En las reflexiones anteriores hemos considerado muy brevemente el dramático panorama que presentan los miles de pueblos; esos más millones de personas que todavía no han tenido la oportunidad de oír la propuesta salvadora de Dios, a través de su hijo Jesucristo.
Como síntesis de lo que hemos venido hablando hasta aquí vale la pena recordar algunas realidades fundamentales que, como altos picos en una cordillera, se destacan en nuestro panorama mental.
¿Cuáles son esas realidades?
1. La realidad de una gran salvación.
Una salvación provista por Dios, humanamente imposible de evaluar. Puesta está al alcance de todo ser humano por medio del evangelio, que incluye entre otras cosas el perdón de los pecados la certeza de la vida eterna la esperanza para el más allá, la capacidad para vencer el mal en este lugar, todo a través de la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
2. Una gran necesidad.
Se estima que existen en el mundo hoy alrededor de 8 mil grupos humanos; léanse etnias, pueblos, lenguajes, linajes, que suman millones de personas que nunca han tenido la oportunidad de escuchar ni siquiera el nombre de Jesús
3. La gran responsabilidad que el Señor Jesucristo depositó sobre sus discípulos.
Cuando les dijo vosotros soy los encargados de hacer esta tarea y por extensión a nosotros que formamos parte de su cuerpo, que es la iglesia, somos los comisionados para proclamar esta verdad a cada ser humano en este momento de la historia.
¿Qué hacer frente a este tremendo desafío?
Para esto, también, Jesús es el camino la verdad y la vida; y vamos a buscar en él la solución para esta gran necesidad que tenemos delante de nosotros.
¿Cuál es la estrategia de Jesús para llevar a cabo la evangelización del mundo?
La palabra estrategia en los diccionarios significa el plan cuidadoso, o más específicamente, el arte de elaborar planes para lograr una meta determinada.
"La guerra se hace con una buena estrategia". Proverbios 24:6.
Puesto que estamos en guerra contra el gran enemigo, Satanás, necesitamos saber cuál es la estrategia de Jesús frente a esta lucha.
Después de haber tomado conciencia de la magnitud del desafío que significa la evangelización inconclusa, nos preguntamos con razón:
¿Quién es suficiente para completar esta tarea tan grande y gigantesca?
La respuesta bíblica siempre es la misma: sólo Dios es suficiente. Él ha actuado en la historia humana y como es notorio, él ha hecho maravillas.
¿Cómo?
Él preparó dos cuerpos:
1. Un cuerpo para el señor Jesucristo, quien descendió a la tierra se encarnó y vivió una vida perfecta delante de los hombres hasta que por fin, cumplió con la comisión de Dios de dar su vida en la cruz para cubrir nuestros pecados y ofrecernos así una perfecta salvación. Hay salvación para todo ser humano.
2. La Iglesia. Habiendo resucitado y habiendo ascendido al cielo, Dios envío, tal como lo había prometido, el Espíritu Santo; y por medio de su presencia y acción se formó otro cuerpo, en este caso, un cuerpo místico que es la iglesia, de la cual todos nosotros los redimidos, los que hemos nacido de nuevo, formamos parte y como bien sabemos un cuerpo sirve para ejecutar ciertas acciones, es un instrumento para hacer obras que le indica a la mente la cabeza; y sabemos que Cristo en la cabeza, y él le ha ordenado a su cuerpo que es la iglesia: ir por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
3. Un Plan de acción. En tercer lugar queremos destacar que cuando Jesús cumplió su ministerio terrenal él iba trazando un camino y diseñando algunos pasos sencillos que formaban, algo así como un plan, o una estrategia general.
Estos pasos por cuanto fluían de quién es la sabiduría divina encarnada nos señalan algo así como un derrotero que está al alcance de todos y, por supuesto, por tener a Dios como su origen, este plan no puede fallar.
En el evangelio de mateo capítulo 9 y 10 tenemos el pasaje de donde aparecen los principios que acabamos de mencionar.
Jesús está frente a una multitud de seres humanos, necesitados. Sin equivocarnos, podríamos decir que, aquella multitud, era una muestra, algo así como un símbolo una representación de las numerosas multitudes que componen la población del mundo en el día actual.
