Iglesia EGW
"La palabra traducida como 'iglesia' en la Biblia es ekklesia. Esta palabra está compuesta por el verbo kaleô (llamar) con el prefijo ek (hacia afuera). Así la palabra significa "los que son llamados afuera". Parece presentar la idea de un grupo de cristianos en todo el mundo que constituye la representación física de Cristo en la tierra. La declaración de Jesús, en Cesarea de Filipo, 'edificaré mi iglesia' (Mateo 16:18) significa que la iglesia cristiana fue fundada de acuerdo con el propósito divino. Ese propósito fue revelado en la enseñanza de Jesús sobre el nuevo Israel, cuyo núcleo eran los discípulos. Él mostró las exigencias que constituían la nueva comunidad cristiana. (Mr 8:38). Su concepción de misión para esa comunidad se revela en el envío de los doce (Marcos 3:13, 14) y de los setenta (Lucas 10:17-20)". (Abdala, 2013, 9).
La iglesia de Cristo es la intermediaria elegida por Dios para salvar a los hombres. Su misión es llevar el Evangelio al mundo. Esta obligación recae sobre todos los cristianos. Cada uno de nosotros, hasta donde lo permitan sus talentos y oportunidades, tiene que cumplir el mandato del Salvador. El amor de Cristo que nos ha sido revelado nos hace deudores de cuantos no lo conocen. Dios nos dió luz, no sólo para nosotros, sino para que la derramemos sobre ellos. – {CC 81.1}
Si los discípulos de Cristo comprendiesen su deber, habría mil heraldos proclamando el Evangelio a los paganos donde hoy hay uno. Y todos los que no pudieran dedicarse personalmente a la obra, la sostendrían con sus recursos, simpatías y oraciones. Y se trabajaría con más ardor en favor de las almas en los países cristianos. – {CC 81.2}
No necesitamos ir a tierras de paganos—ni aun dejar el estrecho círculo del hogar, si allí nos retiene el deber—a fin de trabajar por Cristo. Podemos hacerlo en el seno del hogar, en la iglesia, entre aquellos con quienes nos asociamos y con quienes negociamos. – {CC 81.3}
El apóstol Pedro exhorta a los hermanos a crecer “en la gracia, y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” [17] Cuando los hijos de Dios crezcan en la gracia obtendrán constantemente un conocimiento más claro de su Palabra. Discernirán nueva luz y belleza en sus sagradas verdades. Esto es lo que ha sucedido en la historia de la iglesia en todas las edades, y continuará sucediendo hasta el fin. “La senda de los justos es como la luz de la aurora, que se va aumentando en resplandor hasta que el día es perfecto.” [18] – {CC 112.3}
Me fue mostrado en repetidas ocasiones que nuestras prensas debieran estar continuamente ocupadas en publicar la luz y la verdad. El tiempo actual es un tiempo de tinieblas espirituales para las iglesias del mundo. La ignorancia de las cosas divinas ha encubierto a Dios y la verdad de la vista de los hombres. Las fuerzas del mal se congregan y fortalecen. Satanás promete a sus asociados que hará una obra que seducirá al mundo entero. Mientras que la actividad de la iglesia es sólo parcial, Satanás y sus ejércitos están desplegando una actividad intensa. Las iglesias seudocristianas están muy lejos de haber convertido al mundo, pues ellas mismas se han dejado corromper por el egoísmo y el orgullo; y necesitan experimentar el poder regenerador de Dios en su seno antes de poder guiar a otros hacia un ideal más elevado y más puro.—Joyas de los Testimonios 3:315 (1909). – {CE 2.3}
La verdad que Dios ha dado a su pueblo en estos últimos días debiera mantenerlo firme cuando lleguen a la iglesia personas que presentan falsas teorías. La verdad que ha permanecido firme contra los ataques del enemigo durante más de medio siglo, todavía debe ser la confianza y el consuelo del pueblo de Dios. – {CE 3.2}
Cuando los miembros de iglesia se den cuenta de la importancia de la circulación de nuestras publicaciones, dedicarán más tiempo a esta obra. Las revistas, los folletos y los libros serán colocados en los hogares de la gente, para predicar el evangelio en sus diversos aspectos... La iglesia debe prestar atención a la obra del colportaje. Esta es una de las formas en que debe brillar en el mundo. Entonces será “hermosa como la luna, radiante como el sol, imponente como ejércitos en orden”.—Manuscrito 113, 1901. – {CE 8.2}
