martes, 23 de enero de 2024

La misión en un contexto de desconfianza

La conciencia solo es posible en un ambiente cuya conciencia moral obedezca a ciertos valores que permitan una convivencia de fluida interrelación. Así, según el autor, el sentido religioso o conciencia moral es fundamental para lograr la cohesión social o feedback y hacer frente a la crisis de confianza generada por el relativismo moral.

El individualismo ha producido una crisis de confianza que ha derivado en la pérdida de identidad y la fragmentación social. Una estructura familiar fuerte y estable, e instituciones sociales perdurables no pueden ser creadas mediante leyes o decretos, sino que dependen de los hábitos, las costumbres y de una determinada conciencia moral.

Las organizaciones totalitarias no permiten el desarrollo del capital social o confianza interpersonal, pues generan hábitos dependientes de las instituciones.

El escepticismo expresa el desencanto institucional ante la marcada falta de valores en la vida pública. La condición posmoderna está marcada por la declinación de la confianza y el derrumbe de las instituciones (escuela, iglesia, familia y estado), predominando una situación de desorden moral.

Max Weber opina que en toda sociedad siempre ha de existir alguna fe que garantice los éxitos institucionales. Hay una pérdida de sentido a la que Max Weber interpreta como ‘desencantamiento’. Esta realidad cultural conlleva, según Jean-Claude-Guillebaud, un conformismo permisivo, hedonista e indiferente a los valores morales, pero que agoniza por la soledad y el vacío. Agrega, además, que a esta sociedad posmoderna no le interesa el prójimo y que los movimiento religiosos no son más que demagogias.

La reforma generó hábitos necesarios para la Revolución Industrial, pues unía a las personas, no solo familiares mediante valores como la honestidad, la excelencia y el servicio.

Cuando el egoísmo, que conduce a la desconfianza, reemplaza lo humano o a la moradía ética que hace viable la democracia, se produce una regresión a la barbarie, a la violencia, retornando la amenaza de los autoritarismos.

La socialización es la transmisión de cultura.

En su auto determinismo, sostienen que el hombre está hecho a la imagen de la sociedad. ¡Qué contraste!, de estar creado a imagen de Dios (con libre albedrío o autonomía) pasa a ser imagen de la sociedad.

Se puede observar que su técnica se dirige a su principal objetivo macrosociológico, es decir, la influencia coercitiva de valores culturales utilitaristas sobre consumidores y electores. Con relación a lo mencionado conviene destacar, como ya fue dicho, el peligro de tornar a la evangelización en un mecanismo que pretenda llegar a las masas y no a las personas.

Ante la falta de amor, comprensión y de genuino interés, la confianza se diluye y el feedback se quiebra.

En esta sociedad cuya rebelión es la desconfianza tiene por protagonista a un hombre light, que supuestamente ‘libre’ se opone a todo compromiso por temor a ser utilizado.

En el individuo extradirigido, la capacidad de hacer uso de su libertad o autonomía ha sido atrofiada. Es de ingenuos negar la realidad de la influencia social sobre el carácter de los individuos. Sin embargo, los cristianos no han de aceptar que el hombre carezca de iniciativa.

La implementación de métodos anómicos predominantes en el contexto socio-político a fin de cautivar a las masas atrofiando su autonomía o capacidad de discernir y elegir, es siempre factible que sea internalizada y adoptada por las religiones que pretenden alcanzar sus objetivos tomando atajos. Pero es fundamental destacar el respeto que Dios tiene para con el ser humano y su autonomía, por lo cual los métodos de evangelización han de estar basados en la estrategia del feedback, es decir, en la estrategia que implementó Cristo para recuperar la confianza, sin descuidar el cimiento doctrinal.

Artículo: La Misión en un contexto de desconfianza
Autor: Dr. Carlos Cerdá
Libro: Misión y Contextualización

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