Para decirlo en términos de nuestro tema, Jesús estaba frente al desafío de la obra misionera mundial. Nos preguntamos: ¿Cómo se comportó cómo se comportó él, ante esta situación tan importante?
1. Jesús tenía un plan de acción.
La compasión brotó todo en su corazón y, por consiguiente, también el deseo de ayudar pero notamos que no estaba ni acomplejado ni confundido ni desalentado por la obra lo que había que hacer.
En el relato que Juan hace de la multiplicación de los panes en el capítulo 6 de su evangelio encontramos esta expresión:
"Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos? Juan 6:5
¿Porque hizo Jesús esta pregunta?
¿Acaso ignoraba Jesús lo que había que hacer para satisfacer el hambre de los miles que estaban a su alrededor?
El evangelio de Juan es el único que al relatar este milagro añade una aclaración clave:
"Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer".
¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! Jesús sabía lo que había que hacer para alimentar la multitud hambrienta de aquel día; y también él sabe lo que se debe hacer para evangelizar el mundo hoy. Esto es, cómo llevar a cada individuo el pan de la salvación y no solo lo sabe; los más notable y lo más inspirador es que él encarnó y practicó los principios que luego enseño y recomendó a sus seguidores. Por lo tanto, no puede haber camino más seguro para llegar a la meta; no puede haber ninguna guía mejor que podamos seguir para lograr el objetivo que buscamos.
Antes de considerar los pasos que Jesús nos da en esta ocasión, vale la pena hacer una aclaración importante:
En el primer siglo, él no contaba con la mayoría de los medios inventos o adelantos tecnológicos de los cuales hoy disponemos en materia de comunicaciones. Por ejemplo, él no tenía tratados o volantes o folletos para distribuir. Todavía, por supuesto, no existían imprentas para imprimir afiches y anunciar la visita a un pueblo, a otra ciudad; no había porciones bíblicas, no había Nuevo Testamento, no había Biblias, tampoco había diarios o periódicos para hacer propaganda, menos aún, alto parlantes, micrófono para hablar a un auditorio numeroso; no había teléfono para poder anunciar la llegada a otra localidad, la radio y televisión no existía todavía; menos aún automóviles, ómnibus, trenes o aviones para tratarse rápidamente de un lado a otro; y ni hablar de máquinas de escribir, grabadoras, películas, computadoras, vídeos o correo electrónico, páginas en la web, internet y tantos otros inventos que han llegado a nuestro poder en nuestros días.
Sin embargo, aunque Jesús no tenía a su disposición ninguno de estos medios modernos que hoy utilizamos y disfrutamos; a pesar de que no contaba con ninguno de estos adelantos; él conocía un plan sencillo, pero fundamental, por medio del cual el mundo podía ser evangelizado con los medios que pudieran estar a su alcance.
Ese plan o estrategia está entrelazado y sugerido en los capítulos 9 y 10 de Mateo. A continuación pasaremos a considerarlos:
"Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. 37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. 38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. 2 Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; 3 Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo, 4 Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó.
5 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia". Mateo 9:36-10:8.
Aquí encontramos tres cosas que Jesús mandó a hacer a sus discípulos, y que también tienen que ver con nuestra actividad en el día de hoy.
Lo más importante debe ocupar el primer lugar. Cara a cara con las apremiantes necesidades de una multitud que tenía delante, sintiendo compasión por ellas, pues las veía como ovejas desamparadas y dispersas que no tienen pastor; es decir, a punto de ser devoradas por las fieras ¿Qué fue lo primero que Jesús ordenó hacer a sus discípulos?
1. ORAR.
Lo primero que Jesús ordenó es orar, o mejor dicho rogar.
Al pensar en este mandato observamos cuatro cosas importantes que queremos mencionar
a. ¿Quién dice estas palabras?
Nada menos que Jesús el jefe supremo, la sabiduría encarnada, el único que no se puede equivocar, el único que nunca fracaso de ningún propósito.
b. ¿A quién lo dice?
Lo dice a sus discípulos quienes estaban en un proceso de formación que culminaría con la aceptación voluntaria de las normas del discipulado enunciadas en Lucas 9:23.
"Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
c. ¿Qué les manda a ser les manda a rogar?
Rogar es más intensivo que pedir, es orar o pedir con existencia, es pedir con perseverancia, es pedir hasta lograr lo que se reclama.
d. ¿Para que les pide que rueguen?