No debe descuidarse por más tiempo la obra del colportaje. Muchas veces se me ha revelado que debe manifestarse un interés más extenso en nuestra obra de colportaje. La circulación de nuestras publicaciones es un medio muy importante para presentar a los hombres la luz que Dios le ha confiado a su iglesia para que la dé al mundo. Los libros que nuestros colportores venden revelan a muchas personas las riquezas inescrutables de Cristo. – {CE 17.3}
En el servicio del Señor hay tareas de diversa índole que deben realizarse. En el servicio del templo [de Israel] había labradores de madera, así como sacerdotes de varias categorías a quienes se les había encargado diferentes responsabilidades. Les toca a nuestros miembros de iglesia levantarse y brillar, porque ha llegado su luz, y la gloria del Señor está sobre ellos. Despierten de su sueño los que conocen la verdad, y hagan todo esfuerzo para amonestar a la gente en el lugar donde están. No debemos descuidar por más tiempo la obra del Señor y hacerla secundaria a intereses mundanos. No tenemos tiempo para estar ociosos ni desanimados. Ha de proclamarse a todo el mundo el evangelio. Han de circular por todo lugar las publicaciones que contienen la luz de la verdad presente... – {CE 17.4}
El Señor llama a muchos a ocuparse en la obra del colportaje... Por causa de Cristo, hermanos y hermanas, aprovechen hasta el máximo las horas del nuevo año para hacer brillar ante la gente la preciosa luz de la verdad presente. El Ángel del pacto está dotando a sus siervos de poder para que lleven la verdad a todas partes del mundo. Ha enviado a sus ángeles con el mensaje de misericordia; pero, como si no se apresuraran lo suficiente para satisfacer el amoroso anhelo de su corazón, coloca sobre cada miembro de su iglesia la responsabilidad de proclamar este mensaje. “El que oye, diga: ¡‘Ven!’” Todo miembro de iglesia ha de mostrar su lealtad invitando a los sedientos a beber del agua de la vida. Una cadena de testigos vivientes ha de llevar la invitación al mundo. ¿Realizarás tu parte en esta gran obra? – {CE 19.1}
Dios llama a obreros de todas las iglesias para que entren en su servicio como colportores evangélicos. Dios ama a su iglesia. Si los miembros hacen su voluntad, si luchan por impartir la luz a los que están en tinieblas, él bendecirá grandemente sus esfuerzos. Representa a la iglesia como la luz del mundo. Por medio de su fiel servicio, una multitud de personas que ningún hombre puede contar llegarán a convertirse en hijos de Dios, aptos para la gloria eterna. Todos los sectores del dominio de Dios han de ser llenados con su gloria. ¿Qué está haciendo, pues, la iglesia para iluminar al mundo, para que en todas partes de la Tierra se eleve hacia él un tributo de alabanza, oración y acción de gracias?—Carta 124, 1902. – {CE 21.3}
El Señor conoce a sus obreros y vela sobre ellos, cualquiera sea el sector de la viña donde trabajen. Él pide que su iglesia se levante y se dé cuenta de la situación. Pide que los que están en nuestras instituciones despierten y pongan en operación influencias que hagan progresar su reino. Envíense obreros al campo de labor, y trátese luego de que el interés de estos obreros no flaquee por falta de simpatía ni de oportunidades para su desarrollo.—The Review and Herald, 2 de junio de 1903. – {CE 26.1}
Algunos están mejor dotados que otros para hacer cierta obra; por lo tanto, no es correcto pensar que cualquiera puede ser colportor. Algunos no tienen adaptabilidad especial para esta obra; pero no debe considerárselos por esto como infieles o poco voluntarios. El Señor no es irrazonable en sus requerimientos. La iglesia es un jardín en el cual hay una variedad de flores, cada una con sus propias peculiaridades. Aunque en muchos aspectos son todas diferentes, cada una tiene su propio valor. – {CE 28.2}
