domingo, 28 de abril de 2024

Cómo alcanzar hoy a la gente

"Dios valora mi sumisión para usarme en su misión".

By
R. Norton

La tiranía de la edad oscura, caracterizada por la irracionalidad, la superstición y el abuso de autoridad, fue sucedida por un período intelectual que apuntaba al establecimiento de la justicia, la igualdad y la verdad. Este nuevo movimiento, conocido como la Edad de las Luces, fue la base de revoluciones tales como la francesa y americana y estableció el marco intelectual del modernismo, el capitalismo y el socialismo. La Edad de las Luces es responsable también de ideas que cuestionan la Biblia, la existencia de Dios y la importancia de la religión, y promovió la idea de que el intelecto humano puede alcanzar la verdad sin la necesidad de Dios y la Biblia.

El racionalismo, con sus ideas antirreligiosas, ha permeado el sistema educacional público del mundo occidental, al punto que la mayoría de los jóvenes de edad escolar son constantemente expuestos a filosofías que militan contra la fe cristiana. La evolución es la teoría de los orígenes más aceptada; por otra parte, los milagros de la Biblia son vistos como mitos y leyendas.

El evangelismo no es un sistema o fórmula universal con pasos objetivos específicos. Lo que hace al evangelismo exitoso en algunos lugares puede ser la causa del fracaso en otros. Por ejemplo, evangelizar de puerta en puerta ha funcionado en muchas partes

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del mundo. Sin embargo, la visitación domiciliar no es bienvenida ni permitida en otros lugares.

El evangelismo exitoso es una ciencia emergente que necesita adaptarse a los desafíos sociales e intelectuales que enfrenta. Elena

G. de White escribió en 1905 que la ciencia de ganar almas es “la más alta de todas las ciencias" y añadió que trabajar por la salvación de los pecadores es "la mayor obra a la cual pueden aspirar seres humanos". MC, 310.

Este capítulo tiene como fin presentar algunos de los principios universales más destacados de la ciencia para alcanzar a personas que no aceptan la Biblia como la Palabra de Dios y que confian más en sus propios razonamientos como fuente de conocimiento y verdad. Debe aclararse que el conocimiento de principios y estrategias para la evangelización, en ninguna manera sustituye el trabajo del Espíritu Santo. Solo la tercera persona de la Trinidad puede convencer a las personas del mal, conducirlas a la verdad y otorgar al creyente el poder necesario para la evangelización (Lucas 24:49; Juan 14:12; 16:7, 8, 13).

Evangelismo de penetración

el mandato bíblico puntualiza la responsabilidad cristiana de predicar el evangelio en todas las regiones y a toda criatura (Marcos 16:15), Comunidades enteras existen que no creen en la Biblia, que nunca han escuchado del mensaje adventista de los tres ángeles y que consideran que asistir a la iglesia es una pérdida de tiempo. La Gran Comisión indica que el cristiano debe tomar la iniciativa para alcanzar a estas comunidades. Los seguidores de Cristo son la "luz de las naciones" y tienen la responsabilidad de penetrar con el evangelio en todo el mundo (Isaías 42:6; 49:6; Mateo 5:14-16; Hechos 13:47; 26:23).

Incursionar con el evangelio en círculos sociales ajenos al cristianismo es conocido como evangelismo de penetración. La penetración tiene como fin alcanzar a las personas donde se encuetran, salvando barreras de prejuicio y separación y buscando 

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oportunidades de acercarse a ellas. Jesús, nuestro modelo en la evangelización, empezó su ministerio con este tipo de evangelismo. Él recorría "codas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino" (Mateo 9:35). El cristiano no puede ignorar este principio universal del evangelismo. La iglesia no puede sentarse cómodamente en sus santuarios y esperar que las personas lleguen por sí solas a sus reuniones buscando la verdad. La gente secular y posmoderna no asiste a las iglesias y mucho menos sin invitación. El ejemplo de Jesús muestra que es nuestra responsabilidad tomar la iniciativa y llevarles el evangelio a ellos.

El evangelismo de penetración es también explicado como evangelismo centrífugo, una figura de la física que presenta a la iglesia como una fuerza rotante que expele su sustancia redentora en forma concéntrica a otras regiones, en un proceso de expansión continuo que penetra progresivamente. Algunas de las estrategias de penetración más efectivas son presentadas en las siguientes páginas.

Medios de comunicación masiva

Penetrar con el evangelio en lugares y mentalidades diferentes requiere tacto, paciencia y el uso de métodos que no usen la confrontación directa. Los medios de comunicación masiva tienen algunas características particulares que les permiten alcanzar a personas que no son cristianas.

Los métodos de comunicación masiva empezaron con la invención de la imprenta por Johan Gutenberg. Esta maravilla tecnológica es considerada como el descubrimiento más influyente del segundo milenio. Como ningún otro método en la historia, la imprenta ha sido capaz de preservar la historia y el conocimiento humano para la posteridad.

La radio, el teléfono, el correo directo, la televisión y la Internet han añadido nuevas dimensiones a la predicación. Estos medios de comunicación se han proliferado de tal manera que prác-

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ticamente toda persona que puede leer, oír y ver puede ser alcanzada. Y los medios de comunicación masiva permiten que los cristianos puedan contactar los hogares de la gente y ofrecerles el evangelio en forma atrayente sin invadir su privacidad. El potencial es extraordinario: Se estima que Jesús, en su ministerio, predicó a unas 30.000 personas, mientras que un tele evangelista puede predicarles a 30 millones de personas en un solo programa televisivo.

Aunque los medios de comunicación masiva son excelentes para la comunicación de las buenas nuevas, no suplen otros aspectos importantes de la evangelización tales como la confraternidad, la adoración colectiva y las relaciones interpersonales; estos aspectos son suplidos por otra forma de acercamiento, conocida como el evangelismo de la amistad.

El evangelismo de la amistad

Donde los medios de comunicación masiva son débiles, el evangelismo de la amistad tiene su mayor fuerza. El evangelismo de la amistad es una estrategia excelente para penetrar territorios que no han sido evangelizados. Este tipo de evangelismo está basado en el concepto de que el relacionamiento forma parte de la gran comisión. El evangelismo de la amistad edifica las relaciones, buscando oportunidades para compartir la verdad con eficacia.

Vivimos en sociedades a menudo individualistas, donde muchas personas anhelan amistades genuinas. El ser humano no fue creado para que viviera solo (Génesis 2:18). La soledad es uno de los problemas humanos más insidiosos de la modernidad. La amistad de un creyente llena el vacío social de la persona y se convierte en una herramienta de acercamiento efectiva.