Para que Dios envíe más obreros a recoger la cosecha.
Este es uno de los casi 150 mandamientos que algunos comentaristas bíblicos nos dicen que se encuentran en los evangelios y en las epístolas.
En el aposento alto, Jesús dijo que el verdadero amor o lealtad a él se pondría de manifiesto por obedecer y guardar sus mandamientos.
En el párrafo final del evangelio de Mateo que forma parte de la gran comisión el estableció que parte del ministerio de hacer discípulos sería "enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado" y entre esas numerosas listas de mandatos del Nuevo Testamento; y entre las palabras que pronunció a sus seguidores dice: 'Rogad que envíe obreros a su mies'. Para resaltar la importancia de esta orden podríamos usar una comparación y decir que, si admitimos que la evangelización del mundo es en sí misma una guerra espiritual; en ninguna guerra secular, algún soldado, cabo u oficial puede desobedecer una orden de un superior sin sufrir dolorosas consecuencias. Así que, orar por obreros como Jesús nos ha mandado para un discípulo debería ser algo serio y muy importante; se trata de una orden del jefe supremo.
Satanás conoce esta verdad mejor que nosotros; y él es el enemigo número uno y apuntará a impedir la oración. Este primer paso es fundamental porque la oración es uno de los elementos más potentes con los cuales Dios ha dotado a su iglesia y al creyente individual para realizar la tarea.
¿Cómo hace Satanás para impedir la oración?
Una de sus tácticas favoritas consiste en tratar de desestabilizar al hijo de Dios; por esta expresión queremos dar a entender lo que ocurre cuando, aunque sea transitoriamente, dejamos de depender de Cristo quien es nuestro centro y por así decirlo, nos separamos momentáneamente de la vid, a la cual debemos pertenecer unidos para recibir de la fuerza, la sabia, sabiduría y todo lo que necesitamos para el servicio. En tal caso, cuando nos separamos así, damos lugar a que el YO egoísta que está siempre al asecho ocupe, aunque sea por un corto tiempo, el lugar de mando y de control y cuando el creyente permite que Cristo sea desplazado de su lugar central; rápidamente, los objetivos que están unidos al Señor; es decir, la oración, la salvación por las almas, el testimonio, la evangelización del mundo, etc. Todo ello también se debilita pasa a un segundo o tercer lugar. Entonces, la oración en vez de ser usada para conquistar para avanzar para extender el reino de Dios se torna egocéntrica y muy pronto las peticiones que hacemos se refieren sólo a nuestras propias necesidades. Esto se puede comprobar asistiendo de incógnito a la reunión de oración de muchas iglesias y escuchando los pedidos que se hacen y ¿cuál es la característica que predomina? se confirmará el hecho de que gran parte de las peticiones giran sencillamente alrededor de mi persona, mi trabajo, mi enfermedad, mi familia, mi hijo, mi suegro, etc. Y se cumple lo que dice Santiago en el capítulo 4 de su epístola "pedís mal; pedís para gastar en vuestros deleites en vuestros propósitos, en vuestros intereses personales". Las oraciones por la extensión del reino por el envío de obreros; es decir, por los intereses del Señor, si se producen, generalmente, ocupan el último lugar.
Con razón alguien denominó a la obra misionera como "la cenicienta de la casa de Dios". Pero, Jesús es nuestro ejemplo; él encarnó de los principios que estamos delineando, el Señor nunca ha pedido a sus seguidores que hicieran lo que él mismo no practicaba.
Dice la Biblia que en aquellos días fue al monte a orar; y pasó la noche orando a Dios y cuando fue de día llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos a los cuales también llamó apóstoles. Jesús oró y pidió por obreros. En su oración de Juan 17 se refiere varias veces a los que me diste y sin duda lo recibió en respuesta a la oración.
En Lucas 10 nos dice que más adelante, designó y envió otros 70 obreros a toda la ciudad y lugar a donde él iría.
¿Habrán participado los primeros doce discípulos de una reunión de oración para lograr que los 70 obreros fuesen enviados más tarde?
No se nos dice específicamente, pero es posible que lo hayan hecho. Lo cierto es que la oración es algo así como un engranaje esencial en la maquinaria de la acción y providencia de Dios. No siempre nos es dado saber cómo ni cuándo obra, pero sabemos que funciona y que es indispensable.
