viernes, 26 de enero de 2024

¿Hay esperanza para los no evangelizados?

Cuál es el destino de aquellos que no han tenido la oportunidad de escuchar acerca de Jesús? ¿Son salvos o están perdidos? Si los misioneros no van con un mensaje de salvación, ¿qué pasará? ¿Cómo es Dios amoroso y justo en todo esto? Estas preguntas nos llevan a otras cuestiones importantes. ¿Cómo se relaciona el cristianismo con otras religiones del mundo? ¿Es el cristianismo único? ¿Cuál es la razón de los misioneros, de todos modos?

A lo largo de los años, los teólogos cristianos han desarrollado cuatro respuestas básicas a las preguntas mencionadas anteriormente.

1. Restrictivismo. Sostiene que todos los no evangelizados están condenados. Agustín enseñó este punto de vista, al igual que el teólogo de la Reforma Juan Calvino. Muchos evangélicos modernos continúan creyéndolo y predicándolo.
La fuerza de este concepto radica en su poderosa motivación para la misión
Sin embargo, los restrictivistas tienen un problema. ¿Cómo puede uno creer en un Dios justo y amoroso si, sin culpa alguna, la gente se pierde porque no ha tenido la oportunidad de escuchar las buenas nuevas de Jesús?

2. Universalismo. Sostiene que todos los buscadores religiosos sinceros serán salvados. La mayoría de los universalistas cristianos ven esto como algo que ocurre por medio de la obra o el mérito de Jesús. Al final todos los no evangelizados —incluso los que ahora son rebeldes— serán rescatados.
Una minoría de los universalistas cree que Dios salvará a todos los pueblos a pesar de sus elecciones. Un número mayor sostiene que Dios continuará trabajando con la gente hasta que todos finalmente se convenzan de que su camino es el mejor.
El universalismo fue defendido en la iglesia primitiva a través de los escritos de Orígenes. Cayó en desgracia y fue revivido solo después de la Reforma. Desde 1800 ha ido ganando fuerza entre los protestantes y los católicos romanos
Entre los conocidos defensores del universalismo en el siglo XX se encuentran los eruditos bíblicos británicos William Barclay y John A. T. Robinson, así como el teólogo estadounidense Paul Tillich.

Entre los textos favoritos de los universalistas están 1 Timoteo 4:10, donde Pablo dice que Dios “es el Salvador de todos los hombres”; Tito 2:11, “La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a toda la humanidad” y Juan 12:32, donde Jesús declara “Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo

La fuerza de la posición universalista es su visión de Dios. Un ser divino que al final salva a todos puede ser visto fácilmente como amoroso, cuidadoso y longevo.
Por otra parte, a los universalistas, si se toman en serio la Biblia, les resulta difícil explicar por qué Jesús ordena a sus seguidores que lleven su mensaje salvador “hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8) “y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19). ¿Por qué testificar si todas las personas en todas partes, al final serán salvas?

3. Inclusivismo. Entre los dos extremos del restrictivismo y el universalismo se encuentra el inclusivismo o la “esperanza más amplia”
Sostiene que debido a lo que Dios hizo por medio de Jesucristo, todos los buscadores religiosos sinceros serán salvos. Debido a que Jesús es la base de la salvación, puede salvar a los verdaderos buscadores de otras religiones o de ninguna religión que tal vez nunca hayan oído hablar de él. El inclusivismo difiere del universalismo en que insiste en que las personas que no son verdaderos buscadores de la salvación están perdidas
En la actualidad el inclusivismo está ganando adeptos, a menudo a expensas del restrictivismo. John Wesley, el fundador del Metodismo, y C. S. Lewis, el popular escritor cristiano, están entre los que han apoyado el inclusivismo.
Un grupo cree que Dios no necesita evangelizar a estas personas. Ya que él sabe todas las cosas, puede simplemente juzgarlos en base a cómo habrían respondido si hubieran escuchado el mensaje.
Probablemente la mayoría de este grupo siente que buscar sinceramente a Dios y hacer el bien es todo lo que se necesita para que la salvación tenga lugar. Todos los puntos de vista coinciden en que Dios puede salvar a la gente sin el contacto real con un misionero o testigo cristiano de carne y hueso.
Interpretarían que “Salvador de todos los hombres” se refiere a la accesibilidad de la salvación para todos, más que a la necesidad de salvación. Los textos usados por los restrictivistas hablan de la necesidad de “tener al Hijo” u “obedecer al Hijo”. Los inclusivistas entienden que estos textos significan que los no evangelizados podrían obtener la salvación a través de Cristo sin conocer explícitamente su nombre o identidad.
Los inclusivistas afirman que son capaces de defender la bondad de Dios. Aunque algunas personas [sí] están perdidas, es por su propia elección. Dios honra esa elección al no forzarlos a vivir en el cielo.