Elena G. de White enfatiza la importancia de las relaciones en el evangelismo con las siguientes palabras: "Vuestro éxito no dependerá tanto de vuestro saber y talento, como de vuestra capacidad para conquistar corazones. Siendo sociables 

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y acercándoos a la gente, podréis atraer la corriente de sus pensamientos más fácilmente que por el discurso más capaz” OE, 201.

Gestos amigables, sonrisas amables, y palabras positivas pueden penetrar la corteza del prejuicio y la indiferencia que aleja al mundo del evangelio.

Jesús y la amistad. El ejemplo máximo del evangelismo de la amistad se encuentra en la forma como Jesús se relacionó con los seres humanos. Él declinó las comodidades del cielo y se hizo miembro de la raza humana para poder relacionarse directamente con ella, "siendo en forma de Dios... se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres" (Fil. 2:6, 7). En su humanidad, fue nuestro amigo (Juan 15:13-15) y cuidó de las necesidades físicas, emocionales y espirituales de la gente (Mat. 14:14-20; Mar. 2:2; 6:34; Juan 11:20-26).

Amistad y juicio. El evangelismo de la amistad promulgado por Jesús es pluralista; abarca a todas las personas, incluso a los enemigos (Mateo 5:44). Las relaciones son tan fundamentales para el evangelio, que formarán parte del juicio final (Mateo 25:31-46; 10:42; 16:27; Romanos 2:5-11; Apocalipsis 20:12). El juicio final estará basado en la calidad de relaciones que los seres humano hayan manifestado con el prójimo y con Dios.

Las relaciones como herramienta de penetración son más efec tivas que el uso de la tecnología en el evangelismo. La iglesia creció más rápidamente antes de la edad industrial que lo que ha crecido con los avances tecnológicos de la comunicación moderna. Esto indica que la proliferación efectiva del evangelio necesita el toque personal de las relaciones humanas.

Un aspecto positivo del evangelismo de la amistad consiste en la cadena de oportunidades que un contacto puede iniciar. Cada ser humano tiene amistades y familiares con quienes compartir las buenas nuevas. Un contacto de amistad exitoso puede proveer una cantidad monumental de vínculos sociales. Esto puede observarse en el ministerio de Jesús: Él le testificó a Juan el Bautista, quien compartió el mensaje con Andrés, quien le predicó a Simón (Juan 1:35-37; 41-42). 

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Éste le testificó a Felipe, quien compartió el mensaje con Natanael (vers. 44, 45). Jesús también le predicó al endemoniado gadareno, quien testificó a sus conciudadanos en Decápolis, incluyendo a sus familiares, de las maravillas que Jesús había hecho en él (Marcos 5:20). También se relacionó con la mujer samaritana, y mediante el testimonio de ésta, muchos aceptaron a Cristo (Juan 4:39).

El evangelismo de la amistad no es inmune a obstáculos tales como el racismo, el idioma, el prejuicio y el nacionalismo; pero en Cristo, todos estos obstáculos pueden salvarse. Cristianos amigables pueden establecer relaciones con la gente sin importar la edad, raza, estatus social, y diferencias filosóficas. Las necesidades de la gente constantemente evolucionan y exigen que el evangelista adecúe sus estrategias de penetración a las condiciones reinantes.

El principio de la atracción

Llegar hasta donde la gente se encuentra es un principio bíblico primordial, pero atraer a la gente a la iglesia también es un paso muy importante. El evangelismo de atracción consiste en acercar a la gente al lugar de adoración con el fin de compartir con ella el amor y el mensaje de Dios. El evangelismo de atracción está basado en la premisa que las almas deben venir a la casa de Dios y unirse a la familia de creyentes en adoración, confraternidad y acción. La adoración congregacional es una de las responsabilidades fundamentales del cristianismo. Evitar la adoración congregacional es censurado por Dios (Hebreos 10:25), mientras que el morar juntos en armonía es exaltado (Salmos 133:1).

En los tiempos bíblicos, el templo de Jerusalén era el centro misional de la tierra. Las profecías de Isaías indican que las naciones debían ser atraídas a esta ciudad (Isa. 2:2) y que los extranjeros se unirían al pueblo de Dios (Isaías 14:1). La reina de Sabá visitó Jerusalén atraída por la fama del pueblo de Dios y bendijo el nombre de Jehová (1 Reyes 10:1-9).

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Atraer a la gente a la iglesia es una de las tareas de la evangelización más difíciles pero una de las más remuneradoras. Las personas que son expuestas a la elevadora atmósfera del culto cristiano y al poder de la predicación del evangelio podrán comprobar que un día dentro del los atrios de Dios es mejor que mil fuera de ellos (Salmos 84:10).

Atraer a la gente posmoderna a la iglesia requiere creatividad y relevancia. El evangelismo de atracción se asemeja a la venta de automóviles. El vendedor se asegura que la apariencia externa del automóvil sea atractiva, pero lo más importante del automóvil es la operación interna del motor. El evangelismo exitoso atrae a la gente a un lugar cómodo, manifiesta acciones nobles de parte de los miembros de iglesia y confía en el poder transformador del Espíritu Santo. La gente de hoy está acostumbrada a asientos cómodos, baños limpios y suficiente estacionamiento; pero lo más importante es la virtud interna y el “ornato de un espíritu afable y apacible" de los testigos (1 Pedro 3:4).

La iglesia magnética

El estudio de los imanes se remonta al tiempo de los griegos, quienes analizaban las propiedades de un mineral negro conocido como magnetita. Desde el tiempo de los griegos, se han logrado muchos descubrimientos sobre el poder magnético de algunas sustancias, siendo el más notable la fuerza magnética de la tierra. La tierra es un inmenso imán, por eso uno de los extremos de la aguja en una brújula apunta siempre al polo norte.

La habilidad de los imanes de atraer y retener ciertos objetos metálicos ilustra la forma como la iglesia debe atraer y retener a la gente en el cuerpo de Cristo. Esta tarea eclesiástica fue claramente establecida por Jesús con las palabras: "Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo" (Juan 12:32). Atraer y retener nuevos miembros es esencial para la supervivencia de la iglesia.

Sin un flujo continuo de nuevos miembros, la iglesia se estanca y empieza a morir.

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La propiedad de atracción de los imanes depende de la fuerza que irradian. Entre más cercano al imán, mayor es la fuerza con la que el metal es atraído. Los objetos que entran en contacto con el imán se magnetizan y adquieren la propiedad de atraer hacia sí a otros objetos. En el contexto de la evangelización, una vez que las personas son atraídas a la iglesia, idealmente deberían continuar el trabajo de atraer a otras personas como parte del ciclo reproductivo establecido por la gran comisión. Jesús fundó la iglesia para que fuera una fuerza que atrajera a los pecadores a su medio para salvarlos. Algunas de las fuerzas magnéticas más conocidas para atraer a la gente a la iglesia son discutidas en los siguientes párrafos.