Cuando los discípulos se levantaban por la mañana y Jesús no estaba con ellos, ellos sabían dónde encontrarlo. Estaba en un lugar desierto y allí oraba.
La historia de la iglesia muestra muchos avances logrados por medio de la oración.
La manera como un Hudson Taylor y sus colaboradores lograron acrecentar el número de misioneros en la misión al interior de la China en los años 1875 al 1905 es muy desafiante e inspiradora.
En el libro "El secreto espiritual" se nos relata cómo Dios contestó las oraciones de sus siervos que pedían obreros.
Un día un Hudson Taylor estaba en pie ante el gran mapa de la China y le dijo a sus amigos y colaboradores que le acompañaban:
"¿Tienen ustedes la fe suficiente para pedir conmigo a Dios que nos envíe 18 jóvenes para que vayan de dos en dos a las nueve provincias de la China que han quedado sin evangelizar?"
Dios contestó plenamente la oración de aquellos pioneros de la misión y ellos llegaron a la China e iban predicando a Cristo a través de toda la extensión de esas provincias remotas que todavía no tenían ningún mensaje de la palabra de Dios
Después de años de oración y de esfuerzo personal perseverante, el interior de la China se abría delante de ellos como una oportunidad sin paralelo. En todos los centros necesitaban refuerzos de personal. No avanzar significaba algo así como una retracción; hubiera sido como desperdiciar las oportunidades que Dios les daba delante de ellos.
¿Cuál fue el resultado de aquellos días de esperar confiadamente en el Señor?
Con un paso de fe tan asombroso que hizo tan variada la comprensión y la simpatía de los amigos que los apoyaban desde Inglaterra. Elaboraron un llamamiento a las iglesias firmado por cada uno de los miembros de la misión pidiendo 70 obreros nuevos que fueran enviados dentro de los próximos tres años.
¿Habrá funcionado la oración?
Dios obró maravillosamente y envío a los 70 misioneros solicitados durante los tres años siguientes. Pero la fe tuvo que pasar muchas veces por el crisol de la prueba. Más adelante en el concilio chino de la misión celebrado en Hanking, dedicaron una semana entera a la oración y al ayuno para que con corazones preparados pudiesen enfrentar los importantes asuntos que debían tratar. d
De la conferencia surgió la idea de que para poder hacer cualquier avance se necesitaban urgentemente 100 nuevos obreros. Con sumo cuidado se estudió el asunto hasta que Stevenson, que en ese momento era el director de la misión, envió un cable a Londres que decía:
"Oramos por 100 obreros nuevos para 1887"
En esos tiempos la misión tenía solo 190 miembros y pedirle a Dios un aumento de más del 50% dentro de los próximos 12 meses realmente parecía algo imposible.
La oración en ese caso tenía un triple propósito:
1. Que Dios levantará 100 obreros escogidos por el mismo
2. Que él supliera los 50 mil dólares que harían falta por encima de los ingresos normales sin que fuera necesario hacer solicitudes y colectas.
3. Que el dinero entrará en grandes sumas para reducir el exceso de correspondencia considerado una situación muy práctica en una oficina donde había poco personal
¿Qué ocurrió en 1887
600 hombres y mujeres se ofrecieron a la misión ese año. De los cuales fueron escogidos y equipados y enviados 102. Fueron 55 mil dólares los que se recibieron sin hacer ninguna colecta especial.
¿Cuántas cartas fueron enviadas?
11 Donaciones. Dios contestó la oración una vez más y lo hizo de una manera notable.
¿Es nuestro Dios, el mismo Dios de Elías y de Hudson Taylor?
Entonces, el primer paso de la estrategia es rogar, rogar, rogar por obreros. Debemos pedir por más obreros. Debemos pedir por el sostén que necesita; debemos pedir por poblaciones que se abran para el evangelio, debemos de pedir por grupos étnicos no alcanzados, debemos de pedir por cada cosa que se necesita para cumplir con la misión divina.
Pablo pedía que llorará por puertas abiertas y se debe interceder específicamente por cada cosa que sea necesaria para llevar a cabo la voluntad de Dios.
No cometamos el pecado y la equivocación de dejar a un lado esta extraordinaria y poderosa arma que Dios nos ha concedido que es la oración.
