occidente hacia el resto’ sino ‘de todos los lugares hacia todos los lugares’ Gran parte de la misión actual comienza en el sur global se extiende a todo el mundo.

El cristianismo es la religión mayoritaria en todos los continentes, excepto en África y en Asia.

Entre 1910 y 2016, la iglesia Adventista pasó de 85,8% de sus miembros en América del Norte y Europa a 91,9% en los otros continentes.

África tuvo la mayor variación en el porcentaje de miembros, 38,8%; seguida por América Latina, 23,5% y después Asia. 17,8%. EL cambio en la participación de los miembros es una verdadera historia de éxito que demuestra el cumplimiento de la misión mundial adventista. La iglesia a nivel mundial mira ahora a los continentes con gran concentración de adventistas para empeñar plenamente su capacidad misional entre los pueblos menos evangelizados del mundo.

Globalización

El factor de la globalización está íntimamente relacionado al crecimiento poblacional. Los avances en la comunicación y en los transportes trajeron un libre intercambio de ideas, noticias, visiones de mundo, productos, dinero y entretenimiento en un proceso llamado globalización. El internet y las redes sociales colocan a las personas en contacto rutinero con otras personas distantes. Las transmisiones de noticias al vivo que permiten que las personas observen acontecimientos distantes a medida que se desarrollan.

La misión se beneficia de la globalización en muchos aspectos. Viajar en misión ya no es la tarea cara y ardua de antes. El contacto con diferentes culturas y religiones proporciona contacto para la construcción de relaciones. Los medios de comunicación modernos ofrecen nuevos canales para la difusión del evangelio.

Al mismo tiempo, la globalización es un desafío para la misión. Las reacciones locales contra las cosas globales producen sentimientos anti emigrantes y anti extranjeros que bloquean la construcción de relaciones tan esenciales para una misión eficaz entre los más necesitados del evangelio.

Urbanización

Por primera vez en la historia, más personas viven en áreas urbanas que en ciudades rurales.

En 1800 solo el 3% de la humanidad vivía en ciudades, en 2007 la proporción era cerca de 50% y, en 2010, casi el 90% serán habitantes urbanos.

El número de Meta ciudades (más de 20 millones) crecerá de 1 en el año 2000, a 9 en el 2025, y 23 en el año 2050. ‘La mayoría de las meta ciudades será basta, mal gobernada y caótica, con una enorme proporción de su población viviendo en comunidades de extrema pobreza’.

Los desafíos de la misión holística, que involucran el servicio humanitario, la evangelización y la formación de discípulos, son inmensos en las grandes ciudades de nuestro tiempo. El servicio misionero es complicado por la violencia, por el congestionamiento del tránsito y por la contaminación ambiental de las ciudades. Con todo, el modelo de servicio encarnacional de Cristo hace que la aceptación de las dificultades asociadas a la misión urbana sea una parte normal del servicio cristiano. Los cristianos pueden hacer contribuciones únicas para la humanidad en áreas urbanas problemáticas.

En cuanto a la guerra y el terrorismo, hacer la paz es más válido que nunca como parte de la misión cristiana.

Migración humana

La migración hace parte de la narrativa humana desde los tiempos pre-históricos. Pero la escala de la migración en el siglo XXI no tiene precedentes.

El diccionario Oxford define al refugiado como: ‘Una persona que fue forzada a dejar su casa y buscar un refugio en otro lugar, especialmente en un país extranjero, debido a la guerra, persecución religiosa, problemas políticos, los efectos de un desastre natural, etc. Una persona desplazada’

Emigrante: ‘Aquel que sale de su propia tierra para establecerse permanentemente en otra’

Inmigrante: ‘Aquel que emigra, una persona que migra a un país como colono’

La ONU informa que entre 2000 y 2015, el número de migrantes internacionales de todos los tipos aumentó 41% alcanzado los 244 billones.

Un alto comisionado de la ONU dice: ‘Estamos viviendo ahora los más altos niveles de desplazamiento ya registrados. Un número sin precedentes de 65,6 millones de personas en todo el mundo fueron forzadas a dejar de estar en casa. Entre ellos están 22,5 millones de refugiados, de los cuales, más de la mitad tienen menos de 18 años. Hay también 10 millones de apátridas a quienes fue negada la nacionalidad y el acceso a los derechos básicos como educación, salud, empleo y libre circulación… Casi 20 millones de personas son desplazadas a la fuerza cada minutos como resultado de conflictos y persecuciones.

¿Cuáles son las principales implicaciones de la migración humana para las misiones cristianas en este siglo?

Primero, los cristianos que viven en países que reciben muchos migrantes necesitan tener la seguridad de que ven a los migrantes de forma semejante a la de Cristo. Los emigrantes que llegan a sus comunidades deben ser tratados como Cristo los trataría.

Segundo, Los misioneros tienen una vasta gama de necesidades y problemas que exigen una respuesta misionera holística. La misión adventista incluye una gama completa de ministerios para las necesidades humanas en todo el mundo.

Tercero, muchos adventistas están entre los migrantes que llegan a Estados Unidos, Canadá y Europa. Ellos traen desafíos y potencial para hacer misión en las comunidades e iglesias donde se establecen.

Por eso, el estilo cultural de ser adventista debe ser negociado ¿Cuáles elementos de su cultura de origen retendrán y cuáles de la nueva cultura absorberán? 

Los migrantes de segunda y tercera generación enfrentan desafíos específicos que representan un desafío misional para la iglesia. Los emigrantes tienen un gran potencial misionero, pues traen sus dones y compromisos a nuevos contextos. Las iglesias de migrantes son desafiadas a convertirse más que enclaves caribeños, asiáticos o africanos en Europa, Estados Unidos o Canadá. Su tarea misional es testificar de una forma culturalmente contextualizada a las comunidades que rodean sus iglesias.

Cuarto, la migración trae musulmanes, hindús, budistas y otros que vivían ‘allá’ para que vivan ‘aquí’, lo que puede situarlos al lado de una iglesia adventista en casi todos los continentes. Una gran oportunidad para la misión.

Por causa de las enfermedades y epidemias, el amplio mensaje adventista de salud nunca fue una parte tan importante de la misión como hoy.

A causa de los desastres climáticos y las crisis de recursos, el servicio humanitario incluye ministrar a las necesidades de la humanidad.

Esto implica la necesidad de ser altamente éticos en la gestión de fondos de la iglesia y la misión. Así, las personas que están entre la parte más rica de la humanidad necesitan tener un compromiso inconmovible para aliviar el sufrimiento humano y apoyar la misión global. Dios dio a los más ricos lo que ellos tienen, no porque sean más dignos, sino porque él desea que sean colaboradores en su misión.

No tener libertad de culto afecta directamente a la misión. Esas restricciones van desde la desaprobación social a reglas que limitan la actividad religiosa a propiedades de la iglesia, la negación total del derecho de culto en cualquier lugar, la amenaza de muerte en caso de conversión. Algunas naciones con poblaciones dominantes musulmanas, hindús, budistas o comunistas promulgan leyes que prohíben misioneros expatriados y criminalizan la conversión al cristianismo.

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