La predicación magnética

La predicación ha sido uno de los principales medios de evangelización en la historia de la iglesia cristiana. Jesús comisionó a sus seguidores a predicar (Mateo 10:7; Marcos 16:15), y ellos, "saliendo, predicaron en todas partes" (Marcos 16:20). Los predicadores del evangelio son portavoces del Creador del universo, uno de los mayores honores conferidos a los creyentes. "La obra mayor, el esfuerzo más noble a que puedan dedicarse los hombres, es mostrar el Cordero de Dios a los pecadores".

Como foco para atraer a la gente a la iglesia, la predicación ha sido un imán eficaz. El libro de los Hechos registra que un solo sermón del apóstol Pedro fue instrumental en la atracción y conversión de tres mil personas (Hechos 2:14-41). Sin embargo, no toda predicación es magnética, hay sermones que no tienen el poder de atraer a la gente y que en vez de disfrutarse, se soportan.

La predicación magnética requiere predicadores magnéticos y contenido magnético. Tanto el estilo como el contenido de la predicación deben amoldarse al gusto y las necesidades de la audiencia. El desafío más grande del predicador es adaptar el contenido y el estilo de la predicación a la gente que se sienta frente a su púlpito. Esto requiere un conocimiento previo de la audiencia y la

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habilidad de adaptarse a la congregación. El púlpito es el centro nervioso de la iglesia, de donde se motiva y se galvaniza a cada miembro del cuerpo y donde se transmite persuasivamente el evangelio eterno a los visitantes.

El púlpito es la mesa ante la cual los oyentes se sientan para recibir alimento, instrucción, y motivación. La calidad y cantidad de alimento servido debe ser cuidadosamente medido y preparado para suplir las necesidades de cada persona en la audiencia. Es el lugar donde la superioridad del evangelio es presentada en forma superlativa y convincente. Cristo, el centro del cristianismo, debe ser destacado y su sacrificio por los pecados del mundo debe ser exaltado.

La predicación efectiva debe ser encarnada. El mensajero de Cristo debe vivir lo que predica. No podemos desbaratar con la práctica el mensaje que proclamamos. Un mensaje vivido y ejemplificado es más poderoso que un mensaje hablado. Elena G. de White escribió contra los predicadores que predican verdades solemnes pero no las viven; estos predicadores, dice ella, no tienen la aprobación divina.

Gente magnética

Las iglesias magnéticas están compuestas por gente magnética; personas amigables que reflejan el amor de Dios en sus palabras y acciones. La iglesia de Cristo no debiera ser menos atractiva que un restaurante, donde los clientes son tratados como realeza y se les brinda toda clase de alimentos nutritivos. Los hijos del reino debieran proveer la mejor atención y alimento espiritual a las personas que visitan la iglesia.

El ministro, como una de las personas más influyentes de la iglesia, debe mantenerse a la cabeza de la gente magnética de la iglesia. Aunque los ministros no son la razón principal por la que las personas visitan la iglesia, ellos son una de las razones principales por las que los visitantes regresan a los servicios de la iglesia.

Los ministros o los líderes de las iglesias locales afectan profun-

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damente el poder magnético de la iglesia. Tal el sacerdote, tal el pueblo (Ose. 4:9). Las congregaciones con frecuencia asimilan la personalidad y actitud de sus líderes espirituales; rara vez una iglesia se torna magnética sin la presencia de un líder magnético.

La gente magnética no es necesariamente refinada o sofisticada; pueden ser personas humildes, sinceras y que aman genuinamente al prójimo. La persona posmoderna no está interesada en el conocimiento profundo de las Escrituras que los miembros de iglesia puedan tener; está más interesada en recibir amistad y amor genuinos. Vivimos en una sociedad en bancarrota en lo que se refiere al amor y la amistad genuinos; y las personas se sienten atraídas a lugares donde estos dos artículos se ofrecen gratuitamente y en abundancia. Jesús declaró que el amor es una de las señales de identidad cristiana más importantes Juan 13:34-35). La buena disposición y el amor genuino son imanes poderosos para atraer visitantes a la iglesia.

Programas magnéticos

La sociedad ha reemplazado el bien con el mal y ha producido contaminantes sociales que corroen la mente y apartan a la gente de los caminos que conducen a la verdadera felicidad. La ansiedad, el estrés y el temor son el producto de conductas que minan la mente y carcomen el cuerpo. Las personas afectadas por los problemas que flagelan nuestra sociedad son atraídas a programas que ayuden a enfrentar sus problemas y desafíos.

Los programas magnéticos de iglesia son orientados a ayudar a las personas a enfrentar una variedad de preocupaciones personales, espirituales y sociales. Son programas que alimentan la mente, estimulan el espíritu, tonifican el cuerpo y mejoran las relaciones.

Las iglesias magnéticas adaptan sus programas a las personas con diferentes necesidades y de diferentes edades. Estas iglesias crean estructuras de participación donde miembros del cuerpo puedan crecer, usar sus dones y donde los visitantes puedan encontrar respuestas a sus interrogantes.

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Además, es importante hacer publicidad eficaz para las actividades de la iglesia. Con frecuencia se presentan programas excelentes que son pobremente concurridos debido a la pobre publicidad. La audiencia nunca asistirá a reuniones que desconoce. Es la responsabilidad de la iglesia usar sus recursos para la publicidad de sus programas.

Edificios magnéticos

La naciente iglesia cristiana no le dio mucha importancia a lugar donde sostenían sus servicios religiosos. Conforme el evangelio se diseminaba y nuevas iglesias se formaban, éstas se reunían en casas e incluso al aire libre para sus servicios de adoración. Hoy vivimos en una sociedad más sofisticada, que pone mucho énfasis en la comodidad y la apariencia. No podemos alcanzar a la sociedad del siglo XXI con métodos del primer siglo. Las iglesias atrayentes poseen edificios funcionales, bancas o sillas confortables, baños limpios, buena iluminación y suficiente estacionamiento para cada adorador. Edificios descuidados, sin aire acondicionado en el verano, con calefacción inadecuada en el invierno y sin suficiente estacionamiento tendrán mucha dificultad para competir con iglesias que ofrezcan esas comodidades.

El santuario es el lugar donde las criaturas se encuentran con el Creador de universo; según Jehová, es su morada: "Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos" (Éxodo 25:8). La atmósfera y la apariencia de la morada del Dios debe ser digna de su presencia. El cuidado y detalle con que Jehová ordenó la edificación del Santuario en el Antiguo Testamento, indican que Dios quiere que se ejerza cuidado en la edificación y selección del lugar de adoración. El templo y el ambiente que en él reina debieran representar un pequeño cielo en la tierra.