4. Oportunidad universal. Esta posición concuerda con el restrictivista que el camino a la salvación se encuentra en una respuesta consciente al evangelio. Sin embargo, los que sostienen esta posición no están de acuerdo con el restrictivista, ya que creen que el mensaje no tiene que venir por medio de un mensajero humano o incluso posiblemente durante la vida terrenal de la gente.

Existen dos ramas principales. La primera cree que todas las personas tienen la oportunidad de ser salvas, porque si Dios no envía un mensajero humano, Él usará ángeles, sueños, o algún otro medio especial de revelación. Si esto no ha sucedido durante la vida de una persona, en el momento de la muerte se da la ocasión para creer. Tomás de Aquino, el clásico teólogo católico romano, y el escritor moderno, el teólogo Norman Geisler son los defensores de este punto de vista. Los textos favoritos de este grupo son aquellos que muestran una acción divina especial para alcanzar a las personas con el evangelio. Muchos de estos pasajes se encuentran en el libro de los Hechos.
La segunda rama cree que el evangelismo tiene lugar después de la muerte en algún estado intermedio. Esta creencia recibe muchos nombres diferentes, tales como “segundo período de prueba”, “período de prueba futuro”, “evangelismo escatológico”, “evangelismo postmortem” e incluso “perseverancia divina”. A Dios le importa tanto, dicen los que sostienen este punto de vista, que la muerte no es una barrera, y Dios va más allá para ir tras aquellos que ama para darles una oportunidad de responder a Jesús.
Uno de los textos favoritos de estas personas es 1 Pedro 3:18-4:6, que para ellos representa a Jesús predicando el evangelio a los muertos. Un antiguo seguidor de este punto de vista fue Clemente de Alejandría, mientras que los teólogos modernos Donald Bloesch y Gabriel Fackre también lo apoyan.
Ambas ramas de este punto de vista sienten que su comprensión responde mejor a las preguntas sobre la justicia y el amor de Dios, así como a la centralidad de Jesús y del evangelio. En su opinión, las personas son salvas solo si responden al evangelio y a todos se les da la oportunidad de hacerlo. El amor de Dios los persigue hasta que ellos han escuchado.

4 principios

a. Los cristianos sinceros creyentes en la Biblia están en los cuatro grupos
Debemos resistir la tentación de juzgar a aquellos que no están de acuerdo con nuestro punto de vista como menos que cristianos. Los que proponen cualquiera de estos puntos de vista pueden dar un estudio bíblico extenso que apoye su posición. Si la Biblia fuera totalmente clara sobre el tema, probablemente no habría tanta variación. Por razones que solo Dios conoce, las Escrituras no tratan este tema tan claramente como quisiéramos.

b. Los cristianos deben mantener la centralidad y la soberanía de Jesús.
Muchos restrictivistas parecen limitar el poder de Jesús. Creen que él puede salvar solamente a aquellos que han sido alcanzados por un misionero. Creo que el Cristo resucitado, la única fuente de salvación, puede de hecho tener la capacidad de salvar a la gente de maneras diferentes a este único método. Al esforzarse por tomar a Jesús en serio como la fuente de salvación, los restrictivistas pueden en realidad negarle algo de su poder soberano.
Algunos universalistas parecen negar la singularidad de Jesús y sugieren que la salvación puede ser encontrada al margen de él. Dos populares autores modernos que defienden este punto de vista son John Hick y Paul Knitter.