No todos se hallan capacitados para esta obra. Los que tengan los mejores talentos y habilidades, los que emprendan la obra con comprensión y sistemáticamente, y la lleven adelante con perseverante energía, son los que deben ser elegidos. Debe haber un plan muy cuidadosamente organizado y debe ponerse en ejecución con toda fidelidad. Las iglesias de todos los lugares deben sentir el más profundo interés en la labor misionera con nuestras publicaciones.—Testimonios para la Iglesia 4:390 (1880). – {CE 30.1}
Hay muchas personas en los hogares y en la iglesia que no dan importancia a las inconsecuencias evidentes. Hay jóvenes que aparentan ser lo que no son. Parecen ser honrados y leales, pero son como sepulcros blanqueados: atractivos por fuera, mas corrompidos por dentro. El corazón está manchado, teñido de pecado; y así permanece el registro en los atrios celestiales. Se ha llevado a cabo dentro de sus mentes un proceso que los ha endurecido hasta el punto de hacerlos insensibles. Pero si sus caracteres, los cuales son pesados en las balanzas del santuario, fueren pronunciados faltos en el gran día del Señor, sería para ellos una calamidad que ahora no comprenden. La verdad, preciosa y sin mancilla, ha de formar parte del carácter. – {CE 53.1}
Si los que conocen la verdad la quieren practicar, idearán métodos para encontrar a la gente donde está. Fue la providencia de Dios la que en los comienzos de la iglesia cristiana dispersó a los santos y los hizo salir de Jerusalén a muchas partes del mundo. Los discípulos de Cristo no permanecieron en Jerusalén ni en las ciudades cercanas, sino que transpusieron los límites de su propio país y siguieron las grandes vías de comunicación, buscando a los perdidos para llevarlos a Dios. Hoy el Señor desea ver su obra realizada en muchos lugares. No debemos limitar nuestras labores a unas pocas localidades.—Joyas de los Testimonios 2:545, 546 (1900). – {CE 61.1}
Los que adquieran tal experiencia al trabajar para el Señor debieran escribir un relato de ello para nuestros periódicos, con el fin de que otros puedan ser alentados. Hable el colportor del gozo y la bendición que ha disfrutado en su ministerio como evangelista. Estos informes deben hallar cabida en nuestros periódicos, porque son de gran alcance en su influencia. Serán como dulce fragancia en la iglesia y un sabor de vida para vida. Así se verá que Dios obra con quienes cooperan con él.—Joyas de los Testimonios 3:551 (1900). – {CE 82.1}
Jacob prevaleció porque fue perseverante y decidido. Su experiencia atestigua el poder de la oración insistente. Este es el tiempo en que debemos aprender la lección de la oración que prevalece y de la fe inquebrantable. Las mayores victorias de la iglesia de Cristo o del cristiano no son las que se ganan mediante el talento o la educación, la riqueza o el favor de los hombres. Son las victorias que se alcanzan en la cámara de audiencia con Dios, cuando la fe fervorosa y agonizante se ase del poderoso brazo de la omnipotencia. – {CE 84.3}
Muchos más de nuestros libros mayores podrían haberse vendido si los miembros de nuestra iglesia hubieran despertado a la importancia de las verdades que estos libros contienen, y se hubieran dado cuenta de su responsabilidad de hacerlos circular. Hermanos y hermanas, ¿no harán ahora un esfuerzo para hacer circular estos libros? ¿Y no pondrán en este esfuerzo el entusiasmo que han empleado en el empeño por vender Palabras de vida del gran Maestro? Al vender este libro muchos han aprendido cómo trabajar con libros grandes. Han obtenido una experiencia que los ha preparado para entrar en el campo del colportaje. – {CE 128.3}
El evangelio de la salud tiene hábiles abogados, pero su obra ha sido muy dificultada debido a que muchos pastores, presidentes de asociaciones y otras personas que están en puestos de influencia han dejado de dar al asunto de la reforma pro salud la atención necesaria. No la han reconocido en su relación con la obra del mensaje como el brazo derecho del cuerpo. Aunque se ha manifestado muy poco respeto hacia este departamento por parte de muchas personas y de algunos pastores, el Señor ha manifestado su consideración por él dándole abundante prosperidad. Cuando es adecuadamente dirigida, la obra pro salud es una cuña de entrada que abre el camino para que otras verdades alcancen el corazón. Cuando el mensaje del tercer ángel sea recibido en su plenitud, a la reforma pro salud se le dará su lugar en las deliberaciones de la junta directiva de la asociación, en la obra de la iglesia, en el hogar, en la mesa y en todos los acuerdos familiares. Entonces el brazo derecho servirá y protegerá al cuerpo.—Testimonios para la Iglesia 6:327 (1900). – {CE 135.3}