2. IR: Compasión+ Oración = Acción
"Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. 2 Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos. 3 Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas. 4 Y en cualquier casa donde entréis, quedad allí, y de allí salid. 5 Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos. 6 Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes". Lucas 9:1-6.
Jesús fue enviado por el Padre, desde el cielo a la tierra, para cumplir una misión y tuvo siempre conciencia de la importancia de esa relación refiriéndose continuamente a ella. En el evangelio de Juan por lo menos 40 a veces se mencionan esas frases que pueden ser:
- El Padre que me envió
- El que me envió
- La voluntad del que me envió.
Esas expresiones parece que las usaba como un credencial para avalar su misión. Él continuamente exhibía la justificación y el respaldo a todo lo que hacía, diciendo que el Padre lo había enviado. En el aposento alto orando él dijo las siguientes palabras: 'Como tú me enviaste al mundo yo los he enviado al mundo' y también después de la restauración cuando se encontró con sus discípulos en su primera aparición les dice 'Como me envía el Padre así también yo os envío'.
La conclusión inevitable es que todo discípulo es potencialmente un enviado; por lo tanto, si nosotros somos sus discípulos, nosotros también somos enviados a cumplir una tarea.
"Llamando a sus discípulos, los envió" ¿A donde los envió? Eso no siempre podemos saberlo inmediatamente; lo importante que tengamos el Espíritu de Cristo. El Espíritu que es la cura de todo egoísmo; que estemos dispuestos a obedecer la guía y la dirección del Espíritu Santo para obedecer su palabra. Es seguro que nos ha enviado que estará con nosotros acompañándonos en todo tiempo para cumplir su misión. El Señor tiene una misión para cada uno de nosotros.
Jesús nos manda a ir; y en las Escrituras se presentan distintas áreas a donde él nos puede enviar. Pensemos en algunos de estos lugares y tal vez el primer lugar que tenemos que mencionar a dónde nos envía es:
ÁREA 1
A nuestra familia, a nuestro barrio, a nuestra ciudad.
Al endemoniado gadareno lo envió a su casa.
¡Qué terrible fue la vida de este hombre! Esclavo de los demonios, viviendo en los cementerios, rasgándose las ropas, haciéndose daño también en su cuerpo, no lo podían sujetar con ninguna cadena, excitado de noche y de día, gritando e hiriendose con piedras; tal era la forma de vivir de este hombre esclavizado por Satanás. Pero tuvo un encuentro con Dios y fue libertado; y no solamente libertado, también transformado; y sus vecinos que sabían muy bien quién era él lo reconocieron como aquel que antes era un esclavo del poder de satanás y lo encontraron sentado tranquilo, vestido y en su juicio cabal.
¿Cuál fue el primer deseo de este hombre cuando sintió que había sido libertado del poder del mal?
El primer deseo que tenía era de seguir a Jesús acompañándolo, con sus discípulos, cruzando el lago para poder cumplir también con una palabra de colaboración al Señor y aquellos que le rodeaban. Pero el Señor pidió le impidió, dijo tengo para ti otro destino. Le dijo: 'Vuélvete a tu casa y cuenta cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo'.
Este nuevo discípulo no tuvo oportunidad de asistir a una iglesia nunca fue un alumno de la escuela sabática, nunca escuchó un sermón, jamás tuvo en sus manos un Biblia, no hizo ningún curso de evangelismo, ni de discipulado; no conocía las cuatro leyes y tampoco había sido enseñado en usar evangelismo explosivo u otros planes semejantes todavía, no había sido bautizado. Pero, aunque no tenía todas estas cosas que nosotros tenemos en el día de hoy, la Palabra de Dios dice que Jesús lo envío ¿Por qué lo envío? Porque había recibido algo muy valioso. Él sabía quién se lo había dado, él tenía algo que contar a las personas que le rodeaban y Jesús lo envío primeramente a su casa, a su hogar; y él extendió a su campaña de testimonio por toda la ciudad. Uno de los evangelios dice que fue por Decápolis = diez pueblos diferentes. De manera que, además de ir a los judíos, evidentemente, tocó con su historia a otras etnias que estaban refugiadas en esa parte de la Palestina. Tal vez, esta sea la zona a donde dios va a enviar a la mayoría de sus testigos:
- su hogar
- su barrio
- su fábrica
- su escuela
- su oficina
Es evidente que en una congregación de 100 o 200 personas el 90% va a seguir trabajando en el lugar donde está su casa, su familia y su empleo. Pero, el Señor puede vernos también a un lugar más distante encontramos.