c. Los cristianos deben mantener un equilibrio entre el amor, la justicia de Dios y el claro mandato de testificar
Creo que la manera usual en que Dios salva a la gente es a través de mensajeros humanos que comparten sus buenas nuevas. También creo que Dios es justo y amoroso y que no está limitado por nuestro fracaso en dar el mensaje. Él puede usar medios especiales para tocar a la gente. Él lee los corazones de las personas y juzga en consecuencia. Mientras que Jesús es siempre la base de la salvación de cualquier persona, algunos que no han escuchado su nombre pueden ser salvados por él.
Este énfasis equilibrado aparece en los escritos de Elena G. de White. Por un lado, ella enfatiza que la gente está pereciendo debido a nuestro fracaso en alcanzarla.
Por otro lado, ella señala claramente cómo algunos no cristianos serán salvos:
“Entre los paganos hay quienes adoran a Dios ignorantemente, quienes no han recibido jamás la luz por un instrumento humano, y sin embargo no perecerán. Aunque ignorantes de la ley escrita de Dios, oyeron su voz hablarles en la naturaleza e hicieron las cosas que la ley requería. Sus obras son evidencia de que el Espíritu de Dios tocó su corazón, y son reconocidos como hijos de Dios”.

d. Un estudio cuidadoso muestra que a veces otras preguntas son más apropiadas que la pregunta de “salvación”
Otras preguntas son más provechosas: ¿Cómo está trabajando Dios en la vida de esta persona? ¿Qué puedo hacer para avanzar en el proceso? Tales preguntas dejan la salvación en las manos de Dios y nos llevan a ver cómo podemos cooperar con él.

MOTIVOS PARA LA MISIÓN

A la luz de todo esto, ¿qué podemos decir de los motivos para la misión? Propongo cinco.

Debido a las necesidades desesperadas de la gente. 
Jesús encontró a las multitudes “desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9:36). Esta es la razón que dio para enviar trabajadores a la mies. Las necesidades espirituales, sociales, familiares, y físicas abruman nuestro mundo hoy.

Porque Jesús lo manda. 
La Gran Comisión es un mandato, no una sugerencia. Jesús debe haber sabido lo que estaba diciendo. Aunque no entendamos todas las razones, a los seguidores de Jesús les encanta obedecer su mandato (véase Mateo 28:18-20; Marcos 16:15, 16; Lucas 24:48, 49; Juan 20:21; Hechos 1:8).

Porque Dios usa a los cristianos en la misión para guiar a la gente a la fe y a la salvación. 
Se dice que los que comparten las buenas nuevas tienen “pies hermosos” (Romanos 10:14, 15). La gente no puede creer a menos que oiga, y solo puede oír si un predicador habla. Podemos hacer una diferencia eterna en la vida de las personas.
Porque el compartir beneficia al misionero. En aquellos que están atrapados por la gracia y el amor de Dios, hay un profundo e imparable deseo interior de compartirlo. No seríamos felices si no diéramos la noticia. Pablo dijo: “¡Ay de mí si no anunciara el evangelio!” (1 Corintios 9:16). No se habría contentado con hacer otra cosa. El crecimiento y el gozo que vienen de trabajar para la gente no se pueden medir.

Porque la gran controversia no ha terminado todavía. 
Cristo y Satanás están todavía encerrados en una batalla sobre los corazones y las almas de la gente. Las fuerzas del mal todavía afectan los asuntos humanos con terribles consecuencias. Los cristianos en misión son las tropas de choque del reino de la luz de Dios que luchan contra las fuerzas oscuras del mal. El reclutamiento para el ejército del reino de Dios es una prioridad máxima.
Aunque no entendamos en ninguna situación misionera en particular exactamente por qué o cómo Dios está trabajando, el hecho de que estemos allí contando las buenas nuevas nos pone en el centro del plan de Dios para nosotros y el mundo.

MI COMPROMISO

Lo que es especial acerca de los cristianos es que Jesús es el único Dios-hombre y el único camino hacia Dios Padre. Esas son buenas noticias que no tienen nada que ver con la bondad o la maldad de ninguna persona o sistema religioso en particular. Nuestra tarea principal es contar esta historia con amor y persistencia y dejar que Dios decida quién se salvará.
Nuestra creencia también debe preservar la centralidad de la misión. No me preocupa tanto lo que creemos sobre el destino de los no evangelizados como nuestro compromiso de obedecer el mandato de Jesús de proclamar las buenas nuevas a todas las personas. La iglesia —es decir, nosotros— vive y muere en base a nuestra obediencia a esa misión.

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