Persuasión

La proclamación efectiva debe ir acompañada de la persuasión.

La proclamación sin persuasión es un ejercicio de aprendizaje excelente 

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pero no gana conversos. El predicador no debiera despedir a la congregación sin antes extender "fervorosos llamamientos a los oyentes para que abandonen sus pecados y se vuelvan a Cristo” Ev, 208.

La persuasión ha sido utilizada y perfeccionada a través de los siglos para inducir a la gente a tomar decisiones en direcciones positivas o negativas. En el huerto del Edén, la madre de la raza humana fue persuadida por la serpiente a que desobedeciera a Dios. En el día de Pentecostés, el apóstol Pedro utilizó la persuasión para inducir a tres mil personas a aceptar a Jesús como su Salvador (Hechos 2).

La palabra "persuasión" es utilizada con frecuencia en la Biblia, tanto para la persuasión negativa como para la positiva. En el sentido negativo es utilizada como "engañar", "persuadir", y "sobornar" (2 Reyes 18:32; Isaías 36:18; Mateo 27:20; Hechos 12:20; 14:19; 19:26). En su epístola a los habitantes de Galacia, Pablo hace referencia al uso de este tipo de persuasión: "Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama" (Gálatas 5:7-8).

En el sentido positivo, la persuasión es usada en la Biblia para conducir a las personas a "cosas mejores, y que pertenecen a la salvación" (Hebreos 6:9). Pablo estuvo persuadido de que nada lo separaría del amor de Dios (Romanos 8:38-39) y era su costumbre reunirse en las sinagogas durante los sábados para "persuadir" a judíos y griegos (Hechos 17:1-2, 17; 18:4). En el contexto bíblico, la persuasión cristiana consiste en predicar o enseñar con el fin de atraer a la gente a Cristo y que lleguen a ser cristianos responsables.

Lecciones de la persuasión de Cristo. La autoridad de los mensajes de Cristo fue instrumental en la persuasión de sus audiencias.

Las personas "se admiraban de su doctrina, porque les enseñaba como quien tenía autoridad, y no como los escribas" (Marcos 1:22).

El asombro producido por su mensaje también se fundamentaba en "su inteligencia" y sus "respuestas" (Lucas 2:47). Por su parte, Mateo hace contraste entre las enseñanzas de Cristo y las de los 

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escribas, las cuales eran dogmáticas y basadas en tradiciones humanas (Mateo 15:1-2, 8-9). Además, Jesús vivía lo que predicaba, mientras que los escribas ataban cargas pesadas y difíciles de llevar; pero que ellos no querían mover ni siquiera "con un dedo" (Mateo 23:4).

Componentes de la persuasión. La persuasión es uno de los campos académicos de estudio más antiguos. Aristóteles (383-322 d.C.) fue uno de los primeros catedráticos en estudiar el arte de la persuasión en forma sistemática. La persuasión efectiva va siempre acompañada de evidencia convincente. El solo hecho de decirle a la gente que abrocharse el cinturón de seguridad del automóvil salva vidas y que comer muchos dulces perjudica los dientes no la convencerá a tomar medidas preventivas. La mente posmoderna, que naturalmente tiende a dudar de las opiniones ajenas. requiere pruebas que conquisten su escepticismo.

Las mismas declaraciones acompañadas con demostraciones audiovisuales de la forma como el cinturón de seguridad salva vidas y evidencia científica que verifica el daño que el consumo excesivo de golosinas causa a los dientes, tendrá un efecto persuasivo más poderoso.

Cambiar las creencias de la gente requiere la presentación de evidencias irrefutables provenientes de fuentes de autoridad mutuamente aceptadas. La admisión de creencias nuevas aumenta cuando sus beneficios son inicialmente presentados en el contexto de las creencias acariciadas por la audiencia. Pablo implementó este concepto entre los atenienses en el Areópago (Hechos 17:22-23). Esta contextualización del evangelio también deparó mucho éxito a los misioneros cristianos que evangelizaron a los mayas en Centroamérica. Por ejemplo, la creencia bíblica de la existencia de un Dios que derramó su sangre por sus adeptos, podía ser relacionada en la mente de los mayas con los sacrificios humanos que éstos ofrecían a sus dioses. Tomando esto como punto de partida, los misioneros presentaron el evangelio en una forma familiar y en cierta manera compatible con las creencias nativas.

En la comunicación, la evidencia presentada al final del mensaje 

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tiene más fuerza persuasiva y es más fácilmente recordada que los argumentos presentados a la mitad o al principio del tema. Este principio debe respetarse a la hora de preparar alocuciones persuasivas. Para conducir a la audiencia a cambiar de opinión y a seguir otro curso de acción, debe presentarse la evidencia con claridad en la última parte del discurso. También es más factible que los oyentes cambien de parecer cuando se les permite que arriben a sus propias conclusiones.

La evidencia debe presentarse en forma prudente, no de manea hiriente o despectiva. Ridiculizar y mirar con desdén a los que sostienen verdades diferentes es contraproducente. La persona posmoderna acepta el derecho de toda otra persona a tener sus propias creencias. Cuando el creyente menosprecia otras ideologías o prácticas religiosas, ofende profundamente la mentalidad posmoderna.

Las palabras de Jesús: "Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa" (Luc. 14:23), han sido mal interpretadas por cristianos asfixiantes que agobian a los oyentes con reprensiones duras y prematuras sin darles tiempo para absorber el mensaje ni tomar decisiones propias. La gente de nuestros días no se siente verdaderamente convencida hasta que comprende la naturaleza de sus opciones y puede tomar una decisión inteligente.

Comprometerlos a aceptar públicamente cierta verdad para evitar ser avergonzados o ridiculizados no conduce al arrepentimiento genuino ni produce convicción.

La presentación directa de evidencia con la que el predicador satura a la audiencia de información, no produce el mismo efecto que la evidencia presentada en forma de diálogo. La participación de la congregación le permite al individuo adueñarse de las nuevas ideas y tratarlas como si fueran propias. Las apelaciones se realzan con la participación activa. Hacer que una persona se siente en un auditorio para escuchar pasivamente la presentación de doctrinas antagónicas no es la mejor manera de persuadir. Al público se le debe dar la oportunidad de argumentar a favor de sus opiniones 

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y a escuchar argumentos contrarios, de manera que pueda asentir o disentir con convicción. Esta participación del público también se puede facilitar ofreciéndose contestar preguntas y aclarar dudas en la comodidad del hogar de la persona.