ÁREA 2
Pueblos y Ciudades
La palabra de Dios que dice: "A los doce y a los setenta, los envió a toda ciudad y a todo lugar a donde él había de ir".
Hay miles de pueblos y ciudades grandes y pequeñas en toda América Latina que necesitan que obreros como estos primeros discípulos, hombres y mujeres, tal vez, de la talla de Felipe, que no era un apóstol, era sencillamente un diácono de la primera iglesia de Jerusalén y Dios lo envió a Samaria, una ciudad a cierta distancia, donde mediante su instrumentalidad se produjo una verdadera revolución, un avivamiento espiritual y como resultado de eso muchos hombres y mujeres se bautizaban y entraban a formar parte del reino de Dios. Tal vez, alguno diga: Yo no me siento capaz de hacer eso; lograr tan grandes resultados como Felipe, yo no tengo don para eso. Entonces, tengo una buena noticia para ustedes. Quizás, pueda imitar a Felipe en un aspecto no tan espectacular de su ministerio. Porque dice la Palabra de Dios que, siendo el sensible a la voz del Espíritu Santo y obedeciendo su dirección, se dirigió a un camino desierto solitario y allí se encontró con un etíope que venía leyendo un rollo de las Sagradas Escrituras, pero que no entendía lo que leía y Felipe se acercó a él y entabló con él una conversación. Le dio a conocer a Cristo como su Salvador; incluso, lo bautizó, porque el mismo africano se lo pidió y la Biblia dice que luego él se fue por su camino gozoso. Probablemente haya sido el primer misionero que salió al exterior; es decir, al África donde, indudablemente, debe haber compartido con sus amigos y familiares la gran salvación que había recibido en aquel momento.
Puede ser que usted no gane a muchas personas, pero Dios puede usarlo para ganar a uno, como Felipe ganó al africano, y a la vez esa persona que usted ganó, puede ganar a muchos más.
Así sucedió con Andrés quien ganó a Pedro; y Pedro, a su tiempo, fue usado para predicar y ganar nada menos que 3.000 personas. La verdad es que Dios necesita un ejército de hombres y mujeres como Felipe. Como Aquila y Priscila, ese matrimonio que tanto ayudó al apóstol Pablo. Que estén dispuestos a trasladarse, tal vez, con su oficio, con su familia, con su profesión, con su negocio, a zonas donde la bandera del evangelio aún no ha sido alzada y allí ganen almas, hagan discípulos y planten la iglesia del Señor.
Dios sigue llamando y enviando a sus discípulos para que cubran vastas regiones necesitadas del evangelio; están en nuestro país, están en nuestras provincias, están en los países limítrofes, están en nuestro continente. Si usted sabe hablar el castellano tiene una vasta multitud de personas y pueblos a los cuales puede llegar con la bendita palabra de Dios.
ÁREA 3
Personas dispuestas a trasladarse con su oficio para que planten la iglesia del Señor en lugares no alcanzados.
Finalmente, Dios los puede estar llamando para enviarlo a donde Cristo todavía no ha sido nombrado. A Pablo lo llamó para enviarlo lejos a los gentiles ¡Qué obra de arte la que hizo el Señor con ese apóstol! Jesús se encara al que podríamos llamar el jefe de los enemigos de la iglesia en aquel entonces y lo transforma en el misionero más grande de la historia Pablo se gozaba en dar su testimonio de esta manera en una carta que le escribió a Timoteo le dice:
"Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel y me puso en el ministerio, habiendo sido blasfemo, perseguidor e injuriador; fui recibido a misericordia para que Jesucristo mostrase en mí todas sus clemencia, para que yo pueda ser un ejemplo para lo que habían de creer en el posteriormente".
Sabemos que Pablo tuvo que pasar por largo periodo de preparación antes de que Bernabé lo fuera a buscar a tarso lo llevara Antioquia y allí se prepararán para la obra misionera. Luego, desde allí, emprendió los viajes misioneros con los cuales llevó el evangelio nada menos que, a al Asia menor y finalmente, a Europa. Pablo es pues, el típico modelo de misionero pionero, que no habiendo compartido el ministerio terrenal de Jesucristo, escucha el llamado de Dios y dedica totalmente su vida a llevar la palabra de Dios a las regiones lejanas que nunca han escuchado este mensaje bendito.