Los pastores deben y pueden hacer mucho para impulsar la circulación de las revistas de salud. Todo miembro de la iglesia debe trabajar con tanto fervor por estos periódicos como por las demás revistas nuestras. No debe haber fricción entre las dos... – {CE 138.4}
Escribo esto porque los que están ocupados en la obra del colportaje y en el trabajo de casa en casa a menudo encuentran a hombres y mujeres rudos y repulsivos en su aspecto exterior, pero quienes, si son ganados para la verdad, figurarán entre sus más leales y fieles adherentes. El espíritu de verdad es ciertamente de valor en toda iglesia. Aquellos a quienes el Señor usa pueden no siempre ser exteriormente pulidos, pero si tienen integridad de carácter, el Señor los considera preciosos. – {CE 160.3}
A medida que el fin se acerca, la obra de Dios ha de crecer hasta alcanzar fuerza, pureza y santidad plenas. Los obreros han de estar llenos con amor a Dios y con amor por sus semejantes. Deben albergar principios de la más estricta integridad. Cuando se toque la tecla debida, Dios se revelará como un Dios de misericordia y amor. Los ángeles del cielo se acercarán a los miembros de iglesia que están sobre la Tierra para ayudarlos en su necesidad. Recordemos siempre que somos obreros juntamente con Dios. En esta unión celestial debemos llevar adelante la obra del Señor con integridad, con cánticos y regocijo. En todo ser se encenderá el fuego del celo santo. Grupo tras grupo de personas abandonará el estandarte tenebroso del adversario para venir en ayuda del Señor, para colaborar con él contra el poderoso enemigo. – {CE 160.4}
La iglesia es ahora militante. Actualmente arrostramos un mundo en tinieblas, casi enteramente entregado a la idolatría. Pero se acerca el día cuando habrá terminado la batalla y la victoria habrá sido ganada. La voluntad de Dios ha de cumplirse en la Tierra como en el cielo. Las naciones de los salvados no conocerán otra ley que la del cielo. Todos constituirán una familia dichosa, unida, vestida con las prendas de alabanza y de acción de gracias: con el manto de la justicia de Cristo. Toda la naturaleza, en su incomparable belleza, ofrecerá a Dios tributo de alabanza y adoración. El mundo quedará bañado en luz celestial. La luz de la luna será como la del sol, y la luz del sol siete veces más intensa que ahora. Los años transcurrirán alegremente. Por sobre la escena, las estrellas de la mañana cantarán juntas y los hijos de Dios clamarán de gozo, mientras que Dios y Cristo declararán a una voz que “ya no habrá más pecado, ya no habrá más muerte”. – {CE 222.4}
Estas visiones de la gloria futura, descritas por la mano de Dios, deberían ser de gran valor para sus hijos. – {CE 223.1}
De una belleza insuperable y esplendor sin rival era el palacio que Salomón y quienes lo ayudaban erigieron para Dios y su culto. Adornado con piedras preciosas, rodeado por atrios espaciosos y recintos magníficos, forrado de cedro esculpido y de oro bruñido, la estructura del templo, con sus cortinas bordadas y muebles preciosos, era un emblema adecuado de la iglesia viva de Dios en la Tierra, que a través de los siglos ha estado formándose de acuerdo con el modelo divino con materiales comparados a “oro, plata, piedras preciosas”, “labradas como las de un palacio”. 1 Corintios 3:12; Salmos 144:12.—La Historia de Profetas y Reyes, 25, 26. – {CES 43.1}
“Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”. Hebreos 7:25. Aunque el ministerio había de ser trasladado del templo terrenal al celestial, aunque el Santuario y nuestro gran Sumo Sacerdote fuesen invisibles para los ojos humanos, los discípulos no habrían de sufrir pérdida por ello. No sufrirían interrupción en su comunión, ni disminución de poder por causa de la ausencia del Salvador. Mientras Jesús ministra en el Santuario celestial sigue siendo, por medio de su Espíritu, el Ministro de la iglesia en la Tierra.—Ibíd. 137, 138. – {CES 46.1}