Según los escritos de Pedro, la discusión de las verdades bíblicas debe conducirse con "mansedumbre y reverencia ante todo el que demande razón de la esperanza que hay en [nosotros]" (1 Pedro 3:15). Pablo añade que debemos ser "retenedores de la palabra fiel... para que también [podamos] exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen" (Tito 1:9). Los diálogos que se desarrollan en pequeños grupos de discusión son más persuasivos que los monólogos en que el persuasor habla sin permitir que la audiencia opine.

La persuasión se rige por fórmulas o pasos que, de seguirse apropiadamente, garantizan el éxito del persuasor. Se trata de un proceso que requiere la interacción de varios factores importantes: el persuasor mismo, el mensaje y el receptor. Cada uno de estos factores será estudiado separadamente en las siguientes páginas.

El persuasor

El persuasor es un agente principal del proceso de la persuasión. Aristóteles enseñó que la impresión creada por el orador durante un discurso constituía la fuente de persuasión más poderosa.

La asistencia a reuniones de carácter persuasivo puede verse afectada cuando las dirigen predicadores legalistas, liberales o dogmáticos. Algunas de las características de los persuasores universalmente aceptadas son: autoridad, dinamismo, elocuencia, honestidad, carisma y carácter.

Aunque el impacto de los persuasores sobre la audiencia puede cambiar con el paso del tiempo, el concepto que los oyentes tengan del predicador en el momento de la alocución determinará los resultados finales. La opinión de la audiencia acerca del tema o el presentador puede cambiar durante la transmisión del mensa para bien o para mal.

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El refrán afirma que "el que dice algo es tan importante como lo que dice". El mensajero hace el mensaje. Las acciones hablan más fuertemente que las palabras. La gente se inclina a aceptar con más facilidad las palabras de personas que admiran y respetan. Por otro lado, la gente tiende a menospreciar las enseñanzas de las personas en las que no confía.

La credibilidad es fundamental en la persuasión. Las predicaciones persuasivas fracasan o triunfan según el nivel de respeto que la audiencia siente por el predicador. El cambio de opinión en la dirección sugerida por el persuasor varía en proporción directa a su credibilidad. Cuanta más alta sea ésta, mejores serán los resultados.

La evidencia presentada por persuasores respetados es generalmente aceptada sin crítica alguna. La gente asume que los mensajes de estos comunicadores son un reflejo correcto de la verdad.

No todos los predicadores gozan del respeto total de la audiencia, pero es evidente que la percepción que la audiencia tiene del predicador determinará en gran medida la forma como el mensaje será recibido.

La concurrencia debe creer en el persuasor antes de creer en su mensaje. La gente por naturaleza juzga al prójimo a priori. La persona empieza a formular opiniones del predicador aun antes que comience a hablar. Lo que el público piensa del mensajero puede influir en lo que piensa del mensaje. Desea saber cuál es la motivación del predicador. Por esta razón, el representante del evangelio debe vivir una vida transparente en la que los motivos sean conocidos abiertamente por los oyentes. La falta de sinceridad engendra desconfianza.

Los persuasores empiezan a ser juzgados en base a su contacto con el público. El criterio que la persona se forma de ellos se basa en rumores, apariencia, tono de voz, nacionalidad, y en una gran variedad de elementos que son importantes para cada oyente. Este criterio puede edificar o minar sus presentaciones. La decisión de aceptar o rechazar el mensaje del persuasor la determina la opinión que la audiencia tiene del mensajero.

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El público se persuade más fácilmente con predicadores afines a sus necesidades y con quienes comparte elementos en común.

Aunque pueda interesarse en escuchar a personas de un trasfondo diferente por curiosidad, generalmente se siente atraído por gente de su misma clase social, raza, nacionalidad y cuyo trato social se asemeja al propio. Los predicadores arrogantes que se creen superiores a la audiencia no son bien aceptados. La humildad y la sencillez en el predicador son características que la gente recibe mejor que el engreimiento y la presunción.

Los persuasores no deben dar por sentado que cada persona de la audiencia tiene una opinión positiva de ellos. La aceptación de la audiencia no es conferida o heredada, debe ganársela. Por otro lado, la integridad es muy difícil de falsificar. Con el fin de crear en la audiencia una disposición favorable, puede haber predicadores que traten de manifestar lo que no son. Sin embargo, la falta de sinceridad y honestidad es fácilmente detectada por el público.

Para transmitir un carácter favorable, el orador no solo debe predicar con integridad, sino que también debe practicar lo que predica.

La información favorable que se tenga acerca del predicador, su educación, sus logros, y su experiencia, puede influir favorablemente en la actitud de los oyentes.

Las características positivas del orador pueden ser diseminadas por los medios de comunicación masiva, o por testimonio personal antes del comienzo de las reuniones. Esto ayudará a eliminar posibles prejuicios que se tengan hacia los predicadores y para crear una actitud positiva hacia ellos.

Estos principios se aplican a toda relación humana que tenga el fin de persuadir a una de las partes. En su contacto con sus vecinos o compañeros de trabajo, el creyente debe actuar con afecto y sinceridad, no solo para ganarse la confianza de las personas, sino porque su vida ha sido bendecida por la presencia de Dios y la incorporación de los principios contenidos en su Palabra.

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El mensaje

El mensaje del persuasor debe ser de tal naturaleza que el receptor lo pueda entender con claridad. Los mensajes estructurados a tono con el proceso natural del aprendizaje son los más fáciles de absorber y fijan el fundamento de la persuasión. Las presentaciones respaldadas con evidencia sólida y razonamientos claros aumentan las posibilidades que el mensaje sea aceptado.

Lo que puede ser claro para el persuasor quizá no lo sea para la congregación. La gente se formula dudas interiormente y crea actitudes acerca de otras personas, eventos e ideas. Las actitudes forman el criterio por el cual se juzga a las personas y sus creencias. Si el mensaje se opone a las nociones que poseen los oyentes, puede ser visto con prejuicio y aun rechazado.

Por esta razón, la idea central debe comunicarse apropiadamente sin que levante murallas de prejuicio. Los discursos que critican o denigran públicamente lo que la audiencia considera sagrado o importante, generalmente provocan recelo y muchas veces rechazo por parte de las personas ofendidas. Las creencias opuestas son más fácilmente aceptadas cuando se presentan teniendo como base otras creencias afines entre el creyente y su audiencia.

