El AT usa la palabra “remanente” (she’âr / she’êrît) para describir tres tipos de pueblo: 1) un remanente histórico, sobreviviente de una catástrofe; 2) un remanente que mantiene una relación activa de pacto con Dios y es portador de las promesas de la elección divina; y 3) un remanente escatológico, que era de la iglesia y que en última instancia salen victoriosos. El motivo del remanente en las Escrituras se encuentra en cada libro del AT. Su terminología se usa más de 540 veces sólo en el AT.
1. Remanente Histórico. sobrevivientes de Israel (o Judá) que queda- ron vivos después de algunas catástrofes nacionales (2 Rey. 19:31; 25:11; 2 Crón. 34:21; Jer. 24:8; 52:15; Eze. 9:8; 11:13)..
2. Solo quienes adoraron a Dios de acuerdo con su pacto eran el fiel remanente dentro de Israel. Adicionalmente, es signi- sobrevivió a los juicios de Dios en el AT debía volver con todo su corazón a su Dios del pacto o caerían también bajo el castigo del juicio de Dios (Deuteronomio 30:1-3; 2 Reyes 21:14, 15; 2 Crónicas 30:6).
Cristo fundó un nuevo Israel, el remanente mesiánico del pueblo de Israel y los llamó “mi iglesia []” (Mat. 16:18). A este nuevo organismo, con su propia estructura y autoridad, le dio “las llaves del reino de los cielos” (v. 19; ver 18:17).
Al llamar a los discípulos para formar la manada pequeña que recibiría el reino, Cristo formó el núcleo del nuevo Israel (Luc. 12:32).
Dios no dependía de la nación judía para el cumplimiento de su divino propósito para todos los hombres. Su plan no podía ser frustrado ni demorado por el rechazo que Israel hizo del Mesías
La iglesia fiel de Cristo a través de las edades, especialmente en su fe apostólica plenamente restaurada en remanente del AT.
La interpretación eclesiológica elimina completamente las restricciones ét- nicas y nacionales del viejo pacto de Israel. El pueblo del nuevo pacto ya no se caracteriza por los vínculos de raza o país, sino exclusivamente por la fe en Cristo. A este pueblo Pedro lo llamó el Israel espiritual, o “nación santa”.
Apocalipsis 12-14, tiene que ver con la terminación mundial de la misión del evangelio de la iglesia de Jesucristo.
Luego Juan continúa remanente durante los 1.260 años de la Edad Media: “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra con- tra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Ap 12:17).
Eso [Dan. 12:4] es evidentemente una predicción del gran reavivamiento en la exposición profética que ocurrió bajo el despertar simultáneo en el siglo XIX, tanto en el Viejo Mundo como en el Nuevo
La promesa de Daniel 12:4 señala al surgimiento providencial de un despertar mundial con respecto a la profecía apocalíptica en las el Apocalipsis amaneció completamente so- bre la conciencia cristiana sólo a mitad del siglo XIX. Sólo entonces se enfocó la inves- mensaje de reforma de Apocalipsis 14
Los ángeles de Apocalipsis 10 y 14 están relacionados íntimamente, y ambos representan el origen dramático del que tiene una misión universal y credenciales divinas para proclamar un mensaje de juicio basado en Daniel y sus tiempos proféticos.
Mientras que la mujer en Apocalipsis 12 es rescatada, la mujer de Apocalipsis 17 es destruida por sus anteriores amantes (v. 16).
La advertencia en cuanto a la ira “pura” de Dios (v. 10) sugiere que el juicio de Dios ya no contendrá su misericordia suavizadora como en el pasado (Hab. 3:2; Dan. 9:11, 12, 16-18).
Los fieles de Apocalipis 14:12 son el mismo grupo de creyentes que “el remanen- te” de la simiente de la mujer en Apocalipsis 12:17. Ambos pasajes de la Escritura destacan que el pueblo de Jesús del tiempo del fin guarda los mandamientos de Dios por medio de una fe viva en Jesús y en su testimonio a ellos (Apoc. 19:10). Retienen o sostienen el mensaje del evangelio apostólico que une la gracia salvadora de Dios con su sagrada ley como la norma del carácter en el juicio (Rom. 2:12-16). Por causa de este testimonio sagrado de Jesús o “espíritu de profecía” los apóstoles y sus seguidores han sufrido persecución (Apoc. 1:6; 6:9; 19:10). La iglesia de mandamientos de Dios como al testimonio de Jesucristo (12:17).