La doctrina de la conversión del mundo y del reino espiritual de Cristo no era sostenida por la iglesia apostólica. No fue generalmente aceptada por los cristianos hasta casi principios del siglo XVIII. Como todos los demás errores, sus resultados fueron malos. Enseñó a los hombres a dejar para un remoto porvenir la venida del Señor y les impidió que dieran importancia a las señales precursoras de su regreso. Infundía un sentimiento de confianza y seguridad que no estaba bien fundamentado, y llevó a muchos a descuidar la preparación necesaria para encontrarse con su Señor. – {CES 51.2}
Miller siguió escudriñando las profecías con más empeño y fervor que nunca, dedicando noches y días enteros al estudio de lo que resultaba entonces de tan inmensa importancia y absorbente interés. En el (capítulo 8) de Daniel no pudo encontrar algún indicio para el punto de partida de los 2.300 días; aunque se le mandó que hiciera entender la visión a Daniel, el ángel Gabriel sólo le dio una explicación parcial. Cuando el profeta vio las terribles persecuciones que sobrevendrían a la iglesia, desfallecieron sus fuerzas físicas. No pudo soportar más, y el ángel lo dejó por algún tiempo. Daniel quedó “sin fuerzas” y estuvo “enfermo algunos días”. Dice: “Estaba asombrado de la visión; mas no hubo quien la explicase”. – {CES 55.1}
En 1833 Miller recibió de la Iglesia Bautista, de la cual era miembro, una licencia que lo autorizaba para predicar. Además, un buen número de los ministros de su denominación aprobaban su obra, y con su sanción formal él prosiguió sus labores. Viajaba y predicaba sin descanso, si bien sus labores personales se limitaban principalmente a los Estados del este y el centro de Norteamérica. Durante varios años sufragó él mismo todos sus gastos de su bolsillo, y ni aun más tarde se le costearon nunca por completo los gastos de viaje a los puntos adonde se lo invitaba. De modo que, lejos de reportarle provecho pecuniario, sus labores públicas constituían un pesado gravamen para su fortuna particular, que fue menguando durante ese período de su vida. Era padre de una familia numerosa, pero como todos eran frugales y diligentes, su finca rural bastaba para el sustento de todos ellos. – {CES 61.1}
El instigador de todo mal no trató únicamente de contrarrestar los efectos del mensaje del advenimiento, sino de destruir al mismo mensajero. Miller hacía una aplicación práctica de la verdad bíblica a los corazones de sus oyentes -reprobaba sus pecados y turbaba su presunción-, y sus palabras claras y cortantes despertaron la animosidad de ellos. La oposición manifestada por los miembros de iglesia contra su mensaje envalentonó a las clases bajas a ir aún más allá; y enemigos conspiraron para quitarle la vida a su salida del lugar de reunión. Pero hubo ángeles guardianes entre la multitud, y uno de ellos, bajo la forma de un hombre, tomó del brazo al siervo del Señor y lo puso a salvo del populacho furioso. Su obra aún no estaba terminada, y Satanás y sus emisarios se vieron frustrados en sus planes. – {CES 64.1}
A Juan le fueron reveladas escenas de profundo y conmovedor interés acerca de la experiencia de la iglesia. Vio la situación, los peligros, los conflictos y la liberación final del pueblo de Dios. Registra los mensajes finales que han de hacer madurar la mies de la Tierra, ya sea en gavillas para el granero celestial o en manojos para los fuegos de destrucción. Le fueron revelados asuntos de suma importancia, especialmente para la última iglesia, para que los que se volviesen del error a la verdad pudiesen ser instruidos con respecto a los peligros y conflictos que les esperaban. Nadie necesita estar a oscuras en lo que concierne a lo que ha de acontecer en la Tierra. – {CES 67.2}
La obra de Dios en la Tierra presenta, siglo tras siglo, una sorprendente analogía en cada gran movimiento de reforma o religioso. Los principios del trato de Dios con los hombres son siempre los mismos. Los movimientos importantes del presente concuerdan con los del pasado, y la experiencia de la iglesia en edades primitivas encierra lecciones de gran valor para nuestro propio tiempo. – {CES 69.1}