Miles de hombres y mujeres, de las más distintas nacionalidades como Pablo durante estos 20 siglos han recibido el mismo llamado y lo sigue recibiendo y han servido enviados por Dios, a lo largo y a lo ancho de los cinco continentes, pero Dios sigue necesitando hoy a muchos jóvenes y señoritas que experimenten este llamado, que estén dispuestos a vivir y a servir yendo lejos, a los gentiles, a los paganos a los que nunca han escuchado; es decir, a miles de etnias que todavía no están evangelizadas, ir hasta lo último de la tierra.
Rogamos que Dios siga llamando y enviando misioneros pioneros como Pablo para concluir la tarea. Si obedecemos su llamado, como Pablo lo obedeció, estaremos siguiendo en los pasos de Cristo.
Jesús es también el modelo perfecto del cumplimiento de este segundo paso. Dijimos que cuando Jesús trazó estos pasos, él dio el ejemplo.
"Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas enseñando en las sinagogas predicando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad en el pueblo".
En su primer año de ministerio él pasó por Samaria; y después de ganar a la mujer samaritana, plantó allí la semilla en el corazón de los samaritanos, hasta el punto que formó una pequeña iglesia porque se convirtieron varias personas
También dice la Biblia que él fue al norte, a la región de Tiro y Sidón que eran ciudades que no pertenecían a Israel; eran ciudades de Siria, que era un país extranjero, lo cual significa que el Señor Jesucristo hizo las mismas cosas que les mandó hacer a sus discípulos. En una sola palabra, Jesús obedeció el 'Ir por todo el mundo' como ninguno. Se puede decir que en sus tres años de ministerio puso en práctica el pequeño bosquejo que hay en hechos 1:8
¿Dónde le ha enviado Dios a usted?
Le ha mostrado claramente que usted es un enviado que lo necesita y que sin duda tiene un lugar determinado para su servicio.
¿Será ese lugar en su barrio, será en su pueblo, será en su ciudad?
¿O tal vez hace tiempo, Dios le está mostrando algún pueblo de la provincia donde usted nació?
¿O puede llevarlo también a los países limítrofes?
¿O siente que Dios le está llamando como a Pablo y a otros muchos, que dedique totalmente su vida al ministerio y sea un misionero en un país extranjero?
Cualquiera sea su convicción estoy seguro que le hará bien escuchar las palabras del ardiente llamamiento que el General William Booth dirigió una vez a sus oficiales del ejército de salvación, cuando animándoles a ir al campo misionero les dijo:
"¿Qué dices, que no has sido llamado? No he oído el llamado es lo que debiera decir. Él te ha estado llamando desde el momento que perdonó tus pecados, si es que has sido perdonado, suplicándote y rogándote que seas su Embajador.
Pon tu oído sobre la Biblia y escúchala. Te dice que vayas y arranques a los pobres pecadores del fuego del pecado.
Pon tu oído sobre el ardiente y agonizante corazón de la humanidad y escucha suplicante lamento pidiendo ayuda.
Ve y ponte junto a las puertas del infierno y escucha a los condenados implorando te que vayas a la casa de sus padres para que sus familiares no vayan a aquel lugar de tormento.
Y entonces, mira cara a cara a Cristo cuya gracia te dice poseer y cuyas palabras has prometido obedecer; y dile si no has de ir a publicar su misericordia al mundo.
No debes estarte quieto, levántate, sacúdete, haz algo, hazlo enseguida, no te detengas más. Lee, da, ora, habla, canta, haz lo que puedas para que, los que se pierden, sepan la verdad sobre ellos mismos, la verdad sobre Cristo, la verdad sobre el cielo y el infierno".
Si lo haces, seguramente Dios te bendecirá.
¿Cuántos jóvenes y señoritas que están sirviendo a Dios en su ciudad o iglesia responderán al llamado del señor y se preparara para ir a estos lugares lejanos donde la necesidad es más apremiante?
Dejo con ustedes esta pregunta.
Quiera Dios que muchos de los que escuchan estas palabras ofrezcan al Señor sus vidas para poder contestar esta pregunta.