El “fuerte clamor” constituye el llama- separe de la comunión con Babilonia, y es la última advertencia contra la unión renovada de la Iglesia y el Estado tal como se describe en Apocalipsis 17. Es el ruego derramamiento de las siete últimas plagas. del Cordero y los de la bestia, Cristo será exaltado con poder y gloria pentecostal renovado (Apoc. 18:1). Cada persona tendrá que tomar partido. Nadie puede permanecer neutral ante las demandas de Cristo.
Así como Jerusalén recibió su juicio sólo después de rechazar el llamamiento del Cristo resucitado en el Pentecostés, así la Babilonia del después del último llamado pentecostal de Cristo. El degenerado forma el antitipo más dramático de todas las órdenes anteriores a huir (Génesis 19:14-17; Jeremías 51:6, 45; Mateo 24:15, 16).
“Allí [en Estados Unidos durante el movimiento millerita] fue donde la profecía del mensaje del primer ángel tuvo su cumplimiento más directo” (CS 417)
Si se separa el sábado de los mensajes, pierde su poder; pero cuando se lo conecta con el mensaje del tercer ángel, adquiere un poder que convence a incrédulos e infieles, y les proporciona fuerza para permanecer, vivir, crecer y florecer en el Señor. 1TI, 302.
Por tanto, según la teología adventista, aceptar el descanso del séptimo día incluye aceptar la escatología del triple mensaje de Apocalipsis 14. Sin embargo, por encima de cualquier reforma de la adoración, el mensaje de los tres ángeles transmite el llamamiento urgente a elegir a Jesús como Señor personal y Salvador y permanecer leal a él durante la crisis final (Apoc. 14:15).
La iglesia universal está compuesta de todos los que creen verdaderamente en Cristo; pero en los últimos días, una época de apostasía generalizada, se llamó a un remanente para que guarde los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Este remanente anuncia la llegada de la hora del juicio, proclama la salvación por medio de Cristo y pregona la proximidad de su segunda venida. Esta proclamación está simbolizada por los tres ángeles de Apocalipsis 14” (Creencias de los Adventistas del Séptimo Día 180).
Los adventistas se ven a sí mismos como el cumplimiento de la profecía apocalíptica, un movimiento profético llamado a preparar a un pueblo en todas las partes de la Tierra para estar listo para la aparición de Cristo. Consideran colectivamente ser el cumplimiento del Elías prometido en Malaquías 4:5 y 6, enviado por Dios para “restaurar todas las cosas” (Mateo. 17:11). Por tanto, están comprometidos a restaurar todas las verdades del nuevo pacto de la Biblia que han sido descuidadas. Ven su mensaje como el cumplimiento final de Isaías 58:12-14, que combina las ideas de restauración y preparación.
Basados en la urgencia de este mensaje, convocan a los hijos de Dios en todas las iglesias a huir de la apostasía histórica para librarse del castigo por los pecados de Babilonia bajo las siete últimas plagas, y, en vez de eso, recibir la plenitud del Espíritu de Dios y estar listos para encontrarse con Cristo en gloria (Apocalipsis 18:1-5).
Esta autoevaluación mantiene a la iglesia remanente totalmente responsable ante Cristo. Los que formen parte del pueblo remanente final de Dios en la historia serán un pueblo espiritual que ‘incluirá a cada seguidor verdadero y fiel de Cristo’ entre muchas denominaciones y religiones.
“El tema del sábado será el punto culminante en el gran conflicto final en el que todo el mundo tendrá una parte. Los hombres han honrado los principios de Satanás por encima de los principios que rigen los cielos; han aceptado el falso día de reposo que Satanás ha ensalzado con la señal de su autoridad; pero Dios ha colocado su sello sobre su ordenanza real. Cada sistema de día de reposo –ya sea el verdadero o el falso– lleva el nombre de su autor, una marca indeleble que demuestra la autoridad de cada uno.
“Todos deben hacer ahora la gran decisión de si recibirán la marca de la bestia y su imagen, o el sello del Dios viviente y verdadero” (ibíd.).
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