El mensaje debe ser predecible y convincente. La audiencia debe tener desde el principio una idea acerca del curso que el mensaje seguira. La previsibilidad ayuda a eliminar los posibles chascos que causan los mensajes contrarios. Al público no le gusta ser manipulado. El incremento progresivo de conceptos nuevos es necesario para aminorar la resistencia a ciertas verdades. La presentación dosificada de ideas nuevas que promueven pequeños cambios en la forma de pensar es más aceptable. Los cambios paulatinos durante períodos de tiempo sustanciales permiten a la audiencia absorber inteligentemente doctrinas que rechazaría si se presentaran prematuramente. Atiborrar a los oyentes con nuevas creencias no es prudente. El ejemplo de Jesús advierte contra este error pedagógico (Juan 16:12).

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La repetición es la madre del aprendizaje. Los puntos clave del mensaje deberán reiterarse de diferentes maneras, utilizando diferentes palabras y tácticas. De esta forma, si el mensaje no es entendido de un modo, podrá ser entendido de otro. El uso de ilustraciones y medios audiovisuales facilitan la comprensión del mensaje. Un cuadro dice mil palabras. Jesús habló en parábolas y utilizó eventos de la vida cotidiana para ilustrar sus mensajes.

La asociación del mensaje con eventos experimentados por el público en la vida cotidiana hace que aquel sea más relevante y aceptado.

En el Nuevo Testamento, la palabra logos es usada para designar el contenido de las Escrituras (Mateo 15:6; Juan 10:35; Romanos 9:6). La persona y las palabras de Jesús son el Logos encarnado que existe desde el principio Juan 1:1, 14; Colosenses 3:16). En el pensamiento filosófico griego, la palabra se define como "el arte de argumentar o de hablar en público"

Los filósofos griegos basaban sus discusiones en las reglas que gobiernan la lógica, las cuales dan atención especial al contenido, la forma y la expresión oral de las ideas. Este tipo de apelación es convincente debido a que evita ambigüedades y expresa las ideas con precisión. También presenta la verdad en forma ordenada y desenreda conceptos nuevos y complicados con ideas que estimulan el pensamiento y convencen a la audiencia.

En círculos cristianos, las apelaciones deben mantener fidelidad a los principios morales estipulados por la Palabra de Dios.

Una apelación puede ser lógica, bien estructurada y convincente; pero si su contenido contiende contra las enseñanzas de la Biblia, debe descartarse.

Los primeros apologistas cristianos encontraron en el concepto de logos un recurso conveniente para alcanzar a los paganos que se afiliaban a la filosofía griega. Usaron el contexto filosófico en el que se usaba este vocablo para que aceptaran al logos proclamado en el Nuevo Testamento. Este método no fue siempre exitoso.

Cuando Pablo predicó el evangelio en Atenas, combatió la lógica con la lógica, 

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la ciencia con la ciencia y la filosofía con la filosofía; pero la cosecha evangelística fue insignificante. Esos resultados pobres impulsaron al apóstol a cambiar su estrategia en Corinto.

En esta ciudad cosmopolita decidió evadir argumentaciones elaboradas y concentrar su predicación en mensajes cristocéntricos, desprovistos de "humana sabiduría", pero llenos del poder que otorga el Espíritu Santo (1 Corintios 2:2, 4; 1:23).

El propósito de la persuasión en la religión cristiana es invitar a la gente a edificar su vida en Cristo. No es suficiente que la gente escuche la predicación del evangelio y que sea persuadida a aceptar algún credo. Cada ser humano necesita doblar las rodillas a los pies de Jesús y aceptarlo como su Rey. Necesita ser conducido a la encrucijada donde los caminos de la salvación y la perdición se cruzan, y se lo debe invitar a seguir el camino estrecho que conduce a la vida eterna (Mateo 7:13, 14).

El receptor

La persuasión cristiana apropiada descansa en dos premisas básicas: que los persuasores conozcan el mensaje que predican y a la gente que pretenden alcanzar. La información que se recoja a través del análisis de la congregación provee al mensajero el conocimiento necesario para ofrecerle temas que sean pertinentes y edi-ficantes. También le ayudará al orador a adaptar su estilo de predicación para que sea aceptado por los oyentes.

El objetivo de la persuasión es influir en la congregación para conseguir su apoyo. Sin embargo, depende de la congregación aceptar o rechazar al persuasor. Cuando llega a la reunión, la audiencia lleva consigo conceptos preestablecidos acerca de la verdad, la música, la vestimenta, la comunicación y qué es un buen comunicador. Las imágenes mentales que los oyentes llevan al auditorio son inmediatamente comparadas con lo que ven, oyen y experimentan durante las reuniones. Esta comparación los lleva a adoptar decisiones internas que no siempre se exteriorizan. La conclusión final proviene de un sinnúmero de factores sociológicos,

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emocionales, circunstanciales y conceptuales. Este es un hecho que convierte a la persuasión en una ciencia tan intrincada y determina el nivel de dificultad que implica persuadir a una persona particular.

En la parábola del sembrador, Jesús introdujo la noción de que existen distintos niveles de interés en las personas. La receptividad está determinada por el trasfondo intelectual, emocional y cultural de las personas. La gente con alta estima propia generalmente es menos susceptible al cambio que la gente de baja estima propia.

Las personas de alta estima propia con frecuencia confían en sus propias creencias y no ceden con facilidad a los puntos de vista opuestos del expositor.

El persuasor cristiano, por medio de la proclamación, transmite un mensaje transformador que analiza y eventualmente absorbe el interés de la audiencia. La habilidad de comprender y aceptar el mensaje varía de una audiencia a otra. Las personas con creencias calcificadas y tradiciones arraigadas son menos influenciables. La gente de más edad, que ha acariciado creencias en particular por muchos años, se persuade más difícilmente que la juventud de mente más abierta, que todavía no tiene sus opiniones bien cimentadas.

La fuerza que motiva el cambio del individuo descansa en su sistema nervioso, no en el ambiente. Sin embargo, el ambiente puede afectar las emociones internas del ser humano. El drama, la música y los testimonios emotivos pueden producir una atmósfera que facilite el cambio. Escuchar a personas que recientemente superaron obstáculos similares a los que experimenta el oyente, puede inducirlo a seguir el consejo y ejemplo de los vencedores.

Debe recordarse que lo que motiva a ciertas personas a veces les motiva a otras. Hay personas que son motivadas con argumentos racionales y no por llamados que apelan a los sentimientos; mientras que otras son motivadas en forma opuesta. Existen también personas en el público que requieren que se apele simultáneamente a sus sentimientos y a su razonamiento

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Un método equivocado de conseguir decisiones puede traer resultados nada deseables. Las personas no creyentes pueden sublevarse contra el predicador y el evangelio cuando se trata de moldear su opinión prematuramente. Las apelaciones persistentes que arrinconan a la gente en situaciones sofocantes son la vacuna principal contra la persuasión. El persuasor efectivo debe demostrar amor y paciencia, y debe darle tiempo al oyente a absorber el mensaje.