Como los primeros discípulos, Guillermo Miller y sus colaboradores no comprendieron ellos mismos enteramente la importancia del mensaje que presentaban. Los errores que desde hacía largo tiempo se habían establecido en la iglesia les impidieron arribar a una correcta interpretación de un punto importante de la profecía. Por tanto, si bien proclamaron el mensaje que Dios les había confiado para que lo diesen al mundo, sufrieron un desengaño debido a una interpretación equivocada de su significado. – {CES 74.2}
Sin embargo, Dios cumplió su propósito benéfico al permitir que la advertencia del juicio fuese proclamada precisamente como lo fue. El gran día era inminente, y en la providencia de Dios el pueblo fue probado tocante a un tiempo definido con el fin de revelarles lo que había en sus corazones. El mensaje tenía por objetivo probar y purificar a la iglesia. Los hombres debían ser inducidos a ver si sus afectos estaban puestos en las cosas de este mundo o en Cristo y el cielo. Ellos profesaban amar al Salvador; ahora debían probar su amor. ¿Estarían dispuestos a renunciar a sus esperanzas y ambiciones mundanales, y dar la bienvenida con gozo al advenimiento de su Señor? El mensaje tenía por objetivo capacitarlos para discernir su verdadero estado espiritual; fue enviado misericordiosamente para despertarlos con el fin de que buscasen al Señor con arrepentimiento y humillación. – {CES 75.2}
Dios no olvidó a su pueblo; su Espíritu aún permaneció con quienes no negaron irreflexivamente la luz que habían recibido ni reprobaron al movimiento adventista. En la Epístola a los Hebreos hay palabras de aliento y advertencia para los que aguardaban y fueron probados en esa crisis: “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”. Hebreos 10:35-39. – {CES 83.4}
Que esta admonición va dirigida a la iglesia en los últimos días se echa de ver por las palabras que indican lo cercano de la venida del Señor: “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará”. Y este pasaje implica claramente que habría una aparente demora, y que el Señor parecería tardar. La instrucción dada aquí se aplica especialmente a la experiencia de los adventistas en ese entonces. La gente aquí aludida estaba en peligro de hacer naufragar su fe. Habían hecho la voluntad de Dios al seguir la dirección de su Espíritu y de su Palabra; pero no podían comprender los designios que había tenido en lo que habían experimentado ni podían discernir el sendero que estaba ante ellos, y estaban tentados a dudar de si en realidad Dios los había guiado. Entonces era cuando se aplicaban las palabras: “El justo vivirá por fe”. Mientras la luz brillante del “clamor de medianoche” había alumbrado su sendero, y habían visto abrirse el sello de las profecías y cumplirse con rapidez las señales que anunciaban la proximidad de la venida de Cristo, en cierto sentido habían andado por vista. Pero ahora, abatidos por esperanzas defraudadas, sólo podían sostenerse por la fe en Dios y en su Palabra. El mundo ridiculizador les decía: “Han sido engañados. Abandonen su fe, y digan que el movimiento adventista era de Satanás”. Pero la Palabra de Dios declaraba: “Si alguno se retirare, no se complacerá mi alma en él”. Renunciar entonces a su fe, y negar el poder del Espíritu Santo que había acompañado al mensaje, habría equivalido a retroceder camino de la perdición. Estas palabras de Pablo los alentaron a permanecer firmes: “No perdáis, pues, vuestra confianza”; “os es necesaria la paciencia”, “porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará”. El único proceder seguro para ellos consistía en apreciar la luz que ya habían recibido de Dios, atenerse firmemente a sus promesas, seguir escudriñando las Escrituras, y esperar con paciencia y velar para recibir mayor luz.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 442-460. – {CES 84.1}
