By
Erton Kohler
I. SALVACIÓN DISPONIBLE
"Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás" (Eclesiastés 11:1).
Dios utiliza medios diferentes para alcanzar a personas diferentes. Algunos aceptan rápidamente, y otros se demoran un poco más. Pero cuando alguien lanza el "pan sobre las aguas", Dios da el resultado, incluso de maneras inesperadas.
Así ocurrió con José Carlos Lopes. Dios lo encontró cuando se desocupaba un depósito para una reforma. Durante la limpieza, José encontró un ejemplar abandonado del libro El conflicto de los siglos. Lo llevó a su casa y lo entonces hizo una investigación en Internet y encontró varias referencias que relacionaban a Elena de White con los adventistas del séptimo día.
Algunos años después, José Carlos tuvo otro encuentro con la Iglesia Adventista. Un día, haciendo zapping por los canales del cable, encontró el canal Nuevo Tiempo. Se interesó mucho en la explicación de las profecías y contó. "Al final del programa Descifrando el futuro, el predicador hizo una invitación para que los espectadores visitaran la Iglesia Adventista. Y yo acepté".
Lopes acudió nuevamente a Internet y allí encontró la dirección de la Iglesia Adventista Central de Taguatinga, en el Distrito Federal, bastante cerca de su casa. Un miércoles por la noche fue hasta allí, pero como pensaba que no estaba con la ropa adecuada para el culto, se fue.
Sin embargo, Dios ya estaba actuando en otra manera de alcanzarlo.
Benevaldo Barreiros había estado orando para que el Espíritu Santo le mostrara a una persona a la cual él le pudiera dar estudios bíblicos. Su oración recibió la respuesta cuando se encontró con José Carlos en la cochera de su edificio.
José Carlos descubrió que en su edificio vivía un adventista. Benevaldo lo invitó a ir a la iglesia el sábado siguiente. Desde entonces, comenzó a estudiar la Biblia y a asistir a los cultos. El 4 de marzo de 2015, se bautizó.
Su caminata comenzó con un ejemplar del El conflicto de los siglos que encontré en la basura, también incluyó el uso de Internet y la TV Nuevo Tiempo; hubo también contacto personal con un vecino y, finalmente, la participación de la iglesia, donde él pudo conocer mejor la Biblia y toma su decisión.
Dios espera que usemos todos los medios para cumplir la misión que nos encomendó. Tal vez algunos parezcan no dar resultados, pero el pan lanzado "sobre las aguas" se encontrará en el momento indicado. No pierdas oportunidades, debes estar siempre preparado para compartir nuestra esperanza.
II. UN MENSAJERO INSISTENTE
"Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno" (Eclesiastés 11:6).
"Un libro misionero me cambio la vida. Todo comenzó en 2005, antes de conocer a Dios y la iglesia". La vida de Karen era un caos, un completo desorden. Ella no sabía lo que era tener paz. Un día perdió completamente la motivación y las ganas de vivir. Cayó en una depresión profunda y pensaba que su vida iba de mal a peor. Sus amigos, parientes, su esposo y hasta sus hijos se empeñaron en hacer algo por ella, pero nada funcionaba. Parecía no haber salida, todo estaba perdido.
Cierto día, Karen estaba en la casa de sus suegros y, de repente, Estela Sosa llegó con un libro misionero para entregárselo a la familia. Karen no creía en nada, solo en las cosas que podía hacer por ella misma, pero le gustaba mucho leer.
Ni bien empezó a leer, se dio cuenta de que cada página hablaba a su corazón. El libro estaba siempre delante de ella. Se mudó cinco veces de casa, pero el libro siempre "aparecía". Ella cuenta: "Un día, sentada en la sala de mi casa, vi el libro entre los otros libros. Fui hasta el estante, tomé el libro y dije: ¿Quieres que haga lo que dices? Muy bien. Entonces lo haré.
Habían pasado nueve años desde que Karen recibió el libro. Recién después de todo ese tiempo ella decidió buscar a Estela y asistir a la iglesia adventista del séptimo día más cercana a su casa. Luego del primer sábado, su vida comenzó a cambiar. Algunos meses después, ella aceptó el bautismo. Ninguno de sus médicos, amigos, parientes, ni siquiera su familia, podía creer en el inmenso cambio por el que ella había pasado.
Karen Abate se bautizó el 22 de noviembre de 2014 y hoy asiste a la Iglesia Adventista de Las Piedras, en Uruguay. Es directora del Ministerio del Niño, maestra de Escuela Sabática y líder de Grupos pequeños. Ella no pierde la oportunidad de salir a las calles, en el Impacto Esperanza, a entregar libros que pueden salvar otras vidas, así como sucedió con ella.
¡Qué tremenda oportunidad nos ofrece Dios! Únete a Karen y a miles de otros adventistas y participa de esta experiencia maravillosa de llegar a la vida de las personas con la mayor de todas las esperanzas.
III. LA MISIÓN UNE A LAS PERSONAS
Al servir a la iglesia como líder, me siento muy agradecido a Dios y a todos los que han dedicado su tiempo, su influencia, sus dones y recursos para cumplir la misión de manera tan relevante en este territorio Nuestro desafío es continuar trabajando para el Señor y permanecer unidos en la misión.
En cada iniciativa misionera de la iglesia, se hace más evidente para mí que, cuando actuamos juntos, somos más fuertes, vamos más lejos y llegamos más rápido. Hemos pensado y realizado grandes proyectos para Dios porque nuestra misión grandiosa hace que esas acciones sean indispensables. Muchos pequeños proyectos aislados se diluyen y pueden volverse insignificantes. Sin embargo, cuando la iglesia une fuerzas en un gran proyecto, nos hacemos relevantes y ampliamos nuestra influencia.
El Impacto Esperanza es un ejemplo de esto.
En este proyecto, lo más impactante es ver cómo la misión une a las personas. En uno de los lugares que visité durante la distribución de libros en un determinado año, escuché el siguiente comentario: "Teníamos muchos problemas por aquí, pero el Impacto Esperanza nos unió. Pusimos nuestras energías en la misión, y los problemas perdieron su importancia". De eso se trata la misión. ¡La misión une personas!
La fórmula de David Livingstone todavía tiene vigencia en la actualidad: "El mejor remedio para una iglesia enferma es ponerla a dieta misionera". ¿Te diste cuenta de que cuanto más tiempo invertimos en la misión, menos problemas tenemos para resolver en las reuniones de las Juntas Directivas?
El predicador Dwight Moody solía decir que cuando alguien no está involucrado en la misión "es como un bombero que corre hasta un edificio en llamas solo para enderezar un cuadro en la pared".
Y Charles Spurgeon fue aún más contundente: "Si tú no estás llevando a nadie al Cielo es porque no estás yendo hacia allá".
En este momento en el que enfrentamos el desafío de la unidad de la iglesia tanto a nivel mundial como local, necesitamos reforzar el compromiso con la misión, siempre recordando que "el fin de todas las cosas está cerca, y lo que tenga que hacerse por la salvación de las personas debe hacerse rápidamente" (Perto do Céu [Cerca del cielo], 69). Por medio de la misión, Dios une a las personas. Únete a Dios y a sus siervos en la gran obra de la predicación del evangelio.