La persuasión es un aspecto fundamental del evangelismo que debe ser considerado con cuidado por los testigos de Cristo. Es la clave para cambiar las actitudes, creencias y comportamiento de las personas. La persuasión cristiana, en particular, no descansa únicamente en estrategias retóricas o habilidades humanas; depende principalmente del poder del Espíritu Santo, quien convence a las personas de pecado, justicia y juicio.

Asimilación

Históricamente, el evangelismo se ha caracterizado por esfuerzos enfocados en atraer y bautizar personas, y no en mantenerlas.

El evangelismo ordenado por Jesús es más que enlistar a personas en el ejército de Cristo; requiere también prevenir que esas personas abandonen las filas de la iglesia. El evangelismo bíblico consiste en buscar a las almas perdidas, atraerlas al cuerpo de Cristo, persuadirlas a que se entreguen a él a través del bautismo y mantenerlas activas en el redil de la iglesia. Jesús eligió a sus discípulos para que llevaran fruto y que ese fruto permaneciera (Juan 15:16).

La defección de miembros es una epidemia que constantemente diezma la feligresía de la iglesia adventista. Solo en Norteamérica, se estima que en la mayoría de los sábados, menos del cincuenta por ciento de los miembros está presente en los servicios de adoración. La pérdida de miembros en los Estados Unidos es de tal magnitud, que se calcula que durante la primera década del siglo XXI, aproximadamente cien mil iglesias cristianas cerraron sus puertas.

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La asimilación es un término biológico que hace alusión a la incorporación de los alimentos en el cuerpo. Una vez que los alimentos son metabolizados, el cuerpo los absorbe y llegan a ser parte del mismo organismo que los ingiere. La asimilación de miembros en la iglesia significa recibir a la gente como parte del cuerpo y absorberla en la comunidad de creyentes. Las personas que abandonan la iglesia son generalmente personas que no han sido asimiladas.

Elena G. de White escribió que la asimilación es una ley de la naturaleza humana ordenada por Dios, a la cual Satanás se opone incansablemente.

También propuso que las almas recién convertidas deben ser tratadas como bebés, con atención cuidadosa y ayuda constante. Sin nuestras oraciones y apoyo, estos bebés en Cristo pueden ser víctimas de las tentaciones del diablo. Necesitan ser visitados para que se mantengan firmes en la fe. 4TI, 72.

Estructuras de participación

La asimilación es responsabilidad de la congregación, la cual debe crear un ambiente apropiado para que cada miembro pueda desarrollar su potencial en Cristo. La creación de estructuras de participación donde cada miembro del cuerpo pueda involucrarse en la misión de la iglesia es fundamental en la retención de miembros. Después del bautismo, las personas corren el riesgo de convertirse en espectadores en un sistema que no conocen muy bien.

Involucrarlos en el ministerio requiere la asignación de trabajos o funciones.

Una vez que una persona ingrese a la iglesia, debiera buscársele un lugar de trabajo dentro de la nueva comunidad de creyentes. La inactividad no solo paraliza el desarrollo individual del miembro, sino que la energía y talento que posee no son canalizadas para el beneficio de la iglesia.

La inactividad y la crítica. La inactividad en la iglesia es frecuentemente relacionada con la falta de oportunidades de trabajo. Las iglesias normalmente no tienen suficientes cargos oficiales

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para cada miembro de iglesia. Una vez que los nombramientos anuales finalizan, un gran porcentaje de miembros queda sin responsabilidades formales. La falta de oportunidades de servicio en la iglesia contribuye al malestar general y al enfriamiento espiritual. Pablo asocia la inactividad en la iglesia con los males de la crítica (1 Timoteo 5:13). Esta inactividad es aprovechada por Satanás, quien impulsa a los miembros ociosos "a la crítica y la murmuración" 3JT, 304.

Los grupos pequeños y la asimilación. Los grupos pequeños históricamente han sido muy efectivos para la asimilación y retención de miembros. Las relaciones personales que se desarrollan en estas pequeñas reuniones fomentan el diálogo, la confianza mutua y la participación. El libro de los Hechos contiene varias referencias a cristianos que se reunían en las casas para enseñar y predicar las buenas nuevas de Cristo (Hechos 5:42; 12:12). Una ventaja de los grupos pequeños consiste en su versatilidad y adaptación. La iglesia puede organizar grupos pequeños con una infinidad de propósitos, de manera que puedan albergar a miembros del cuerpo con diferentes inquietudes y necesidades. Por ejemplo, grupos de jóvenes, de estudio, de oración y de madres solteras.

El papel de la capacitación

La iglesia cristiana creció como un movimiento laico en el que Jesús capacitó a cada miembro para el trabajo. La capacidad de diseminación del cristianismo descansa en la capacitación de sus miembros para el trabajo. Cristo duró más de un año en reclutar a los doce apóstoles y le llevó más de dos años en capacitarlos para el ministerio. Pero una vez que fueron capacitados, el evangelio fue predicado en todo el mundo habitado de la época (Colosenses 1:6, 23). El ejemplo de Cristo en la formación de miembros para la proliferación del evangelio debe emularse hoy día.

Hay un dicho común que encierra una realidad: "Ningún ser humano nace sabiendo. Los miembros de iglesia deben ser ins-

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truidos para aprender los rudimentos del evangelio y la iglesia debe ser parte integral de este proceso de capacitación. "Cada iglesia debe ser una escuela práctica para obreros cristianos" en la que sus miembros sepan " dar estudios bíblicos", auxiliar a los necesitados y "trabajar en favor de los inconversos"13 Esfuerzos para capacitar a los miembros de iglesia no deben retrasarse.!

Barreras de la capacitación.

La capacitación de miembros de iglesia para el ministerio, a pesar de la claridad con que se presenta en el ministerio de Cristo, es poco practicada. Una de las razones por las que los ministros rehúsan capacitar a los miembros de iglesia es la percepción errónea del clericalismo: la dependencia excesiva en el ministro para el cumplimiento de la misión de la iglesia. Muchos miembros de iglesia piensan que los ministros de tiempo completo son los únicos capacitados para el ministerio. Desafortunadamente, hay ministros que imparten este sentir y se niegan a delegar responsabilidades ministeriales.

El consumismo es otra aberración que se impone a la capacitación de los miembros para el ministerio. Esta creencia está basada en la presuposición de que los miembros de iglesia, con sus ofrendas y diezmos, pagan para que los ministros de tiempo completo cumplan con el trabajo de la iglesia.