“Edificará el Templo de Jehová”. Cristo, por medio de su sacrificio y mediación, es tanto el fundamento como el constructor de la iglesia de Dios. El apóstol Pablo lo señala como “la piedra angular. En él todo el edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo santo en el Señor. En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu”. Efesios 2:20-22, NVI. – {CES 91.4}
Pero el pueblo no estaba aún preparado para ir al encuentro de su Señor. Todavía le quedaba una obra de preparación que cumplir. Debía serle comunicada una luz que dirigiría su mente hacia el templo de Dios en el cielo; y mientras siguiera por fe a su Sumo Sacerdote en el desempeño de su ministerio en ese lugar, se le revelarían nuevos deberes. Había de darse a la iglesia otro mensaje de advertencia e instrucción. – {CES 100.3)
Cuando esta obra haya sido consumada, los discípulos de Cristo estarán listos para su venida. “Entonces la ofrenda de Judá y de Jerusalén será grata a Jehová, como en los días de la antigüedad, y como en los años de remotos tiempos”. Entonces la iglesia que nuestro Señor recibirá para sí a su regreso será una “iglesia gloriosa, no teniendo mancha, ni arruga, ni otra cosa semejante”. Entonces ella aparecerá “como el alba, hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden”. Malaquías 3:4, VM; Efesios 5:27, VM; Cantares 6:10. – {CES 101.1}
Entonces, claramente, la Novia representa la ciudad santa y las vírgenes que van al encuentro del novio son un símbolo de la iglesia. En el Apocalipsis se dice que el pueblo de Dios son los invitados a la cena de las bodas. Apocalipsis 19:9. Si son los invitados, no pueden representar también a la novia. Cristo, según lo consigna el profeta Daniel, recibirá del Anciano de días en el cielo “dominio, gloria y reino”; recibirá la nueva Jerusalén, la capital de su reino, “preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido”. Daniel 7:14; Apocalipsis 21:2, NVI. Después de recibir el reino, vendrá en su gloria, como Rey de reyes y Señor de señores, para redimir a los suyos, quienes “se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob” a la mesa en su reino (Mateo 8:11; Lucas 22:30), para participar de la cena de las bodas del Cordero. – {CES 102.1}
Pero una luz más intensa surgió de la investigación de la cuestión del Santuario. Vieron entonces que tenían razón al creer que el fin de los 2.300 días, en 1844, había marcado una crisis importante. Pero si bien era cierto que se había cerrado esa puerta de esperanza y misericordia por la cual los hombres habían encontrado acceso a Dios durante 1.800 años, otra puerta se les abría, y el perdón de los pecados era ofrecido a los hombres por la intercesión de Cristo en el Lugar Santísimo. Una parte de su ministerio había terminado, tan sólo para dar lugar a otra. Aún había una “puerta abierta” al Santuario celestial, donde Cristo estaba oficiando en favor del pecador. – {CES 105.1}
Entonces vieron la aplicación de las palabras de Cristo en el Apocalipsis, dirigidas a la iglesia correspondiente al mismo tiempo en que ellos vivían: “Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar”. Apocalipsis 3:7, 8. – {CES 105.2}
Cuando pasó la fecha fijada para 1844, hubo un período de gran prueba para los que aún sostenían la fe adventista. Su único alivio en lo concerniente a determinar su verdadera situación fue la luz que dirigió su mente hacia el Santuario celestial. Algunos renunciaron a su fe en los primeros cálculos de los períodos proféticos, y atribuyeron a seres humanos o a agentes satánicos la poderosa influencia del Espíritu Santo que había acompañado al movimiento adventista. Otros sostenían firmemente que el Señor los había guiado en su experiencia pasada; y mientras esperaban, velaban y oraban para conocer la voluntad de Dios, vieron que su gran Sumo Sacerdote había empezado a desempeñar otro ministerio y, siguiéndolo por fe, fueron guiados a ver también la obra final de la iglesia. Lograron un entendimiento más claro de los mensajes de los dos primeros ángeles, y fueron preparados para recibir y dar al mundo la solemne advertencia del tercer ángel de Apocalipsis 14.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 476-485. – {CES 107.2}
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