La capacitación y la madurez cristiana. El apóstol Pablo, en su epístola a los efesios, sostiene que los miembros deben ser capacitados para la edificación del cuerpo y "para la perfección de los santos" (Efesios 4:11, 12). Elena G. de White añade que "los nuevos inversos necesitarán ser instruidos por fieles maestros de la Palabra de Dios, para que aumenten en conocimiento y en amor a la verdad, y crezcan hasta la plena estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús" Ev, 248.

La Sra. White escribió acerca de la importancia de preparar con esmero a los conversos, en vez de hacer tanto énfasis el número de bautismos. "Dios preferiría que hubiese seis perlas cabalmente convertidas a la verdad antes que sesenta que lo profesasen y no fuesen verdaderamente convertidas" OE, 383.

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El papel de los mentores

La mayoría de los cristianos pueden remontar sus raíces espirituales directamente a algún amigo o familiar a quienes consideran como sus mentores en la fe.

Estudios indican que aproximadamente el setenta por ciento de las personas que se integran a una nueva iglesia lo hacen por la calidad de las relaciones que encuentran en la congregación. Los mentores no solo introducen a los recién bautizados al conocimiento de Cristo, sino que son los vehículos mediante los cuales los recién bautizados pueden establecer amistades significativas entre los otros creyentes. Una buena relación con los mentores espirituales durante el proceso del discipulado puede acelerar la asimilación de los conversos.

La asimilación empieza antes del bautismo. La preparación pre-bautismal es importante en la solidificación de miembros saludables. Durante esta etapa los candidatos aprenden las verdades del evangelio, se familiarizan con la iglesia y empiezan a establecer relaciones importantes con otros miembros del cuerpo.

Los nuevos miembros de iglesia naturalmente comparan la calidad y cantidad de las amistades antes y después del bautismo y tienden a retornar a las relaciones en las que se sienten aceptados.

Las congregaciones debieran iniciar la asimilación de los conversos antes del bautismo, en cuanto empiezan a visitar la iglesia, de manera que las personas se sientan completamente asimiladas una vez que son aceptadas formalmente en el cuerpo de creyentes.

Protección contra los lobos rapaces. Un mentor es alguien que advierte de los peligros y las asechanzas del enemigo y alguien quien está disponible en momentos de duda y tentación. Los miembros de iglesia deben ser confirmados, educados y establecidos "como soldados bien adiestrados que sepan hacer frente a los ataques del enemigo y vencerlo". Sin embargo, esto no es lo que normalmente ocurre en las iglesias. Con frecuencia, las personas recién bautizadas son abandonadas sin "alimento y cuidado, como presa para los lobos rapaces, o para que sean el blanco sobre el cual el enemigo abra fuego". 

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Este es "un procedimiento pobre" que debiera evitarse”. Ev, 250.

La asimilación de miembros es más que la adición de nombres a los registros de la iglesia; la asimilación de miembros requiere instrucción constante y la delegación de responsabilidades en la iglesia. La delegación es más efectiva cuando los voluntarios reciben asignaciones en áreas de trabajo en la que tienen afinidad y cuando son capacitados para cumplir sus responsabilidades. La distribución del trabajo entre los miembros tiene el potencial de disminuir la ociosidad, fomentar la participación y contribuir al crecimiento de la iglesia.

La diseminación del evangelio y la asimilación de miembros deben marchar juntas. Solo los miembros que conocen el evangelio y han experimentado un encuentro genuino con el Salvador pueden cumplir con éxito el mandato de la evangelización. El evangelismo empieza antes del bautismo y es promovido por gente que tiene el amor de Cristo en sus corazones. Los testigos de Cristo son personas que asisten regularmente a la iglesia y apoyan sus actividades.

Sugerencias para la evangelización

Los principios universales para la evangelización presentados en este capítulo son fundamentales en la formulación de estrategias y métodos para la predicación del evangelio. En el área de la penetración, la utilidad de los medios de comunicación masiva es extraordinaria. La tecnología usada en estos medios de difusión puede hacer a la iglesia más visible y puede familiarizar a las audiencias con las buenas nuevas en la comodidad y privacidad de sus hogares.

La capacidad de penetración de los medios de comunicación masiva la determina la temática y la calidad de la programación. La gente secular y posmoderna normalmente no sintoniza programas de carácter religioso; estos programas despiertan la curiosidad de cristianos de otras denominaciones pero no 

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necesariamente atraen a personas que no creen en el absolutismo doctrinal cristiano. La programación apropiada para penetrar a la mente posmoderna debe responder a los intereses de las personas que se pretende alcanzar. Al posmoderno en particular le interesa escuchar acerca de temas tales como la conservación del medio ambiente, la salud y asuntos que le ayuden a mejorar su calidad de vida.

La debilidad de los medios de difusión para establecer relaciones puede ser complementada con el evangelismo de la amistad.

Casi todo ser humano responde bien a la amistad genuina; por esa razón, las iglesias que más crecen son las que tienen miembros amigables. Las estrategias de penetración deben adaptarse al tiem-po, lugar y a las características de la gente.

Además de la función de exponer a las personas al evangelio, la iglesia debe idear formas de atraer a la gente a la iglesia. La atracción empieza con los miembros de iglesia, incluyendo a los dirigentes. Cada miembro debe convertirse en un imán para atraer a los no creyentes y persuadirlos a aceptar a Jesús como su Salvador personal. Los grupos pequeños proveen una plataforma eficaz en miembros de iglesia pueden ser asimilados y en la que convertirse en cristianos responsables.

Las congregaciones tienen la responsabilidad de alcanzar a la gente que vive en sus comunidades a través de estrategias adaptadas al ambiente. Ninguna estrategia individual podrá atraer a todas las personas; por eso, las iglesias exitosas ofrecen una diversidad de actividades y programas. La invitación de profesionales y expertos en áreas sociales y de la medicina para ayudar a la gente a bajar de peso, abandonar estupefacientes y lidiar con el estrés son algunas actividades efectivas para atraer a las personas a la iglesia.

"El mandato dado a los discípulos no es dado también a nosotros. Hoy día, como entonces, un Salvador crucificado y resucitado ha de ser levantado delante de los que están sin Dios y sin esperanza en el mundo. El Señor llama a pastores, maestros y evangelistas" SC, 30.

Guía de estudio

• Mencione los cuatro principios de evangelización estudiados en este capítulo.

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En su opinión, ¿qué métodos son los más efectivos para llevar la gente a la iglesia?

¿Qué actos de amistad cree usted que son útiles para penetrar en los hogares de las personas?

• Mencione cuatro imanes que aumentan el atractivo de la iglesia local.

• Mencione dos factores importantes relacionados con la asimilación de los miembros de iglesia.


Norton, Ricardo. Cómo alcanzar al mundo de hoy (Buenos Aires:ACES, 2011), 108-135.

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